Javier Milei es responsable directo de la cripto-estafa millonaria que ha afectado a miles de personas

Lo que ocurrió el pasado viernes en Argentina reviste de una gravedad tremenda. El presidente del país, Javier Milei, promocionó a través de la red social X la inversión en una criptomoneda que ha provocado, en cuestión de horas, pérdidas millonarias a más de 44 mil personas. Prácticamente todo ese dinero, más de 87 millones de dólares, se lo han llevado crudo 9 personas, precisamente las promotoras de la criptomoneda, siendo su número uno conocido del propio presidente de Argentina.

Todo empezó el viernes pasado con la creación de un proyecto denominado “Viva La Libertad” por parte de la sociedad radicada en Panamá Kip Network Inc, que venía acompañado de la emisión de una nueva criptomoneda denominada “Libra”. El propietario de esta compañía conoce bien a Javier Milei porque participaron conjuntamente en el TechForum en octubre de 2024. Solamente tres minutos después de crearse el proyecto, el presidente de Argentina publicó un mensaje en la red social de Elon Musk animando a invertir en él, asegurando que todo el dinero recibido se dedicaría a “incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos”. Esto, ya de por sí, no sólo no es ético, sino que es constitutivo de delito: el presidente de un Estado no puede incentivar ni anunciar ninguna inversión privada debido al claro conflicto de intereses que ello conlleva.

Por supuesto, siguiendo dichas recomendaciones, muchas personas (especialmente jóvenes seguidores del presidente autodenominado libertario y familiarizados con los criptoactivos, coloquialmente denominados “criptobros”) comenzaron a invertir sus ahorros en la criptomoneda Libra, disparando su valor en sólo cuestión de unas pocas horas. Algunos creyeron que estaban multiplicando sus ahorros a velocidad de vértigo, cuando en realidad lo único que estaban haciendo era nutrir los pocos tokens emitidos por los impulsores del proyecto: el más importante de ellos (¿quizás su promotor?) tenía la mitad; los 10 propietarios más importantes tenían el 87% del total, lo que supone una concentración muy elevada para este tipo de criptomonedas (ya que los promotores suelen concentrar el 10-15% del total).

Y, de pronto, solamente unas cinco horas después de que el proyecto echara a andar, los promotores de la criptomoneda liquidaron todas sus posiciones y la cotización se hundió hasta prácticamente valer 0 dólares. Toda esa gente que había metido su dinero lo había perdido todo de un plumazo, y los promotores se lo han llevado crudo. Nada nuevo bajo el sol: se trata de una típica estafa piramidal muy conocida y empleada en el mundo de las criptomonedas que se denomina “tirar de la manta”.

Estamos hablando que sólo nueve personas, promotoras del proyecto, han ganado en apenas unas horas 87 millones de dólares, mientras que más de 44.000 personas han perdido todo lo que aportaron. 

Tras comprobarse la estafa, Milei borró el tuit, pero sin pedir perdón y diciendo que él “no había interiorizado los pormenores del proyecto” y que “no tenía vinculación alguna”. Algo muy difícil de creer cuando fue el primero en anunciar el proyecto (el dominio web se había creado apenas unos minutos antes), cuando incluyó en su mensaje la dirección de contrato inteligente de la criptomoneda (equivalente a un IBAN para hacer la transferencia bancaria) porque al ser nueva no aparecía en ninguna lista -lo que por cierto es una técnica de publicidad típica en este tipo de criptomonedas-, y cuando mantuvo el mensaje fijado en su perfil durante horas, otorgándole máxima importancia. No fue un apoyo anecdótico o superficial: fue un apoyo planificado y rotundo.

La oposición ya ha solicitado un juicio político por la gravedad de la situación, y es muy probable que tenga implicaciones judiciales porque la responsabilidad directa del presidente de Argentina es innegable. Al fin y al cabo, cualquiera puede crear una criptomoneda con unos pocos dólares, lo difícil es lograr que la gente confíe en ella porque es bien sabido que se suelen utilizar para estafar, y si tanta gente ha invertido en esta ha sido por el anuncio y apoyo explícito y rotundo del presidente de gobierno. Sin dicha maniobra, probablemente la criptomoneda habría pasado igual de desapercibida que pasan muchas otras. De hecho, muchos usuarios de criptomonedas y también muchos seguidores de Milei, conscientes de que todo apuntaba a la típica estafa, quisieron creer durante horas que su cuenta había sido hackeada, lo cual quedó descartado por el mismo Milei al dar explicaciones. También es importante tener en cuenta que esta criptomoneda no era una memecoin como la de Donald Trump, que son tomadas prácticamente como un juego por su poca confianza y alto riesgo; en este caso era una “alt coin” que fue presentada por el propio presidente del gobierno como un proyecto privado serio de empresas argentinas que impulsaría la economía del país. De hecho, según Bloomberg Línea Argentina, Milei les habría confirmado en un mensaje de texto que el “proyecto es real” y que implicaba “puro financiamiento privado”.

Además, resulta que no es la primera vez que Javier Milei promociona una estafa en criptomonedas: la más conocida es la de CoinX en 2021 al poco de ser elegido diputado, de la cual tampoco pidió disculpas ni asumió ninguna responsabilidad a pesar de que, tras el anuncio de la Comisión Nacional de Valores (CNV) de Argentina de que la empresa operaba sin autorización, CoinX echó el cierre sin devolver el dinero a sus inversores. La diferencia es que entonces sí reconoció que había cobrado por la publicidad más de 10 mil dólares, lo cual es una costumbre entre influencers y famosos. También se sabe que antes de iniciar su andadura por la política publicitó en Twitter el token $VULC de su sponsor en Instagram y cofundador de TechForum Novelli para un supuesto videojuego Vulcano, algo que también fue denunciado como estafa porque perdió todo su valor.

En consecuencia, queda claro que Javier Milei es responsable directo de esta cripto-estafa millonaria y que debe responder por ello.