Migración: más Merkel y menos Abascal

Migración: más Merkel y menos Abascal

¿En qué posición está el PP español? Por lo que en los últimos tiempos manifiestan y practican, mucho más cerca de la ultraderecha que de Merkel. Los dirigentes del PP se han lanzado a una campaña de utilización del hecho migratorio contra el Gobierno, y contra los propios migrantes

En el reciente Congreso del PSOE de Madrid, Salvador Illa tuvo una importante intervención política e ideológica, en la que incluyó un “consejo” a Feijóo: “Más Merkel y menos Abascal”. Todo un aviso en profundidad sobre dos de los temas claves hoy en la política europea y española, las relaciones con la extrema derecha y el problema de la migración.

Me ha venido esta frase a la memoria, por una parte, tras el golpe de mesa de Merkel de advertencia a la CDU, y, por otro lado, al ver el aquelarre de la internacional reaccionaria en Madrid del último fin de semana.

En efecto, la semana anterior se había producido la intervención de Merkel en el debate alemán, y en sus elecciones, advirtiendo a la CDU y a su actual líder, Merz, que no debía pactar con la extrema derecha de AfD y que en relación con la migración tuvieran una posición prudente basada en el Derecho europeo, no impidiendo la entrada en Alemania de los demandantes de asilo, como planteaba Merz con el apoyo de la ultraderecha.

La democracia cristiana alemana ha venido defendiendo de forma permanente a iniciativa en su momento de la propia Merkel mantener un cordón sanitario contra la extrema derecha, de forma que no aceptarían su apoyo para ganar votaciones ni siquiera “por casualidad”. Pero el actual candidato, Merz, ha vulnerado esa posición aceptando votar una moción contra la inmigración y el asilo con los votos de la AfD, lo que hizo saltar a Merkel, enfurecida por lo que podía significar el final del cordón sanitario a los ultras —en plenos fastos por el 80º aniversario de Auschwitz, nada menos—, y contra todo pronóstico propició que en la siguiente votación de una proposición de ley sobre el mismo tema rompieran la disciplina 12 diputados de la CDU, además de más de una veintena de los liberales, frenando la iniciativa legislativa.

En España el PP de Feijóo, teóricamente partido hermano de la CDU, viene manteniendo una política completamente opuesta. Su actitud de dureza contra el gobierno de coalición progresista le ha llevado a pactar gobiernos de coalición con Vox en diversas comunidades autónomas, que luego rompió unilateralmente Vox, y a cifrar su expectativa de ganar las elecciones generales y gobernar España sumando a los herederos del franquismo. Incluso asumiendo elementos del discurso político de VOX, de manera muy clara en materia de migración. Mientras que en la UE la presidenta von der Leyen, también democristiana de la CDU, y el Partido Popular Europeo mantienen el entendimiento con liberales y socialdemócratas oponiéndose a pactar con las diferentes extremas derechas europeas, que buscan acabar con el proyecto europeo, Feijóo lo hace con Vox, cuyo líder Abascal preside Patriots, una de las fuerzas extremistas de la UE que tienen como referente a Trump y a Milei. 

Esta contradicción muestra claramente la debilidad ideológica de Feijóo y del actual PP, en el que los elementos más extremistas, como Ayuso, marcan la agenda con discursos radicales que lo alejan de la tradición de la derecha europea que participó de modo fundamental en la construcción de Europa y de sus instituciones después de la Segunda Guerra Mundial, fuerzas que en su matriz más profunda no olvidan y condenan los horrores del nazismo y del fascismo. Lo que tampoco está en el ideario del PP, que sigue sin querer celebrar el fin del franquismo y se opone frontalmente a la memoria democrática.

Pero me quiero referir más directamente al tema de la migración. Conviene recordar que fue la entonces Canciller Merkel la que con ocasión de la crisis migratoria siria en el año 2015, originada por la entrada masiva en la UE de más de un millón de refugiados de ese país, lanzó un mensaje a favor de su acogida e integración, lo que según afirmaba entrañaba más oportunidades que riesgos, proponiendo un reparto por cuotas entre los distintos Estados. Pero la oposición inicial de Hungría y Polonia, a la que se unieron otros países, lo hizo imposible. 

Ahora los conservadores alemanes se intentaron apoyar en los ultras de AfD para endurecer la política migratoria y hacer aún más difícil el derecho al asilo, que aun formando parte del Derecho europeo, está en peligro de extinción en esa Europa que presume tanto de valores, y Merkel vuelve a recordarles sus  principios democristianos. 

A la vez la cumbre ultraderechista de Patriots, en Madrid, ha radicalizado aún más el discurso contra la migración, reclamando el blindaje de las fronteras europeas frente a la inmigración y la externalización de los solicitantes de asilo en terceros países, como hace Italia con Albania, aplaudiendo a Salvini por haber obstaculizado que desembarcara a migrantes rescatados por el Open Arms, e insistiendo en la expulsión de todos los migrantes irregulares y su identificación con la delincuencia. Sin duda un discurso xenófobo similar al que viene aplicando ya Trump, “compañero de armas” de los reunidos, como ellos mismos afirmaron.

Ese discurso de demonización del migrante se basa en una visión cerrada de la condición europea, y de cada país, en un nacionalismo identitario que proclama su esencia blanca, cristiana y culturalmente tradicional. De ahí que la extrema derecha viene hablando de mitos como el riesgo de “sustitución étnica”, un término brutal de clara connotación supremacista de la que hizo mención el ministro italiano de agricultura, precisamente cuñado de Meloni, o de la teoría del “Gran Reemplazo” defendida por políticos de extrema derecha como Éric Zemmour y apoyada ahora en Madrid por el propio Orban. Su tesis es que hay que evitar la llegada masiva de migrantes porque vienen a cambiar nuestro modelo social, de blancos y cristianos, y que la población europea será paulatinamente sustituida por personas de origen no europeo, árabes y africanos, y de religión islámica, lo que en muchos lugares como USA alcanza también a los latinos. Para todos ellos la interculturalidad un estigma a rechazar. 

Pero en esta reunión de la ultraderecha se ha dado una vuelta más de tuerca cuando se ha hecho referencia a lo que consideran el modelo de la “Reconquista”, alabando a España por haber sido la primera en expulsar al Islam de suelo europeo, intentando vestir sus proclamas reaccionarias bajo una teórica concepción cristiana, aunque no se sabe bien a qué cristianismo se refieren, pues es claro que están en las antípodas del Papa Francisco. Pretenden llevarnos de vuelta a la edad media, a las cruzadas y las guerras de religión, aunque alguien debería avisar a Abascal que no se entere su amigo Netanyahu, porque la Reconquista terminó con la expulsión masiva de los judíos de la Península Ibérica. 

¿En qué posición está el PP español? Por lo que en los últimos tiempos manifiestan y  practican, mucho más cerca de la ultraderecha que de Merkel. Los dirigentes del PP se han lanzado a una campaña de utilización del hecho migratorio contra el Gobierno, y contra los propios migrantes, de efectos muy graves. La insistente vinculación de los migrantes con la inseguridad y la delincuencia, o con la condición de “okupas”, o de que nos quitan los empleos o las prestaciones públicas a los españoles (según el Banco de España necesitamos entre 200 y 250 mil trabajadores migrantes nuevos cada año hasta el 2050 para que el estado de bienestar sea sostenible), son afirmaciones desmentidas por los datos. Su propuesta  de llevar la armada para hacer frente a los cayucos, o la tesis tan cara a la extrema derecha de que los migrantes y los refugiados son una invasión, una “amenaza” para la seguridad nacional, y no una oportunidad como decía Merkel, rozan lo esperpéntico. Y no digamos su obstinada  negativa a apoyar que los niños y niñas sin familias que están en Canarias y Ceuta puedan ser distribuidos entre todas las Comunidades Autónomas. 

Como recordó Salvador Illa, España, y también Europa, necesitaría que el PP se alineara con la posición de Merkel y no con la de Abascal. Porque la batalla de la extrema derecha contra la inmigración es una batalla contra los valores fundacionales de la Unión Europea que son los valores ilustrados, la igual dignidad de todas las personas cualquiera que sea su origen y procedencia y el respeto y garantía de sus derechos fundamentales, de todos, también de los migrantes.  Y es también una negación de la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, que proclama en su artículo 1º que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Para la reacción, ni igualdad de dignidad ni de derechos de las personas migrantes, ni comportamiento fraternal. ¿Con quién está el PP español?

La Europa ilustrada necesita oponerse y movilizarse, promoviendo una batalla cultural contra la xenofobia y el odio al migrante, frente a su deshumanización y su criminalización, unidos en base a un humanismo compartido, llámesele humanismo socialista o humanismo cristiano, o sin apelativos, cuyo fundamento es la dignidad igual de las personas.  Porque los inmigrantes no son una amenaza para la cohesión social de nuestros países ni para nuestras economías, sino más bien una necesidad para el presente y el futuro de nuestro estado de bienestar.