
Un rally murciano en un parque natural: «Si el París-Dakar ha modificado su circuito, cómo no va a hacerlo una prueba local»
El circuito automovilístico de Totana y la protección de Sierra Espuña dividen a políticos, ecologistas y vecinos en un pulso donde 58 hectáreas de parque natural están en juego
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Sierra Espuña tiene muchas particularidades, y la primera de ellas es que no es una sierra, sino un macizo; que en su día, Iker Jiménez y su Cuarto Milenio le echaron el ojo por el sanatorio de tuberculosos que alberga en sus lomas; y, además, pocas como ella pueden presumir de haber sido vestidas por un sastre de montañas. Abarca también, y este dato es muy importante, 20.890 hectáreas de terreno. Sierra Espuña es, y ha sido durante varios siglos, un lugar especial de la geografía murciana. A pesar de ello, el Partido Popular ha propuesto sustraerle 2,6 kilómetros en un área protegida por varias figuras de protección a las que se encuentra adscrita, como las Zonas de Especial Conservación (ZED) o Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) para garantizar la celebración del conocido rally de La Santa de Totana.
En 1931, fue declarada Sitio Natural de Interés Nacional, reconociendo su valor natural y paisajístico. Posteriormente, en 1992, se le otorgó la categoría de Parque Regional, la máxima protección en la región, abarcando una extensión de 17.804 hectáreas. Además, desde 1998, forma parte de la Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), destacando por la presencia de especies como el águila real y el búho real. En julio de 2000, fue incluida en la lista de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) de la Unión Europea, reforzando su relevancia ecológica a nivel comunitario. Y hasta hoy.
A pesar de todas esas figuras de protección, a principios de febrero, el alcalde de Totana, Juan Pagán, anunció el registro de una proposición de ley en la Asamblea Regional para modificar los límites de Sierra Espuña. Con el respaldo del PP y Vox, la medida buscaba excluir 2,6 kilómetros de parque y el entorno del santuario de La Santa de su protección medioambiental.
Aunque el texto no lo mencionaba explícitamente, el objetivo era claro: recuperar el rally de Totana, en suspenso desde 2023 por su incompatibilidad con la protección de Sierra Espuña. La propuesta abría también un debate que no solo gira en torno a la prueba automovilística, sino a otros eventos en la zona. Desde el Ayuntamiento de Totana se argumenta que la protección del parque podría afectar a la romería de Santa Eulalia, poniendo en riesgo actividades como los fuegos artificiales o el uso de las zonas recreativas.
Plano del recorrido del rally. En verde, las áreas protegidas por las distintas figuras jurídicas
En respuesta, el PSRM se opuso en la Asamblea Regional a cualquier reducción de los límites del parque. Pero en su lugar, propuso una moción para garantizar que tanto la romería como el rally puedan celebrarse sin que eso implique sacrificar la protección ambiental. Su propuesta pasa por regular ambas actividades dentro del Plan Rector de Uso y Gestión del parque (PRUG), un instrumento municipal de planificación que define qué actividades pueden realizarse en el espacio protegido y bajo qué condiciones.
El geógrafo de la Universidad de Murcia Alfredo Pérez, cree que estas interseccionalidades dentro de las competencias entre administraciones son buena parte del problema: “La CARM se ocupa de la ordenación del territorio (OT), mientras que los municipios gestionan los planes generales de ordenación urbana, incluyendo la calificación y recalificación del suelo, que ya es bastante competencia.”
El ejemplo más paradigmático de este tipo de litigios, señala, es el caso de la Marina de Cope. Se inició en 2005 y terminó en 2019 con una resolución judicial. “Si la petición nace de un consistorio, tiene poco recorrido porque interfiere con competencias regionales y demuestra un desconocimiento supino de los límites administrativos”.
El conflicto, en el fondo, no gira en torno a si la romería y el rally se celebrarán, sino bajo qué condiciones. La postura del alcalde de Totana es que la única manera de garantizar la carrera es reduciendo los límites del parque —un recorte de 58 hectáreas, 580.000 metros cuadrados—, mientras que el PSRM defiende que puede incluirse en el PRUG sin modificar el área protegida. Finalmente, ha sido la moción socialista la que ha salido adelante con el apoyo, aunque a regañadientes, de PP y Vox, mientras que Podemos fue el único grupo que votó en contra.
Modificar un parque natural “a la carta”
Su diputado Víctor Egío ha criticado la maniobra y asegura que “modificar a la carta los límites de un parque natural o cambiar su plan rector solo para encajar una carrera de coches no tiene sentido”. Ecologistas en Acción, por su parte, insiste en que no es equiparable el impacto de una romería con el de un rally, y que este último debería evitarse en un espacio protegido, especialmente cuando existen alternativas fuera del parque.
Por su parte, Jorge Sánchez, biólogo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), argumenta que “no se pueden hacer esas maniobras jurídicas para justificar cuestiones que son irrealizables, porque se caen por su propio peso. Son iniciativas que se lanzan para contentar a ciertos sectores, pero que no tienen recorrido real”.
Antonio López, vecino y promotor del Rally de Totana, ha asegurado a elDiario.es Región de Murcia que el día en el que se celebra la competición automovilística es “el día que más vigilada está la sierra”: “Mira todos los años que llevamos haciendo el rally y nunca ha pasado nada. Yo no entiendo esta tontería de prohibir cosas a estas alturas. La subida a las Santas deja mucho dinero a la provincia de Murcia y la celebración de la romería también peligra”. Sánchez aclara que la romería “tiene su raíz histórica, y bien está. Pero una prueba deportiva con coches que pueden sufrir accidentes o incendiarse” supone una presión forestal que Sierra Espuña no puede soportar.
La figura de Parque Nacional, cada vez más lejos
Desde 2017, la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia ha tratado de impulsar la candidatura de Sierra Espuña para su declaración como Parque Nacional, destacando su biodiversidad y la emblemática repoblación forestal. En 2020, se presentó oficialmente la propuesta al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. La candidatura ha contado con el respaldo de la comunidad local y diversas personalidades.
En 2019, una campaña titulada ‘Yo quiero que Sierra Espuña sea Parque Nacional’ reunió a músicos y actores en un vídeo promocional para apoyar la iniciativa. Además, la Mancomunidad Turística de Sierra Espuña, que incluye a los municipios colindantes, ha manifestado su interés en la declaración, buscando impulsar el turismo sostenible y la conservación del entorno.
Según Sánchez, la propia CARM no tiene claro qué hacer con el parque. “Si fuese Parque Nacional, la caza estaría prohibida, pero hace dos años intentaron entregar la gestión cinegética a la Federación de Caza. Todo al mismo tiempo no puede ser”.
Uno de los requisitos que exige la ley para esta categoría de protección es, precisamente, una extensión mínima de 20.000 hectáreas. Para ello, se ha propuesto la inclusión de áreas adyacentes, como las sierras de Tercia y Zarzadilla en Lorca, lo que permitiría alcanzar la extensión requerida y fortalecer la candidatura de Sierra Espuña como el 17º Parque Nacional de España. Eso, claro, si no se pierden hectáreas por otro lugar.
La declaración de Sierra Espuña como Parque Nacional no solo reforzaría la protección de sus ecosistemas, sino que también incrementaría su proyección nacional e internacional, potenciando el turismo ambiental y generando beneficios socioeconómicos para las comunidades locales. Sánchez, expone que esta propuesta es “un brindis al sol, porque nadie quiere decir abiertamente que el rally no se puede hacer”. También, subraya que si pruebas de la magnitud del París-Dakar han podido modificar su itinerario, cómo no va a poder hacerlo una competición local.
Romería, repoblación y pozos de nieve
La romería en honor a Santa Eulalia de Mérida, patrona de Totana desde 1644, es una tradición que data del siglo XVII. Cada 8 de diciembre, una multitud de fieles acompaña la imagen de la santa desde su santuario en Sierra Espuña hasta la iglesia de Santiago en Totana, donde permanece hasta su retorno el 7 de enero. Paralelamente, la Subida a la Santa, que es el nombre oficial de la competición automovilística, celebró su primera edición en 1984 y estuvo llevándose a cabo treinta y siete años consecutivos hasta que se dejó de organizar por incumplir la normativa de protección del parque.
Muchas décadas atrás, a finales del siglo XIX, en el macizo montañoso que se extiende por los municipios de Alhama de Murcia, Totana, Mula, Aledo, Librilla y Pliego, la deforestación hizo desaparecer casi la totalidad de la masa arbórea y comenzaron a darse los primeros síntomas de una desertificación que pondría en riesgo la integridad ecológica de la zona. El ingeniero forestal cartagenero Ricardo Codorniu, en 1889, tras realizar estudios detallados del ecosistema, que incluyeron aspectos climatológicos y del suelo, diseñó un plan de reforestación total del terreno siguiendo un proceso metódico y científico.
Durante aproximadamente doce años, más de dos mil operarios trabajaron en la plantación de especies autóctonas, como el pino carrasco, adaptadas al clima y suelo locales. Para las áreas de difícil acceso, Codorniu ideó soluciones creativas, como disparar semillas encapsuladas con escopetas, anticipándose a técnicas modernas de dispersión aérea. Además, se construyeron infraestructuras como caminos, puentes y diques para facilitar las labores y prevenir la erosión. Su enfoque integral y sostenible transformó Sierra Espuña, convirtiéndola en un referente de recuperación ambiental en su época.
Sierra Espuña también alberga construcciones tradicionales realizadas con la técnica de la “piedra en seco”, que utiliza piedra sin desbastar como único material. Esta técnica ha sido propuesta para su inclusión como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial, reflejando la importancia de las prácticas constructivas locales en la identidad cultural de la Región.
Desde finales del siglo XVI hasta principios del siglo XX, Sierra Espuña era el epicentro regional de la producción y distribución de hielo. Durante este período, se construyeron alrededor de 25 pozos de nieve, con una capacidad total de almacenamiento de hasta 25.000 toneladas métricas de hielo. Estas estructuras, conocidas como ‘Pozos de la Nieve’, se utilizaban para almacenar nieve durante el invierno, que luego se transformaba en hielo y se distribuía durante el verano en hospitales, ciudades y villas del Reino de Murcia. Esta práctica era esencial para la conservación de alimentos y el uso del hielo con fines terapéuticos antes de la invención de la refrigeración moderna. La actividad cesó en la década de 1920, pero los pozos permanecen como testimonio de esta industria histórica.