
Orbán avanza con su autoritarismo: llama «chinches» a sus adversarios, busca prohibir el Orgullo y apunta contra los ciudadanos de doble nacionalidad
El partido del primer ministro húngaro ha propuesto este lunes una enmienda a la ley de reuniones para prohibir el desfile del Orgullo LGTBI y multar a los participantes
Libros precintados y cambiados de estantería, estigma y miedo: qué efecto ha tenido la ley anti-LGTBI en Hungría
El Fidesz, el partido del primer ministro húngaro, el ultranacionalisra Viktor Orbán, ha propuesto este lunes una enmienda a la ley de reuniones para prohibir el desfile del Orgullo LGTBI y multar a los participantes.
Los diputados del Fidesz, que gobierna con mayoría absoluta desde 2010, justifican la enmienda con la ley de defensa de menores, afirmando que “así se garantizará que en Hungría solo puedan celebrarse reuniones que respeten el derecho de los niños a un desarrollo físico, mental y moral adecuado”. “Se prohíbe celebrar cualquier reunión que viole la prohibición establecida en la ley de defensa de los menores”, reza el proyecto, que agrega que la organización y la participación en esos eventos será una infracción sometida a multa económica.
Los ultraconservadores húngaros se han escudado frecuentemente en la protección a la infancia para justificar su campaña contra los derechos de la población LGTBI, que, según denuncian las organizaciones especializadas, ha tenido un gran impacto, arraigando estereotipos negativos y actitudes discriminatorias.
Orbán ya aconsejó el pasado febrero a los organizadores del desfile del Orgullo que “no pierdan tiempo en la preparación de la marcha”. Los impulsores del evento, que afirman que es familiar y no supone ninguna amenaza para los niños, respondieron afirmando que la libertad de reunión es un derecho constitucional. De momento, no se han pronunciado sobre la nueva medida.
El proyecto de enmienda prevé que la Policía use programas de identificación facial e imponer multas a los participantes. La enmienda prevé que aquellos que abandonen la marcha al ser advertidos por la Policía no serían multados.
La polémica llamada ‘ley de defensa de menores’, aprobada en 2021, es considerada homófoba por diferentes ONG por relacionar la homosexualidad con la pederastia. La legislación ha sido criticada por la Unión Europea, a la que Hungría pertenece.
Participantes marchan durante el desfile del Orgullo de Budapest, en 2024.
Esa norma prohíbe hablar de la homosexualidad en espacios y publicaciones para menores y obliga a las librerías a vender en sobres cerrados los libros en la sección juvenil que abordan ese tema.
Desde que llegó al poder en 2010, el Gobierno de Orbán ha impulsado una agenda ultraconservadora y ha limitado legalmente los derechos de la comunidad LGTBIQ+. La mayoría parlamentaria del Fidesz modificó en 2011 la Constitución y fijó que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer. El Gobierno también ha prohibido que la parejas del mismo sexo puedan adoptar a niños.
El Fidesz presentó la semana pasada al Parlamento un proyecto de enmienda de la Constitución que afirma que “todo niño tiene derecho a la protección y a los cuidados necesarios para su adecuado desarrollo físico, mental y moral. Este derecho será prioritario sobre todos los otros derechos fundamentales, con la excepción del derecho a la vida”.
De esta manera la enmienda haría posible limitar el derecho a la libre reunión. Será discutida en el Parlamento en las próximas semanas.
El desfile de orgullo en Hungría se celebra desde hace 29 años y el de este verano será la 30 edición de la marcha, con la que concluye el mes Pride en Budapest y otras ciudades del país. Paralelamente a las políticas de Orbán, el apoyo del desfile sigue creciendo entre los húngaros y mientras que en 2019 el 34% de los encuestados aseguraba que se debería prohibir, para hoy ese número se redujo al 27%.
Contra los ciudadanos con doble nacionalidad
Otra enmienda constitucional promovida por el Fidesz busca la suspensión temporal de la ciudadanía húngara para aquellas personas que tienen otra ciudadanía y que recibieron financiación extranjera para una supuesta actividad en contra de la “soberanía nacional”.
Orbán ha generado consternación y críticas en Hungría al calificar a sus adversarios de “chinches” que deben ser “limpiados” de la vida pública. “Después de la reunión festiva de hoy, viene la limpieza de Pascuas, las chinches han invernado”, afirmó el sábado Orbán en un discurso oficial pronunciado con motivo de la Fiesta Nacional de Hungría del 15 de marzo, que recuerda la revolución magiar de 1848 contra la casa real de los Habsburgo.
Orbán se refirió así a sus adversarios, a los que acusa de ser financiados desde el extranjero, al tiempo que amenazó con “barrer, durante la gran limpieza de la primavera, a los siervos del imperio”, en referencia a la Comisión Europea.
Ante miles de sus simpatizantes, el primer ministro adelantó que el Parlamento, donde su partido cuenta con una mayoría de dos tercios, aprobará en las próximas semanas leyes para desmantelar la “maquinaria financiera” procedente del extranjero que “ha comprado”, dice, a políticos, periodistas, jueces y activistas de la sociedad civil.
Orbán piensa en leyes más severas para vetar a medios de comunicación y ONG que se hayan beneficiado en el pasado de ayudas de EEUU y desde el extranjero en general, alegando que son un peligro para la soberanía nacional y una supuesta injerencia.
El primer ministro ha adelantado la posibilidad de medidas más drásticas contra sus adversarios políticos, que en casos concretos podrían enfrentarse a la suspensión temporal de la ciudadanía húngara si tienen otra nacionalidad y si recibieron financiación extranjera para una supuesta actividad en contra de la “soberanía nacional”.
“Viktor Orbán ha utilizado hoy una descarada retórica nazi para deshumanizar a los miembros de la sociedad húngara que tienen opiniones diferentes a las de él”, dijo la diputada del partido verde y liberal Párbeszéd, Tímea Szabó.
La prensa independiente también criticó el discurso de Orbán y destacó que fue la primera vez que el político ultranacionalista, conocido como muy polémico, ha deshumanizado a sus adversarios. El analista Bálint Ruff aseguró en el portal independiente Partizán que el discurso de Orbán recuerda a “las peores tradiciones históricas” de Hungría. “Es vergonzoso que esto pueda salir de la boca de una persona en 2025”, dijo Ruff al recordar que los regímenes pronazis y comunistas de Hungría también tachaban de “chinches” a sus adversarios.
Orbán volvió a arremeter contra la Unión Europea (UE), al manifestar que el “imperio de Bruselas” abusa de su poder y afirmó que las fuerzas ultraconservadoras en el mundo son cada vez más fuertes. El político, considerado un referente de la ultraderecha populista internacional, afirmó que “los patriotas son el futuro”, ya que han ganado fuerza y han ganado en elecciones como en EEUU, Países Bajos, Italia o Austria. En este aspecto adelantó que llegará el momento para reformar la UE y reclamar los derechos que Bruselas supuestamente ha quitado a sus países miembros.
En medio de la polémica, el líder opositor, Péter Magyar, criticó duramente al régimen de Orbán, al que acusó de corrupto, y prometió normalizar las relaciones de Hungría con la UE en caso de ganar el año que viene las elecciones generales. “Hungría merece algo mejor, Hungría quiere vivir de nuevo. Llegó la primavera y terminaremos junto el invierno de Orbán”, dijo el líder del partido Tisza en un discurso ante decenas de miles de personas en el centro de Budapest.
Según las últimas encuestas, el partido de Magyar cuenta con una intención de voto del 46%, frente al 37% del Fidesz, el partido liderado por Orbán, quien gobierna Hungría desde 2010 con una mayoría de dos tercios en el Parlamento. “Han hecho de Hungría el país más pobre de la UE, mientras que él (Orbán) se ha convertido en uno de los más ricos del continente”, dijo el líder opositor, un disidente del régimen de Orbán. “Después de haberlo mandado al basurero de la historia (al régimen de Fidesz), trabajaremos juntos para traer a casa los fondos europeos”, prometió Magyar en referencia a la ayudas comunitarias suspendidas por Bruselas por la deriva autoritaria de Hungría.