Una investigación revela el abuso de poder generalizado en los institutos de investigación Max Planck en Alemania

Una investigación revela el abuso de poder generalizado en los institutos de investigación Max Planck en Alemania

La cadena alemana Deutsche Welle (DW) y la revista Der Spiegel revelan comportamientos abusivos en muchos de estos prestigiosos centros científicos, debido a la falta de supervisión y un modelo de competencia tóxico

Hemeroteca – Acoso a los científicos climáticos: “Me da miedo, al final la gente sabe dónde trabajo y cómo me llamo”

“Eres un autista”, “maldito inútil”. Son algunas de las expresiones que dirigió Jan-Michael Rost, director de sistemas finitos del Instituto Max Planck de Física de Sistemas Complejos de Dresde, al joven postdoctorando Gabriel Lando, según revela una investigación conjunta de la cadena Deutsche Welle (DW) y la revista Der Spiegel. “Golpeaba su mesa, me gritaba hasta el punto de que podía verle escupir”, recuerda el físico teórico de origen brasileño. “Creo que fueron los peores momentos de mi vida”.

Durante meses, investigadores de los dos medios alemanes han documentado casos de comportamientos abusivos y entornos de trabajo tóxicos en institutos de la Sociedad Max Planck, una de las más prestigiosas organizaciones del mundo de investigación científica, que demuestran que la experiencia de Lando dista mucho de ser única.

“Hemos entrevistado a más de 30 científicos, la mayoría de ellos atraídos a Alemania desde Asia, América y otras partes de Europa con la promesa de llevar a cabo una investigación de talla mundial”, escriben los investigadores. Dos tercios de los entrevistados describen haber sufrido o presenciado conductas indebidas perpetradas por personal científico de alto nivel. Y los grupos más expuestos a los abusos fueron las mujeres y las personas no blancas.

Un modelo personalista

La Sociedad Max Planck es la organización de investigación más importante de Alemania. Cuenta con 31 premios Nobel y numerosos reconocimientos internacionales, como el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional recibido en 2013. El modelo de estos institutos, cuyos principios estableció en 1911 su primer director, el teólogo Adolf von Harnack, se basa en dotar de gran poder a sus directores, que son científicos brillantes con una dilatada carrera. 

En este modelo fuertemente personalista, los directores son libres de organizar sus investigaciones e instalaciones a su antojo, seleccionando a dedo a los investigadores y dirigiendo al mismo tiempo los avances científicos. 

Para Harnack, recuerdan en DW, la mejor manera de hacer avanzar la ciencia era crear un instituto en torno a un científico dotado de tal poder e independencia que este pudiera dedicarse a la ciencia sin restricciones. Pero esto se traduce también en poca supervisión, “lo que a veces ha dejado a los científicos más jóvenes, como los doctorandos y postdoctorandos, a merced de sus directores”, aseguran.

Acoso y sexismo habituales

Para su investigación, DWDer Spiegel revisaron informes detallados presentados a los mecanismos de denuncia de la Sociedad Max Planck, comunicaciones entre las víctimas y el personal implicado en los procesos de denuncia, y documentos confidenciales que corroboraban los relatos. “Nuestros hallazgos sugieren un fracaso sistémico a la hora de exigir responsabilidades a los miembros abusivos del personal o de sus institutos”, revelan.

Nuestros hallazgos sugieren un fracaso sistémico a la hora de exigir responsabilidades a los miembros abusivos del personal o de sus institutos

Un ex estudiante de doctorado, por ejemplo, describe “encuentros horribles” en los que vio cómo su “autoestima desaparecía gradualmente”. Otra persona dice que Rost también tenía poderes especiales sobre estudiantes de doctorado y posdoctorados de países no pertenecientes a la UE. Su permiso de residencia estaba vinculado a la prolongación del contrato. “Abusó de este poder y amenazó a la gente para que no renovara sus contratos”, afirman en DW.

Previamente, en 2019, una encuesta de la propia Sociedad Max Planck reveló que casi uno de cada cinco encuestados había sufrido acoso en los institutos y que los empleados no alemanes corrían un riesgo significativamente mayor de sufrir acoso o ser objeto de comentarios sexistas.

La Sociedad Max Planck se negó a hacer comentarios sobre las acusaciones citadas anónimamente por DW y Der Spiegel. Tampoco proporcionó más información sobre el caso Rost. Varios de los afectados manifestaron que desarrollaron depresión durante su estancia en el instituto y buscaron ayuda profesional.

Asimismo, muchos de los afectados informaron de que sus intentos de presentar quejas fueron rechazados. “Los resultados de nuestra investigación indican un fallo sistémico de los mecanismos de cumplimiento”, aseguran en DW. “Nueve de los ex estudiantes de doctorado y posdoctorados con los que hablamos dijeron que habían buscado ayuda sin éxito de una o más de las fuentes mencionadas anteriormente”.