Moreno avala el acuerdo de Mazón con Vox «para la reconstrucción” pero lamenta las críticas al Pacto Verde

Moreno avala el acuerdo de Mazón con Vox «para la reconstrucción” pero lamenta las críticas al Pacto Verde

Los presidentes de Andalucía y Galicia se reúnen en el Palacio de San Telmo en medio de la polvareda política que ha levantado en el seno del PP el acuerdo entre Mazón y Vox que asume los postulados negacionistas y xenófobos de la ultraderecha

Feijóo asume el pacto de Mazón con Vox y da vía libre a los barones del PP para que lo repliquen

El acuerdo del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, con Vox para aprobar los Presupuestos de la Comunidad Valenciana ha trastocado el guión de la cumbre que han celebrado hoy en Sevilla los barones del PP en Andalucía y Galicia. El presidente valenciano ha asumido el programa de la ultraderecha y ha hecho suyo los postulados negacionistas del cambio climático y el discurso xenófobo contra los inmigrantes, poniendo en un aprieto político al partido de Alberto Núñez Feijóo.

Juan Manuel Moreno y Alfonso Rueda son los embajadores de ese otro PP moderado, blindados por sendas mayorías absolutas que les hacen más fácil desdeñar a Vox y mantener el equilibrio entre el argumentario de Génova y la realidad de sus territorios. Andalucía y Galicia cuentan con Presupuestos Autonómicos para 2025, hacen gala de estabilidad económica y política y, por ende, sus presidentes tienen legitimidad para defender que Mazón amarre las cuentas de su comunidad, aun a costa de pactar con el partido de Santiago Abascal.

Moreno ha admitido que hubiera preferido un pacto presupuestario de Mazón con el PSOE antes que con Vox y ha puesto el acento en los socialistas, a quienes ha reprochado que no arrimaran el hombro para garantizar las cuentas de la reconstrucción tras la DANA. “Me hubiera gustado que el PSOE tuviera más sensibilidad ante los gravísimos problemas” de la población valenciana tras la catástrofe climática sufrida hace unos meses, ha dicho.

Pero el presidente andaluz, en coordinación con el mensaje de su partido, ha defendido el acuerdo con la ultraderecha porque, ha dicho, “la prioridad absoluta era aprobar los Presupuestos por encima de cualquier criterio ideológico”. Moreno se ha negado a valorar la letra pequeña de ese pacto, pero sí se ha distanciado de sus palabras, en las que entró de lleno en el marco mental de la ultraderecha al hablar de “dogmatismo climático”.

“Yo no soy dogmático del clima, yo atiendo a las explicaciones que me dan los científicos. La realidad es que hay un cambio climático como resultado de la acción del hombre”, ha asegurado.

En el Palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía, el acuerdo de Mazón con Vox se ha interpretado como una “huida hacia adelante” de un presidente achicharrado por las críticas de la ciudadanía, de la oposición y por la causa judicial que cuestiona profundamente su gestión durante la DANA, que dejó más de 200 muertos y considerables destrozos materiales.

Pero ni Moreno ni Rueda se han dejado arrastrar al debate de la letra pequeña de ese acuerdo, esas líneas ideológicas de la ultraderecha que separan al PP de lo que hasta ahora ha defendido, empezando por el Pacto Verde que su grupo promovió y aprobó en el marco de la UE. “Dogmatismo climático” lo ha llamado Mazón, para que su homólogo andaluz recogiera las contradicciones de este discurso con el suyo propio, uno de los más sensibilizados con el cambio climático en el seno del PP.

El pacto entre Mazón y Vox tiene muchas similitudes con el que firmó el PP andaluz con la ultraderecha en diciembre de 2018 para investir presidente a Moreno. También se partía entonces de una situación de extrema debilidad, porque los populares acababan de obtener el peor resultado de su historia en las autonómicas, que ganó el PSOE de Susana Díaz.

Moreno fue presidente gracias a una coalición de gobierno con Ciudadanos y a un pacto con Vox que negaba explícitamente el cambio climático, criminalizaba a los inmigrantes vinculándolos con los problemas de inseguridad ciudadana -los de Abascal exigían la “deportación de 52.000 inmigrantes ilegales de Andalucía”- y exigía derogar las leyes de igualdad de género y de derechos del colectivo LGTBI, que habían sido aprobadas en el Parlamento con amplio consenso, y con el voto del PP.

Los populares andaluces lograron atenuar las exigencias más duras de Vox, descafeinando su acuerdo de investidura, y finalmente no se derogaron las leyes de igualdad ni se deportó a nadie (la Junta no tiene competencias en la materia).

Pero la ultraderecha inoculó su marco mental en el BOJA del primer Gobierno de Moreno, imponiendo un teléfono contra la violencia intrafamiliar (término que Vox usa para negar la violencia de género) que el PP mantiene hoy, ya con un gobierno de mayoría absoluta, o retirando fondos de cooperación para países en desarrollo y destinarlos a reforzar la seguridad de los centros para menores extranjeros no acompañados tutelados por la Junta. Centros de niños que, cada equis tiempo, son simplificados con el término “MENA”.

La realidad política andaluza es muy distinta a la gallega. Aquí Moreno logró una mayoría absoluta distanciándose en campaña del discurso ultraderechista, consciente de que para gobernar un territorio ideológicamente anclado en el centro izquierda, debía ensanchar su base electoral por ese flanco. En Galicia, en cambio, el perfil del PP que lleva casi 40 años gobernando apenas deja espacio de entrada a las tesis de Vox.

El acuerdo entre Mazón y Vox para sacar adelante los presupuestos de la Comunidad Valenciana tene la aprobación del presidente de la Xunta, que el mismo lunes defendió que su compañero de partido “intenta, y parece que lo ha conseguido, lo que tiene que hacer cualquier presidente, que es tener unos presupuestos para poder ser eficaz”.

Moreno ha recibio este martes a Rueda en San Telmo para “intercambiar experiencias” sobre educación y transporte, los mismos asuntos que debatirá el próximo viernes con el presidente autonómico de Aragón, Jorge Azcón, en su visita oficial a Zaragoza. Es la segunda cumbre que organiza Moreno con la Xunta de Galicia, tras la visita del anterior presidente, Núñez Feijóo, que se celebró en 2021. Entonces Rueda visitó San Telmo como consejero de la Presidencia.

Los gobiernos andaluz y gallego han intercambiado herramientas de sus sistemas educativos. La Junta ha exportado a Galicia el intranet de sus escuelas, que lleva 30 años implantado, y la Xunta ha compartido el trabajo que realiza el centro deformación Eduardo Barreiros.

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