Jesús Santos, el capitán de su calle

Jesús Santos, el capitán de su calle

Te han despedido como a un Durruti municipalista, te has ido injustamente pronto, pero tenemos tanto que agradecerte que parece que hayas vivido varias vidas

Muere a los 43 años Jesús Santos, segundo teniente de alcaldesa de Alcorcón y portavoz de Ganar Alcorcón

El domingo se fue un gran amigo, se nos fue un referente, no solo de la política sino de lo mejor de la condición humana. Jesús fue uno de esos pocos líderes de la izquierda que entendieron que el municipalismo no es eso que hacen los ayuntamientos, sino toda una compleja realidad que atraviesa la vida de la gente en las calles de tu ciudad.

Por eso, pese a la posibilidad de hacer carrera y ocupar otros puestos o cargos lejos del cuerpo a cuerpo de lo local, siempre optó por dar la pelea y dedicar su tiempo a la gente de Alcorcón. Que, junto a su familia, era lo que le daba sentido a su vida. 

Pero ser un municipalista radical no es una excusa para aislarse en tu pueblo y no implicarse en cuantos espacios y debates se abran sobre el papel que debe jugar la izquierda en nuestro país, donde Jesús ha defendido la unidad pluma por pluma desde la coherencia y, en ocasiones, pese a los afectos.

Tampoco ha sido excusa para no defender con honestidad y coraje las ideas que compartimos en el lugar donde hay que confrontarlas, ante la sociedad y frente a otras fuerzas políticas. Lo hicimos juntos en muchos foros municipalistas donde había que pelear por una izquierda que querían caricaturizar como una jaula de grillos y donde nosotros, siendo de partidos diferentes, íbamos siempre como una roca y una posición común. Además de todo lo que nos hemos reído en esas peleas, compañero, porque si no era divertida, no era nuestra revolución, ¿verdad?

Jesús tenía esa capacidad, esos registros. Se ponía orgulloso su uniforme de barrendero de ESMASA en la Asamblea de Madrid para decirle a sus pijas señorías de los áticos de Chamberí que la clase obrera está aquí y tiene otra propuesta para Madrid. Pero, si por otro lado, se tenía que poner traje y camisa para representar a sus vecinos y vecinas ante algún acto institucional, se lo ponía con el orgullo de que también las currelas de Alcorcón se merecen que les represente un tío con traje.

Y es que para mucha gente, entre la que me incluyo, Jesús ha sido el alcalde realmente existente de Alcorcón, con todo el cariño y respeto a Cande y Natacha. Pero Jesús ha sido el referente moral por el que la izquierda defiende esa bandera en el Sur. Se dejó un montón de plumas en eso, no se lo pusieron nada fácil ni propios ni ajenos. Pero ahí está Ganar Alcorcón, con toda la fuerza y convicción que su legado nos deja.

Aunque si hay un título del que era legítimamente poseedor es el de Capitán de su calle, como cantaba Sabina. Esa calle en la que se ha criado y donde todo el mundo le reconoce y aprecia. Donde podías ir a cualquier hora, a cualquier sitio y se le identificaba como uno de los nuestros, de los de siempre. Un tipo que era más del barrio que los columpios, con todos los honores de clase y autoridad que eso conlleva.

Ay, querido Jesús, temprano madrugó la madrugada este domingo, no me lo podía creer cuando llegué al tanatorio y allí no pude contener la emoción, medio pueblo estaba allí. Tardé 20 minutos haciendo cola para poder darle el pésame a tu familia en una sala donde no entraban más coronas y flores. Allí me crucé con gente mayor vestida de domingo, con tu gente del fútbol, de las Asociaciones, de todos los partidos políticos, exalcaldes, alcaldesas, ministras, los currelas de ESMASA, tu gente de Ganar Alcorcón, colegas del barrio, en fin. Una cola infinita de respeto, reconocimiento y dolor por un referente del pueblo alcorconero. 

¡Joder, macho! Te han despedido como a un Durruti municipalista, te has ido injustamente pronto, pero tenemos tanto que agradecerte que parece que hayas vivido varias vidas.

Como me decías en esa inmerecida carta que me escribiste cuando dejé la alcaldía, Rivas y Alcorcón somos ciudades hermanas, y ese hilo que hemos tejido durante todos estos años lleva tu nombre, es invisible pero también indestructible. 

Si en Alcorcón nos silban, allí estamos las ripenses a la orden. Te lo debemos compañero, siempre a tu lado, siempre en tu equipo, continuando tu lucha con el recuerdo de tu alegría. 

Vuela alto, Jesús. Lo has hecho bien, amigo. Te quiero.