
Gérard Depardieu testifica en su juicio por agresiones sexuales: “No me den chicas jóvenes, denme chicos”
El actor admite haber “agarrado” por las caderas a la mujer que le ha denunciado pero afirma que su intención no era sexual, mientras que la denunciante afirma que él la manoseó y le hizo un evidente comentario sexual
Las feministas que recibieron a Gérard Depardieu a la llegada a los juzgados: “Nadie es intocable”
Este martes se ha celebrado en París la segunda sesión del juicio contra Gérard Depardieu por presuntos delitos de agresión sexual a dos trabajadoras del set de rodaje de la película Les volets verts de Jean Becker, en 2021.
Tras una jornada previa protagonizada por las dilaciones provocadas por el abogado del actor, Jérémie Assous, este martes ha testificado el actor francés. Debido al retraso generado en el día anterior por la defensa, los 14 testigos que debían comparecer hoy han sido aplazados.
Las primeras acusaciones que se han tratado han sido las concernientes a la escenógrafa Amélie K, cuya defensa ha presentado a 23 testigos. De ellos, tres escucharon los comentarios groseros que ella ha denunciado, a dos de ellos Amélie les relató los hechos al momento y uno de ellos, una asistente, estuvo presente: “Depardieu agarró a Amélie y la apretó contra él. Me sentí incómoda. Pensé que debía intervenir”, dijo.
Después, llegó la esperada testificación de Gérard Depardieu. Según los periodistas presentes en la sala y que han ido tuiteando —con mensajes y dibujos— minuto a minuto el transcurso del juicio, Marion Dubreuil y Vincent Vantighem, la declaración de Depardieu fue “confusa” e “inconexa”.
Hasta que llegó su momento, el actor de 76 años permaneció sentado en un asiento especial, a petición suya: un colorido puff con forma de taburete. A menudo con los ojos cerrados, oscilaba hacia adelante y hacia atrás, “como si estuviera en la cubierta de un barco sometido a un ligero balanceo”, dicen los periodistas. Cuando entró a la sala, lo hizo sonriendo y lanzando besos a los amigos que habían acudido en su apoyo, como el actor Vincent Pérez.
Depardieu comenzó su testificación viajando al pasado, pero no al momento de los hechos denunciados: “Empezaré con una pequeña anécdota de mi vida. Me pasó en la revista Time en 1974…”. Según él, su desconocimiento del inglés y la mala interpretación de un periodista es el origen de la mala imagen que se tiene sobre él y de las acusaciones de “violación”.
Tras afirmar que tenía la nacionalidad rusa porque le gusta “mucho” la literatura rusa y que tiene “un carácter ruso” —“no sé si es por la bebida o por mi mala educación”, ahondó— el actor argumentó factores medioambientales para su estado de ánimo el día en el que sucedieron los hechos denunciados por Amélie K. “Es viernes. Hace calor. Hay humedad. Una mujer me mira de forma extraña. Hermosa. Definitivamente hermosa. Tranquila. Pero cerrada”.
Un “enfado” por motivos laborales
Según los presentes, el presidente del tribunal intentó “reenfocar” la declaración pero era “muy difícil”. Depardieu admitió de sí mismo que en un set de rodaje él es “un lisiado malhumorado”. “Por eso digo: no me den chicas jóvenes, denme chicos”, añadió.
El actor justificó sus actos como un “enfado” por motivos laborales y no como una agresión sexual. “Me caliento y la agarro por las caderas”, afirmó. En ese momento, el presidente del tribunal le señaló que bajo custodia policial había negado cualquier contacto físico con Amélie. Depardieu contestó que su abogado le había aconsejado decir “lo menos posible” antes de conocer el expediente. “Me agarré a su cadera para no resbalar”, dijo Depardieu. A lo que el juez le señaló que él estaba “sentado” en ese momento: “Sí, pero peso 130 kilos”, replicó.
La víctima indicó en su denuncia que Gérard Depardieu le dijo: “Te voy a clavar mi gran sombrilla en el coño”. A esto, en el juicio, el acusado respondió: “¿Cree que le voy a decir eso? Ella estaba buscando sombrillas para la sesión fotográfica y puede que le haya dicho que no me importan las sombrillas, puede que le dijera ‘puedes meterte las sombrillas por el culo’”.
Depardieu insistió en varias ocasiones en que no había una intención sexual en su comportamiento. “No veo por qué me divertiría manoseando a una mujer en un set. No soy un sobón. Yo no soy así, no me gusta tocar nalgas”, dijo.
Cuando el juez le dijo que la escenógrafa se había quedado en shock tras lo ocurrido, Depardieu contestó que lo entendía: “No es divertido que te regañen”. El actor se disculpó por sus palabras y su actitud, pero negó cualquier intención sexual. Afirmó que no podía “agredir a una mujer”, ya que había sido “amigo” de las escritoras Françoise Sagan y Marguerite Duras, y de la cantante Barbara.
“Hice un gesto para quitarle las manos, pero no pude”
De seguido, llegó el turno de Amélie, quien afirmó que en un set de rodaje, el actor se comporta de manera diferente a la presencia que despliega en la corte: “Insulta, ocupa espacio, siempre hace un comentario sobre las mujeres”, dijo. La escenógrafa afirmó que uno de esos comentarios fue “sé cómo hacer que las mujeres se corran sin tocarlas” y otro, al pedir a gritos “un ventilador”: “¡Ni siquiera puedo tener una erección con este calor!”, afirmó que dijo el actor.
Después de eso, aquel día, cuando terminó su jornada laboral y ya se iba, al despedirse de Depardieu, este reacciona así: “Me agarra, me toca, cierra las piernas y me atrapa con ellas, mete las manos, avanza, me amasa mientras me sostiene. Me lo dice con ojos de loco, tengo esa gran cara frente a mí, los ojos rojos, muy enojado y muy excitado me dice: ‘ven a tocar mi gran sombrilla, te la voy a meter en el coño”“. Y añadió: ”Hice un gesto para quitarle las manos, pero no pude. Tenía mucha fuerza, se reía, tenía cara de loco“.
El presidente del tribunal citó la declaración de una de las asistentes del actor, que afirmó que la escenógrafa le quería seducir. “Nunca he estado cerca del señor Depardieu”, respondió Amélie. El juez le preguntó por qué no dijo que había sufrido una agresión sexual justo después del hecho, a lo que ella respondió: “No lo sabía” y que pensaba que una agresión sexual consistía en “tocar los genitales” de una mujer. El juez insistió en preguntarle por qué no denunció antes los hechos, a lo que ella contestó: “Me sentí avergonzada, me sentí humillada”. “Si hubiera presentado una denuncia, la película se habría detenido”, añadió.
“Lo que me impresionó de su mirada fue su salvajismo, su placer en asustarme, y eso permaneció conmigo durante mucho tiempo. Cuando llegué a casa me asusté, necesitaba estar a salvo. Me aterrorizaba y a él le divertía”, explicó. Pero cambió de idea tras conocer las investigaciones periodísticas sobre Depardieu y escuchar de sus abogados que había tenido un “comportamiento ejemplar” en el rodaje de Les volets verts.
Después de su declaración, el juicio se suspendió a la hora de comer para proseguir en la tarde del martes.