
El urbanismo que PP y Vox preparan para un Toledo anclado en el de 1986: «coser ciudad», vivienda y evitar inundaciones
El alcalde de Toledo Carlos Velázquez reniega de la propuesta de su compañero de partido en 2007 José Manuel Molina y acaba de firmar un contrato con el arquitecto José María Ezquiaga que partirá del avance del Plan de Ordenación Municipal (POM) de 2022, de factura socialista. Se recibirán más vecinos de un Madrid «en saturación»
Estas son las alegaciones del Gobierno de Page al AVE Madrid-Lisboa a su paso por Toledo, que apuestan por dos estaciones
El ex decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, José María Ezquiaga, diseñará el futuro urbanístico de Toledo. Acaba de firmar un contrato con el ayuntamiento toledano que gobiernan PP y Vox para redactar un nuevo Plan de Ordenación Municipal (POM).
“Toledo es especial. No es un trabajo más”, decía el arquitecto responsable del estudio ‘Ezquiaga, Arquitectura, Sociedad y Territorio SL’. Y es probable que lo tome al pie de la letra. No será rápido, aunque el equipo de Gobierno habla de tenerlo en un tiempo récord, en septiembre de 2027, en poco más de dos años.
Ezquiaga ya tiene experiencia porque no es la primera vez que se implica en el futuro urbanístico de la ciudad. Lo hizo con un informe hace cinco años sobre la situación de Toledo, que sirvió como base para un documento avance del POM, en 2022. Entonces gobernaba el PSOE.
Ahora ese documento será el “punto de partida”. El actual alcalde del PP Carlos Velázquez reniega de la idea que planteó su compañero de partido, José Manuel Molina, allá por 2007.
Y, sobre todo, en teoría, rebaja expectativas de nuevas viviendas. En aquel entonces se hablaba de 58.000 más. Hoy esa cifra se queda en 18.000, que son las que contemplaba ese avance de 2022.
Dice Velázquez que quiere evitar el “éxodo, pero también que la prestación de los servicios públicos no sea tan cara debido a la dispersión de Toledo, un municipio con una extensión que ronda los 20 kilómetros. ”Es la misma distancia que hay desde el Manzanares, al sur de Madrid, hasta plaza de Castilla“, ha dicho.
El diseño urbanístico también deberá concebirse como una manera de sortear posibles inundaciones. En Toledo se han repetido en los dos últimos años. La última sigue todavía vigente con la crecida del río Tajo a su paso por la ciudad.
A preguntas de Toledodiario.es, Ezquiaga asegura que esta cuestión “va a ser casi el comienzo de cualquier conversación” con los técnicos municipales y el servicio de Urbanismo que ya trabajan desde hace años el nuevo planeamiento.
El alcalde Carlos Velázquez (PP) ha dicho también que se hará “con transparencia, con la máxima participación y también con mucha generosidad”. “Por fin llegó el momento”, añadía el concejal de Planeamiento Urbanístico, Florentino Delgado, de Vox.
Claro que el momento para diseñar o “coser” la ciudad de Toledo, urbanísticamente hablando, es algo que han repetido los sucesivos alcaldes en las últimas dos décadas, pero lo cierto es que el documento vigente es el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del año 1986. La friolera de casi 40 años.
En 2007, tanto el Ayuntamiento del PP, con José Manuel Molina al frente, como el Gobierno de Castilla-La Mancha, con José María Barreda como presidente dieron luz verde a un nuevo POM. Embarrancó en los tribunales en un auténtico laberinto judicial del que nunca salió.
En 2017, el Gobierno socialista de Milagros Tolón dudaba entre quedarse con el POM de 2007 -diseñado bajo gobierno del PP- o volver al año 1986. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha lo posibilitó.
Al final, tras nuevos y diversos periplos en los tribunales, Toledo volvió regirse por las normas urbanísticas del 86, y se han tenido que hacer hasta 32 modificaciones puntuales desde entonces, mientras se preparaba un nuevo documento, un avance del que aspiraba a ser el nuevo plan, que vio la luz en el verano de 2022.
¿Y el Casco Histórico o el AVE Madrid-Lisboa en Toledo?
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es la necesidad de abordar un nuevo Plan Especial del Casco Histórico de Toledo (PECHT), que data de 1998. El alcalde dice que “es necesario actualizar”, pero sin desvelar cómo. Si habrá o no más vivienda u otro tipo de usos es todavía una incógnita.
El concejal de Vox aseguró hace casi un año en una entrevista con elDiarioclm.es que no era partidario de un Casco Histórico “pétreo” y defendió que “las nuevas generaciones deben dejar huella” y se mostró partidario de expropiar para conservar edificios abandonados. Hoy lo ha repetido.
“Tenemos un empeño muy grande de enfrentarnos a la ciudad más difícil -urbanísticamente hablando- que conozco de España”, añadía.
También será relevante en este plan el futuro trazado del AVE Madrid-Extremadura a su paso por la capital regional. En este sentido, Velázquez ha recalcado que la propuesta municipal “trata de hacer ciudad y vertebrar”, así como también tienen en cuenta “futuros desarrollos como los de la Zona de Contacto -entre el Polígono y Santa Bárbara”, donde la Junta prevé que se puedan construir 1.000 viviendas en terrenos actualmente propiedad de SEPES.
“Es un elemento importantísimo y la propuesta municipal está en la idea de que la estación contribuya a hacer ciudad. Es el punto clave y de las palancas más interesantes para centralizar”, ha dicho Ezquiaga. Después ha lamentado el ejemplo de lo que ha supuesto la llegada de esta infraestructura a otras ciudades como Burgos, Segovia o Tarragona, con estaciones alejadas del centro de las ciudades. Guadalajara o Cuenca son otros ejemplos, aunque no los ha citado. Hay hasta nueve en España, bajo sospecha de especulación.
Toledo recibirá más vecinos desde Madrid que está “en saturación”
El arquitecto ha mencionado también que las previsiones que hay de crecimiento del número de habitantes en Madrid durante los próximos años hacen que se espere que Toledo vaya a recibir población ya que la capital “está en saturación”. Eso no es noticia. Ocurre desde hace décadas.
Otra de las reflexiones que ha realizado Ezquiaga es acerca del futuro de los planes urbanísticos en el país, donde han alcanzado “tan nivel de complejidad que está resultando muy difícil para los municipios sacarlos adelante”. “Estamos ante una situación reiterada. Eso da lugar a que se esté hablando de racionalizar contenidos de los planes para hacerlos más ágiles y más seguros, jurídicamente hablando”.