Andoni Canela, fotógrafo especializado en naturaleza: «El lobo se está usando para intereses políticos»

Andoni Canela, fotógrafo especializado en naturaleza: «El lobo se está usando para intereses políticos»

Reúne en el libro ‘Territorio lobo’ las imágenes captadas a lo largo de tres décadas de trabajo siguiendo a este esquivo animal, sobre el que asegura que nunca ha cesado la caza ilegal en España

La paradoja del lobo: la población se mantiene estable mientras se multiplican los ataques que le atribuye la Xunta

El fotógrafo Andoni Canela (Tudela, Navarra, 1969) se empezó a acercar al lobo ibérico hace 30 años, cuando aún era estudiante de periodismo, y nunca se desprendió de ese interés. Ha retratado al animal insistentemente en la península Ibérica y acaba de publicar un libro, Territorio lobo, en el que reúne imágenes de estas tres décadas para mostrarlo en su hábitat, jugando, descansando o vigilando. Dentro de su calendario de presentaciones pasará el lunes, 31 de marzo, por Santiago de Compostela para hablar de una especie que ha protagonizado en los últimos años una batalla política por su grado de protección. Después de cuatro años de prohibición, los votos de PP, Vox, Junts y PNV han permitido que se vuelvan a autorizar batidas para cazarlo al norte del Duero.

Canela critica esta utilización política de la especie y carga contra las “exageraciones y mentiras” que se han llegado a escuchar en el Congreso de los Diputados sobre un animal del que recuerda que huye cuando ve a un ser humano. Pide dar relevancia a los ataques al ganado, pero niega que haya habido un gran crecimiento de la población o que sea una amenaza para las personas: “Hay exageraciones, como que hay una plaga, y mentiras, como que atacan a las salidas de los colegios”. En Territorio lobo, dice, se ha acercado al animal en las zonas en las que “lo pasa peor”, fundamentalmente, por la caza ilegal que asegura que no ha dejado de producirse.

¿Por qué un libro sobre el lobo?

Empecé a intentar observar lobos hace 30 años, cuando estaba todavía estudiando periodismo. Los temas que me interesan son la naturaleza y los animales y fui a la sierra de la Culebra, donde entonces, a mediados de los 90, era más complicado [verlos], eran más escasos y estaban más restringidos a zonas concretas. Años después publiqué un primer libro sobre el lobo ibérico, Durmiendo con lobos, con [el biólogo] Juan Carlos Blanco en el texto. Reunía las fotografías de esos 10 – 15 primeros años, sobre todo en la zona en la tradicionalmente ha habido más lobos, que es la cordillera Cantábrica y la zona de Galicia limítrofe.

Con la pandemia hubo otro punto de inicio, que fue que los lobos, después de casi un siglo extinguidos en los Pirineos, donde se mataron a principios del siglo XX, sobre todo con veneno, algunos volvieron a entrar. Son lobos italianos que han pasado por Francia. Luego me fui otra vez a Galicia, que es otro de los puntos importantes de mi libro. La intención no es solo hablar del corazón del territorio del lobo, donde era más fuerte y había más manadas, sino ir a los extremos, donde lo pasan peor, a lugares en los que continúa pasando, como en zonas de Galicia, que hay manadas que desaparecen directamente de un año para otro porque se cazan de manera ilegal. La tercera punta del triángulo es la zona sur de Ávila y hacia Madrid y Segovia, donde también se exterminaron todos los lobos y durante décadas no hubo. Es un trabajo muy diferente ir a un sitio donde hay muchos lobos o ir donde hay pocos. El comportamiento que tienen está muy condicionado por la presencia humana.


Un lobo entre helechos en un monte de Galicia.

¿Cómo es fotografiar lobos?

Hay que ir aprendiendo, tener el conocimiento y el estudio de por qué van por una zona, por qué se mueven, a qué horas, qué cazan, cómo se comportan, qué época del año es. Eso hay que estudiarlo porque son muy esquivos, nocturnos. Y una cosa es verlos y otra fotografiarlos. Verlos diría que es una de cada diez veces, en el mejor de los casos. Además, son impredecibles. Y muy listos. Cuando te posicionas, el mínimo viento que les pueda llegar les lleva tu olor. O les llega el ruido y ya tienen la pista de que estás ahí. Te tienes que posicionar para que no lleve tu olor el viento. En cuanto a la vista, casi siempre estás lejos, más o menos oculto. Sobre todo no debes recortarte contra el horizonte, hacer siluetas o moverte bruscamente y llevar ropa más o menos mimética y estar quieto. Para un lobo verte a distancia es lo más difícil. Si tú no te mueves, un lobo a 300 metros no te ve. Pero el olor y el ruido sí les llegan.

¿En las observaciones para fotografiarlos se hace evidente que hay caza ilegal?

Cuando voy a zonas que conozco bien, sé por observaciones que los lobos que estaban ya no están. Luego tengo información de lo que me dicen ganaderos, algún cazador o algún naturalista. Se puede tener información más confidencial, que puedes o no probar, pero es bastante evidente, si alguien se dedica a indagar en zonas concretas cómo es la evolución de los lobos en tres, cuatro o cinco años. Requiere tiempo y hablar con la gente de allí, que sabe lo que hay. O con los cazadores. Si matan a un lobo de forma ilegal, no te lo van a decir ni lo van a poner en redes sociales, pero eso sigue ocurriendo en toda el área de distribución del lobo.

Es información que no se publicita, pero en donde ocurre se sabe…

Es información que no se publica en medios de comunicación porque la gran mayoría tiene otros intereses en las zonas de lobos. Para conseguir esa información a nivel periodístico habría que trabajar mucho, hacer investigación. Sería realmente costoso en cuanto a tiempo, dedicación y dinero. Pero hay unos hechos que están ahí y, si se quiere, se pueden comprobar.

¿Cómo se ve desde la óptica de un fotógrafo que lleva 30 años siguiendo a los lobos la batalla política por este animal?

El tema del lobo es algo político. El lobo es una herramienta que se está utilizando para estos intereses, como tantos otros temas sociales que se usan ahora mismo en pactos políticos, como asuntos tan graves como las migraciones. Estas cosas se están utilizando de una manera descarada, se negocia con ello. El lobo está ahora dentro de eso. Estos cambios [que se haya aprobado que se vuelvan a cazar lobos en España] tienen que ver con eso. En el caso del lobo, hay algunas cosas que son ciertas: en zonas concretas causa daños a la ganadería. Eso es evidente e importante. Pero se mezcla con exageraciones, como que son muchísimos, que hay plagas, y con mentiras, como que atacan a las salidas de los colegios. Y eso es algo que se ha dicho en el Congreso. No hay ataques de lobos a personas: los lobos salen corriendo cuando ven a alguien.


Dos lobos adultos jugando en un monte en Cantabria.

Es un animal esquivo.

Sale una imagen de un lobo despistado en el Camino de Santiago que se encuentra con unos peregrinos, eso se publica 40 veces en los medios. Pero, ¿dónde están el resto, si hay tantos? Hoy en día, con redes sociales, si hubiese tantos, estarían todo el día apareciendo. En alguna zona concreta puede haber habido un aumento de los lobos. Si en la zona en la que hay más lobos, que es Castilla y León, en su censo oficial -que se les acusa de decir que hay muchos más de los que hay- les sale un aumento del 8%… eso no es nada.

Eso de que hay muchos más lobos y muchos más daños no es real. Hay daños y los había antes y hay que hacer algo al respecto, pero no se puede decir que hay plagas o atacan a la gente. Eso es mentira, una herramienta para calentar a la gente. Si vas a los pueblos, en zonas en las que nunca se ha extinguido, mucha gente no ha visto nunca un lobo. Son esquivos, se mueven de noche y no hay tantos. No son una plaga porque también se regulan. Se matarían entre ellos. Fuera de las zonas en las que el ser humano es la principal causa de muertes de lobo, la principal causa es otro lobo. Se han utilizado argumentos que no son ciertos para que fuera más efectiva esa herramienta política para conseguir votos.

¿Hay una corriente social que se está separando de la preocupación ambiental?

Es una corriente general que está ocurriendo en Europa, en Estados Unidos con Trump y en España también. El interés medioambiental en España, sin entrar en el tema político, ha bajado en la última década. El que queda se centra sobre todo, en cambio, climático, que está claro que hay que darle importancia. En mis trabajos de lo que hablo es de la biodiversidad. Ahí es casi no hay temas de interés que hablen del valor del ecosistema. Es verdad que el lince se ha recuperado debido, sobre todo, a una cantidad ingente de fondos que han entrado de Europa y a que no es una especie muy conflictiva. Igual con el águila imperial y el oso pardo, que están en una zona muy concreta y tampoco hay conflicto. Hay avances, no se puede ser catastrofista 100%, pero eso ha sido más fruto de los últimos 20-30 años, que estamos viendo ahora los resultados. Actualmente, yo veo los medios de comunicación y no hay temas de portada que le den un valor real al medio ambiente y la biodiversidad.

¿Ves una carencia de enfoques en los que la biodiversidad aparezca como intrínsecamente valiosa?

Exactamente. La parte real de los daños que causa el lobo a la ganadería no la minimizo nunca. De hecho, creo que minimizarla, que se ha hecho mucho, no es una buena estrategia. Creo que es un tema importante y hay que tratarlo con respeto. Pero esa no es la clave del conflicto que hay ahora, que es político, de intereses, de partidos. Los daños no son realmente el problema.