Por qué Musk ha invertido millones en la carrera electoral del tribunal de Wisconsin

Por qué Musk ha invertido millones en la carrera electoral del tribunal de Wisconsin

La contienda electoral en la corte se ha convertido en un referéndum sobre la popularidad de Musk y Trump, así como un campo de pruebas para las estrategias de los demócratas de cara a las ‘midterms ‘

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Las elecciones al tribunal Supremo de Wisconsin que se celebran este martes se han convertido en la contienda judicial más cara de la historia de Estados Unidos. Más de 81 millones de dólares se han gastado por el asiento que está en disputa en la corte estatal y en gran parte eso se debe a la ingente inversión que ha realizado Elon Musk a favor del juez conservador, Brad Schimel. A través de America PAC y Building for America’s Future, Musk ha donado más de 20 millones de dólares en favor de Schimel, además de que ha entregado en persona cheques de un millón de dólares a electores de Wisconsin por votar. La cita electoral se ha convertido en una prueba sobre la popularidad de Musk y también de Donald Trump, quien ya ha apoyado a Schimel. 

Más allá de servir de termómetro sobre el clima político del país después de dos meses de mandato de Trump, la razón por la que Musk ha dopado la campaña del juez conservador es porque también hay en juego la ajustada mayoría republicana en el Congreso de cara a las elecciones de mitad de mandato de 2026. El asiento que está en juego en el tribunal determinará si se mantiene la mayoría progresista que se forjó en 2023 (4 a 3) o bien si la corte vuelve a ser de carácter conservador. 

Los comicios coinciden en un momento en el que el tribunal estatal debe decidir sobre casos relacionados con el derecho al aborto, la redistribución de los distritos electorales del Congreso y las normas de votación, lo que afectará a las elecciones de mitad de mandato del próximo año y a las presidenciales de 2028. Casualmente, también está marcha una demanda hecha por Tesla, la empresa de coches eléctricos de Musk, que pide revocar una ley estatal que le impide abrir concesionarios y que va en vías de acabar en la mesa del Supremo.

En las pasadas elecciones, Wisconsin fue uno de los siete estados clave que estaban en disputa y Trump se lo llevó por tan solo 0,86 puntos porcentuales frente a Kamala Harris. Por ello, la delimitación de los distritos electorales puede ser determinante. En los últimos años, los demócratas han estado denunciando que la distribución que dictaminaron los republicanos mientras gobernaban Wisconsin les había estado favoreciendo en exceso. 

La peculiar distribución, con distritos isla dentro de otros distritos, -algunos bromean con que se parece a un queso gruyere- fue llevada al Supremo estatal en 2023 y este determinó que algunos de los límites establecidos por los republicanos eran inconstitucionales. Por lo cual se ordenó un nuevo mapa. Si se vuelve a apuntalar una mayoría conservadora en el tribunal existe la posibilidad de que estos cambios sean recurridos por parte de los republicanos, que controlan las dos cámaras del Congreso con una mayoría muy ajustada. 

Laboratorio demócrata 

En el escenario actual, donde los demócratas han perdido casi todos los mecanismos de contrapoder efectivo contra el presidente, las elecciones de mitad de mandato son el principal horizonte para recuperar el control del legislativo y hacer oposición. Wisconsin importa a los demócratas no solo por el futuro del mapa electoral y la repartición de sus ocho escaños en la Cámara de los Representantes, sino también por la prueba piloto que han llevado en este estado sobre qué estrategia adoptar para enfrentar a Trump.

En medio de la parálisis posterior a la derrota del 5 de noviembre, el partido Demócrata aún está buscando una narrativa con la que reconectar con los votantes. Después de fracasar con la idea de que el retorno de Trump era una amenaza a la democracia, algunos miembros del partido han empezado a reconducir la negativa hacia el mensaje de clase. Más concretamente en la idea de luchar contra la oligarquía que representan Musk y todos los magnates tecnológicos que rodean al actual presidente. Es una idea en la que han estado trabajando los congresistas demócratas Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez. 

“Debo hablar solo un minuto o dos sobre mi oponente: Elon Musk”. Se trata de la frase que constantemente ha repetido la jueza progresista Susan Crawford en su campaña contra Schimel. Crawford ha recibido el apoyo de los demócratas, quienes han apoyado su candidatura y la han convertido en una prueba piloto de cómo enfocar la campaña de las midterms

Más allá del campo de pruebas electoral, en la papeleta de Wisconsin también se juega el futuro de la normativa electoral. “Hay un referéndum muy importante (cuestión 1) en la votación del 1 de abril para modificar la Constitución del Estado y exigir la identificación de votantes”, escribía Trump este lunes en su post de Truth Social para apoyar a Schimel. La propuesta que se vota es una enmienda constitucional sobre el uso de un documento de identificación con foto a la hora de ir a votar.  

 Una posible violación de la ley electoral

Musk ha aplicado la misma estrategia que usó con Trump durante las elecciones pasadas: cuantiosas donaciones a través de sus plataformas (America PAC y Building for America’s Future), hacer campaña en persona a favor del candidato, y prometer dinero entre los votantes, ya fuera en forma de sorteo o cheque. Durante el mitin que protagonizó Musk en Green Bay (Wisconsin), el multimillonario entregó talones de un millón de dólares a dos votantes y prometió al resto de asistentes que les pagaría 20 dólares por cada elector que reclutaran antes de este martes 1 de abril, cuando tienen lugar los comicios. 

Este lunes, el senador de Vermont señalaba el escándalo de los cheques de Musk. “Así que este es el estado de la democracia estadounidense. El hombre más rico del mundo está repartiendo cheques de un millón de dólares para ganar un escaño en el Tribunal Supremo de Wisconsin y elegir a un juez en contra del derecho al aborto”, escribía Sanders en X, donde compartía la imagen del multimillonario con el talón gigante durante el acto del domingo. Antes de la esperpéntica foto, el caso ya había sido presentado ante la justicia cuando Musk hizo públicas sus intenciones. En Wisconsin la ley electoral prohíbe dar cualquier objeto de valor o dinero a cambio del ejercicio del voto. 

La polémica se remonta a un post que el propietario de Tesla hizo el pasado jueves, donde ya adelantó la entrega de los cheques en cuestión. En la publicación, decía explícitamente que daría el millón de dólares “en agradecimiento por ir a votar”. Poco después de que estallara la polémica y se hiciera notar a Musk que estaba incurriendo en un posible delito, borró el tuit y publicó una versión revisada. En el nuevo post decía que la entrada al mitin del domingo estaría limitada a quienes hubieran firmado una petición en contra de los jueces “activistas” y que entregaría los cheques a “dos personas que sean portavoces de la petición”.

El fiscal general Josh Kaul solicitó el viernes al tribunal de circuito que emitiera una orden judicial de emergencia para impedir que Musk realizara los pagos, calificándolos de un “intento flagrante de violar” el estatuto antisoborno de Wisconsin.

También cuestionaron la propuesta del comité de acción política de Musk, America First, de pagar 100 dólares a cualquier votante registrado de Wisconsin que firmara una petición expresando su oposición a los “jueces activistas” o la reenviara a alguien que lo hiciera. A principios de esta semana, el grupo anunció que había otorgado un millón de dólares a un hombre de Green Bay para que actuara como “portavoz para firmar nuestra Petición en Oposición a los Jueces Activistas”.

En las elecciones generales, el comité de acción política de Musk America First ya utilizó tácticas casi idénticas, entre las que se incluían ofrecer un millón de dólares por día a los votantes de los siete swing state (incluido Wisconsin) que firmaran una petición apoyando la Primera y la Segunda Enmienda. En su momento, el fiscal del distrito de Filadelfia presentó una demanda para detener el sorteo recurriendo a la ley electoral de Pensilvania. Pero el juez dictaminó que no se probó que se tratara de una lotería ilegal y permitió que continuara hasta el día de las elecciones.