Un sacristán acepta dos años de prisión por una agresión sexual a una mujer con discapacidad

Un sacristán acepta dos años de prisión por una agresión sexual a una mujer con discapacidad

El Arzobispado de Valencia figura como responsable civil subsidiario

Un sacristán de una iglesia de Bétera ha aceptado este lunes una pena de dos años de prisión por un delito de agresión sexual a una mujer con una discapacidad intelectual del 66%, en un juicio celebrado ante la sección tercera de la Audiencia Provincial de Valencia.

Las partes han alcanzado un pacto de conformidad por el que R. R. P. asume también el alejamiento de la víctima durante cinco años a una distancia mínima de 300 metros y la inhabilitación durante siete años para ejercer profesión u oficio que conlleve contacto regular con personas menores de edad. La sentencia, por tanto, es firme.

El Arzobispado de València, representado por un letrado, asume asimismo la responsabilidad civil subsidiaria del pago de 7.000 euros, cifra que ya ha sido consignada casi en su totalidad.

El sacristán ha aceptado la pena de prisión (suspendida a condición de que no delinca en un plazo de tres años y al abono definitivo de la responsabilidad civil) al ser una pena menor de dos años de prisión y no contar el acusado con antecedentes penales.

La “excusa” de la campanilla

“Ejerciendo funciones de sacristán”, el hombre “invitó a la víctima a un cuarto de la sacristía con la excusa de enseñarle como funcionaba la campanilla”, según reza el escrito de acusación del Ministero Fiscal. Además, el sacristán era “sabedor” de que la mujer tenía una discapacidad intelectual del 66%.

“Una vez en la sacristía”, abunda el escrito de la acusación pública, “le tocó con la mano el pecho presionándolo, los glúteos y sus partes íntimas por encima de la ropa”. La víctima “quedó bloqueada y sin poder reaccionar pese a llevar la campanita en la mano y haberse podido defender”. “No obstante”, agrega el fiscal, le mujer le dijo: “Esto es pecado”.

La víctima sufrió “miedo, nerviosismo, rabia y enfado”, concluye el Ministerio Público.