
Ayuso, cum laude en Relaciones Internacionales
La baronesa madrileña no distingue entre una infracción tributaria y un delito fiscal, pero es un portento de la organización económica internacional y la economía europea. Ahora se entiende mejor lo de Alumna Ilustre de la Complutense y el Honoris Causa por la Universidad de Quito. ¡Poco se la valora!
La pareja de Ayuso niega ante la jueza que el medio millón por una empresa sin valor fuera un soborno a un directivo de Quirón
Ni ella es Julia Roberts ni él es Richard Geere. Tampoco es que la protagonista de esta historia tenga aversión a pasar por el altar. De hecho, poco o nada nos interesa si piensa o no oficializar su maridaje por la Iglesia, como buena católica que es. Su rechazo no es al trono, simplemente responde a su afán de no dar explicaciones sobre los negocios de su pareja, sobre la vivienda ilegal en la que habita, sobre si en las asignaturas de Derecho y Economía, que también se estudian en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM que la hizo Alumna Ilustre, le enseñaron a distinguir entre lo que es una infracción tributaria y un delito fiscal. ¡Cinco en total! Dos de fraude fiscal, uno de falsificación documental, otro de corrupción en los negocios y uno más de administración desleal.
Ya es casualidad que cada vez que Alberto Quirón tiene que pasar por el banquillo del juzgado, Isabel Díaz Ayuso sea como la protagonista de Novia a la fuga y corra a poner tierra o mar de por medio. Esta semana ha elegido Ecuador, pero otras veces fue Chile, Londres o donde la lleve el mapa por el que la pasea MAR. Lo importante es no estar en Madrid. No someterse al escrutinio de los medios interesados en seguir el desarrollo de la investigación judicial que afecta a su pareja, que no son todos porque los hay que creen que el asunto o forma parte de su vida privada o solo afecta al antaño técnico sanitario y hoy empresario de éxito a costa de facturar con Quirón, el principal proveedor de sanidad privada de la Comunidad de Madrid. ¡Zarandajas!
Ni un breve, ni un sumario, ni unas colas sobre las andanzas de Alberto Quirón y, sin embargo, ríos de tinta y minutillos de telediario sobre la importancia de estrechar lazos institucionales y económicos con Latinoamérica. Ah, y también sobre el muy loable deseo de dar un afectuoso abrazo al presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, ese hombre sobre el que pesan acusaciones de violencia vicaria por parte de su expareja. ¡Cosas de un mal divorcio!, que diría Feijóo.
Alberto Quirón Fernández Amador declaraba este jueves como imputado por los delitos de administración desleal y corrupción en los negocios, pero Ayuso solo tuvo palabras para su “coherencia” con el presidente de Ecuador después de haberle entregado una medalla internacional en noviembre de 2023 y para arremeter contra un nombre que envenena sus sueños y no es el de Alberto Quirón, sino el de Pedro Sánchez. Esta vez por su viaje a Vietnam y a China porque, claro, Pekín no es un destino obligado para España y para la UE en busca de nuevos mercados después de la guerra comercial declarada por Trump, sino solo un viaje “al servicio de [José Luis Rodríguez] Zapatero y su Internacional anti occidente” para “homenajear la memoria de tiranos sanguinarios” y para “dejar a España aislada en el mundo y enfrentada a sus socios”.
Sánchez es amigo de los “tiranos sanguinarios” y quiere “aislar a España del mundo” pero cuando Dolores de Cospedal viajó en 2013 a China para firmar en la ciudad de Suzhou un memorando de entendimiento entre el PP y el Partido Comunista de China para la colaboración y el intercambio de experiencias entre ambas formaciones gobernantes no se escuchó una palabra de Ayuso ni de quienes jalean sus astracanadas. La entonces secretaria general del PP asistió a una reunión con un centenar de políticos de 26 partidos europeos con el partido que gobierna la República Popular desde 1949 para lo mismo que ahora lo hace Sánchez: para explorar nuevos mercados y ensanchar las relaciones comerciales.
Pero Ayuso es una fuente inagotable de sabiduría. De hecho, ya sabemos por tan elocuentes declaraciones el motivo por el que fue nombrada Alumna Ilustre de la Complutense y ahora, Doctor Honoris Causa por la Universidad de las Américas (UDLA) de Quito. Sin duda, es cum laude en Relaciones Internacionales, matrícula de honor en geopolítica y máster -en la Rey Juan Carlos, seguro- en Comercio Exterior. Poco se valora y poco se reconoce a este portento de la organización económica internacional y la economía española y de la UE. En qué estaría pensando el célebre periodista deportivo José María García cuando dijo aquello que bastaban 15 minutos de charla con la baronesa más laureada por la prensa subvencionada para pensar: ¡Coño, si no hay una cosa mejor en este país, cerremos la tienda!
P. D. Y Alberto Quirón dice que nunca sobornó a ningún directivo de Quirón y que está “feliz y contento” por lo declarado en el juzgado. Solamente falta que la jueza le crea porque lo de pagar 500.000 del ala por una empresa de tratamientos estéticos sin local propio, que compartía sede con una botica de pueblo y apenas sumaba un par de equipos de depilación láser y un portátil con un valor contable cero es complicado de tragar. Más si la sociedad en cuestión era de la mujer del ejecutivo de Quirón Fernando Camino.