
Guía para visitar Keukenhof, el espectacular parque de tulipanes de Ámsterdam
Durante solo unas semanas al año, el inmenso parque de Keukenhof se llena de colores y aromas gracias a la floración de tulipanes, narcisos y jacintos. Una belleza efímera que celebra ya su 76ª edición
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Si pensamos en tulipanes, seguro que lo primero que nos viene a la mente es Holanda. Los Países Bajos no son solo los mayores productores de tulipanes del mundo, sino que estas coloridas flores son parte de su cultura, su imagen e incluso su marketing turístico. No hay quien viaje a Ámsterdam, por ejemplo, y no se traiga algunos bulbos de tulipanes comprados en el mercado de las flores.
Pues bien, si quieres conocer esta tierra en su máximo apogeo primaveral, entonces Keukenhof es tu destino. Situado en Lisse, a solo 40 kilómetros de Ámsterdam, este inmenso parque floral se convierte durante unas semanas al año en un espectáculo visual y sensorial difícil de olvidar. Más de siete millones de bulbos florecen en sus senderos, jardines y pabellones, formando paisajes que difícilmente encontrarás en ningún otro lugar.
Keukenhof no es un parque cualquiera. Aquí no vienes solo a ver flores: vienes a caminar entre alfombras vivas de colores, a perderte entre aromas, a encontrar el rincón perfecto para hacer la foto del viaje y a reconectar un poco con la naturaleza, aunque en este lugar su belleza se haya moldeado para el disfrute de los visitantes.
Flores dibujando flores en el paisaje.
Un poco de historia y mucho encanto
Aunque hoy sea uno de los lugares más visitados de los Países Bajos, Keukenhof tiene un origen curioso y muy distinto al que podríamos imaginar. En el siglo XV, la condesa Jacoba Beieren solía pasear por estos terrenos. Según cuenta la historia, el aroma de las hierbas silvestres que crecían en la zona le recordaba a las cocinas de su castillo. De ahí viene su nombre: “Keukenhof” significa literalmente “el jardín de la cocina”.
A lo largo de los siglos, esta finca pasó de mano en mano y en 1641 se construyó el castillo que todavía puede visitarse hoy. El diseño paisajístico que conocemos comenzó a tomar forma en 1857, cuando el barón Van Pallandt encargó a los arquitectos Jan David Zocher y su hijo (los mismos que crearon el Vondelpark de Ámsterdam) la transformación del parque en un jardín de estilo inglés.
El salto definitivo llegó en 1949. Un grupo de cultivadores de bulbos tuvo la brillante idea de usar la finca como escaparate floral. Así nació la primera edición de Keukenhof tal como la conocemos. Desde entonces, cada primavera se repite este festival de color que ya va por su 76ª edición.
El enorme trabajo de los jardineros de Keukenhof.
Cuándo ir y cómo conseguir entradas sin agobios
Keukenhof solo abre unas ocho semanas al año, coincidiendo con la floración de los bulbos. En 2025, el parque estará abierto del 20 de marzo al 11 de mayo, todos los días de 8:00 a 19:30 horas, aunque ten en cuenta que el último acceso es a las 18:00 horas.
¿Cuál es el mejor momento para ir? La floración depende del clima, así que no hay una fórmula exacta. Por lo general, la primera parte de la temporada (finales de marzo, principios de abril) es ideal para ver narcisos, jacintos y tulipanes tempranos. A mediados de abril, los tulipanes grandes están en su máximo esplendor. Y si vas muy al final, algunas zonas pueden empezar a decaer, pero los pabellones cubiertos siguen mostrando flores perfectas hasta el último día.
Para evitar sustos, lo mejor es comprar las entradas online con antelación en la web de Keukenhof. El pase general tiene un precio de 20€ y puedes elegir entre la entrada simple, la combinada con transporte o incluso una excursión desde Ámsterdam que lo incluye todo. Las entradas van con fecha y hora, así que no vale improvisar. Y si vas en fin de semana o en días de máxima afluencia, madruga: a primera hora se disfruta con mucha más calma.
Senderos y más senderos en Keukenhof.
Cómo llegar desde Ámsterdam (sin perderte ni complicarte)
Llegar a Keukenhof es más fácil de lo que parece. Si estás en Ámsterdam, lo más cómodo es coger el Keukenhof Express desde el aeropuerto de Schiphol. Sale con frecuencia y te deja en la puerta del parque en apenas media hora. También hay conexiones desde el centro de la ciudad: puedes tomar el bus de la línea 397, bajarte en Schiphol y allí enlazar con el Express.
Otra opción es ir en coche. Solo tienes que seguir la autopista A44 hasta la salida 3 “Lisse”. El parking cuesta 9€ y se paga al reservar la entrada. Todo está bien indicado, así que no hay pérdida. Y si prefieres no preocuparte por nada, puedes apuntarte a una excursión organizada que te recoja y te deje de vuelta en el centro de Ámsterdam. Muchas incluso incluyen guía, ideal si te apetece conocer mejor la historia y los secretos del parque.
Flores de todos los colores.
Qué ver y hacer dentro del parque
Una vez entras, comienza la magia. Keukenhof se recorre a pie por 15 kilómetros de senderos perfectamente diseñados para que vayas descubriendo distintas zonas, con ambientes muy variados: desde jardines de estilo inglés hasta zonas temáticas más modernas, con esculturas, grafitis o instalaciones artísticas.
Uno de los grandes atractivos son los pabellones. Hay varios repartidos por el parque, cada uno con una especialidad: el Oranje Nassau y el Willem-Alexander están llenos de tulipanes, lirios y flores de corte; el Beatrix es el paraíso de las orquídeas; y el Juliana acoge una exposición interactiva llamada Tulpomania, que explica la historia (y la fiebre) de los tulipanes en Holanda. Todos los pabellones están cubiertos, así que incluso si el tiempo no acompaña, siempre hay algo espectacular que ver.
Además, cada año se tematizan distintos jardines. En 2025 no hay un único gran tema para todo el parque, sino que cada exposición tiene su propio enfoque. Entre los jardines más curiosos de esta edición están el Sounds of Spring, que mezcla música y naturaleza, y el Romantic Mystery, ideal para los más soñadores.
También puedes subir al famoso molino de viento y asomarte a su terraza, desde donde se ven algunos campos de flores de los alrededores. Es uno de los rincones más populares del parque y las vistas merecen la pena.
Si te apetece explorar más allá, puedes alquilar una bici (11€ durante tres horas) para recorrer los campos exteriores o hacer un minicrucero en barco por los canales cercanos. Todo esto se gestiona aparte, pero es una forma fantástica de alargar la experiencia.
Un mar de tulipanes, pero no solo de tulipanes.
¿Vas con niños? Plan asegurado
Keukenhof es una opción ideal si viajas con niños o en familia. Dentro del parque hay zonas pensadas para los más pequeños: un laberinto, un parque infantil, una pequeña granja con animales, zonas lúdicas junto al agua y hasta una búsqueda del tesoro. También hay restaurantes con menús infantiles, baños adaptados y espacio para moverse con libertad sin miedo a que se aburran.
Además, los niños menores de 4 años entran gratis, y los de entre 4 y 17 años tienen entrada reducida a 9€. Así que si estás buscando un plan familiar que guste a todos, este es un acierto seguro.
Consejos que te van a venir de perlas
¿Cuánto tiempo dedicarle a la visita? Depende de tu ritmo, pero la mayoría de visitantes pasan entre tres y cinco horas dentro del parque. Añade el tiempo de ida y vuelta y te sale fácilmente medio día completo. Si te gusta hacer fotos o eres de los que se paran en cada rincón, podrías estar incluso más. La ventaja es que, una vez dentro, puedes quedarte todo el tiempo que quieras hasta el cierre.
Lleva calzado cómodo porque hay mucho que caminar. Si hace buen día, agradecerás unas gafas de sol, una botella de agua y algo de crema solar. Puedes llevar tu propia comida y hacer un picnic en las zonas habilitadas, pero también hay cafeterías, restaurantes y puestos de comida por todo el parque.
Mapa de Keukenhof
Si puedes, evita los fines de semana y visita el parque entre semana, sobre todo por la mañana. Hay menos gente, mejor luz para las fotos y más tranquilidad para disfrutar del paseo.
Y si no eres especialmente fan de las flores, no pasa nada: este sitio no va solo de jardinería, va de belleza, de armonía y de disfrutar de un día diferente, rodeado de colores imposibles y la alegría y las ganas de vivir que siempre contagia la primavera.