
El único pico de España que es el punto de conexión de tres grandes reinos antiguos
La Mesa de los Tres Reyes, en la frontera entre Navarra, Aragón y Francia, fue punto de encuentro de monarcas medievales
Siete rutas de senderismo para recorrer a pie las montañas españolas
En un tiempo donde los mapas eran disputas y las montañas fronteras naturales, hay un lugar que fue más que una cima: un punto de encuentro. Guerras y contiendas de la historia de nuestro país sucedieron en enclaves que hoy en día pasan completamente desapercibidos. Este, afortunadamente, no es uno de ellos.
La Mesa de los Tres Reyes -o Hiru Erregeen Mahaia en euskera- no solo es el pico más alto de Navarra, con 2.444 metros de altitud, sino también el punto donde convergían tres grandes reinos: Aragón, Navarra y Francia. En su cima, se dice que los monarcas de estas tierras podían reunirse, sin abandonar sus respectivos territorios.
Hoy, esta montaña sigue siendo especial. No por la política, sino por lo que ofrece a los senderistas: una de las rutas más emblemáticas y panorámicas del Pirineo Occidental, una travesía que combina historia, esfuerzo y vistas inolvidables.
El inicio: entre pastos, arroyos y refugios
La aventura comienza en el Refugio de Linza, a 1.320 metros de altitud, en pleno Valle de Ansó (Huesca). Tras atravesar una zona de acampada y cruzar un riachuelo por un pequeño puente de madera, se inicia el sendero que, paso a paso, irá revelando el imponente entorno del Parque Natural de los Valles Occidentales.
Al poco de empezar la ruta, el camino gira a la izquierda y deja atrás una pequeña cabaña. Es el primer aviso de que el ascenso comienza a exigir algo más que contemplación. A medida que se gana altura, se abre ante nosotros el Collado de Linza, a casi 2.000 metros, y tras una hora y cuarto de caminata, la recompensa visual es inmediata: un circo de montañas se despliega ante el caminante.
La ascensión entre dolinas y lapiaz
La ruta prosigue hacia el noreste, rodeando las Foyas de la Solana, depresiones de origen kárstico formadas por la disolución de la roca caliza. La presencia del agua, aunque ahora escasa, ha modelado durante siglos este singular paisaje.
Media hora después, el sendero cruza una zona rocosa muy marcada por lapiaz, con surcos afilados y caminos señalizados por hitos. La progresión se vuelve más técnica, y poco a poco se encara la cresta final, donde se alternan tramos aéreos con pasos de roca que exigen precaución.
Una cima con historia… y vistas de vértigo
Después de tres horas y media de caminata, se alcanza por fin la mítica Mesa de los Tres Reyes. El nombre no es casual: según la leyenda, fue aquí donde se reunían los reyes de los tres territorios que se tocan en su cumbre sin necesidad de invadir el del vecino.
En la cima, además de un vértice geodésico, se encuentra una figura de San Francisco Javier, patrón de Navarra, y una maqueta de su castillo natal. El entorno no decepciona: al sur, se divisan los perfiles del Bisaurín, el Aspe o el Balaitús; al norte, el Anie y el Petrechema dominan la vista.
Desde esta atalaya, el silencio del Pirineo recuerda que la naturaleza sigue marcando los tiempos, mucho más que las antiguas fronteras humanas.
Una segunda cima y el regreso
Para quienes aún tienen energía, a escasos metros de la cima principal se encuentra una antecima oriental, conocida como Pic de la Table, con 2.421 metros de altitud. Formada por pizarra descompuesta, ofrece otra perspectiva del entorno, aunque el esfuerzo adicional es opcional.
El descenso se realiza por el mismo camino de ida, lo que permite disfrutar de nuevo del paisaje, esta vez con la satisfacción de haber alcanzado una cima tan histórica como panorámica.
Mucho más que una montaña: símbolo y reto
La Mesa de los Tres Reyes no es solo una ruta de alta montaña. Es un símbolo natural y cultural, testigo de la historia de tres reinos y de la geografía agreste que los separaba… o los unía. Es también un reto accesible para quienes ya tienen cierta experiencia en montaña y buscan una jornada completa, lejos del bullicio, rodeados de pastos, cumbres y leyendas.
Una excursión que invita a caminar no solo por el Pirineo, sino también por los caminos de la historia.