Juan Barranco revela que el equipo de Ayuso lo engañó para incluir su voz en un documental contra la placa sobre las torturas franquistas en la Puerta del Sol

Juan Barranco revela que el equipo de Ayuso lo engañó para incluir su voz en un documental contra la placa sobre las torturas franquistas en la Puerta del Sol

El histórico alcalde de Madrid desvela en una entrevista en elDiario.es que aceptó la propuesta del equipo de la presidenta madrileña para participar en un documental sobre la historia de la Real Casa de Correos: “No sabía que iban a reconvertirlo en un alegato contra la placa”

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Juan Barranco, alcalde de Madrid entre 1986 y 1989, participó en un documental promovido por el Gobierno de Ayuso en el que también intervinieron otros expresidentes de la Comunidad de Madrid. El objetivo del vídeo era oponerse a la colocación de una placa que recuerde el pasado franquista de la Real Casa de Correos, antigua sede de la Dirección General de Seguridad y hoy sede de la Presidencia regional, como pretende el Gobierno de Pedro Sánchez.

Entre comentarios de expolíticos, como Esperanza Aguirre o Alberto Ruiz Gallardón, que critican la resignificación del lugar que quiere hacer el Gobierno de Pedro Sánchez, las declaraciones que se han incluido de Barranco se limitan a recordar que él mismo estuvo detenido en ese mismo edificio, cuando era un joven sindicalista del sector bancario.

En esta entrevista, Barranco revela que él aceptó participar porque desconocía el propósito final del documental. Según explica, fue citado “con el pretexto” de celebrar “que se cumplen 40 años desde que ese edificio dejó de ser la Dirección General de la Seguridad para convertirse en la sede de la Comunidad de Madrid”. Cuando acudió a la grabación, lo recibió el jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez. Reconoce que el resultado final de su entrevista, que fue editada y recortada sin respetar el espíritu de su discurso, le disgustó: “No sabía que iban a reconvertirlo en un alegato contra la placa”.  

¿Qué opina de la polémica que ha promovido Ayuso ante su negativa a reconocer que la Puerta del Sol es un lugar de Memoria?

Es una actitud incomprensible, porque poner una placa es un acto de respeto, un acto democrático. No entiendo a cuento de qué viene esta polémica. Ese edificio ha pasado por muchas cosas; lo empezaron a construir en los tiempos de Carlos III, pero es verdad que durante muchísimos años fue la sede principal de la represión franquista. 

Allí se ha torturado a muchos hombres y mujeres que lucharon por la libertad y la democracia. He conocido, además, personalmente a algunos de ellos. A esas personas hay que recordarlas y hay que honrarlas. Creo que poner una placa debe ser una cosa que nos llene a todos de satisfacción y de orgullo porque es el reconocimiento del triunfo de la democracia. Hemos pasado de un edificio que era la sede de la represión y de las torturas, a ser, ahora, la sede de la institución democrática más importante de los madrileños. 

Usted participó en un vídeo elaborado por la Comunidad de Madrid en el que se recorre la historia de la Real Casa de Correos y se lanza la idea de que no es necesaria una placa de recuerdo a las víctimas que estuvieron allí presas. De hecho, Esperanza Aguirre llegó a asegurar que lo que se busca es “resucitar el guerracivilismo”. En ningún momento sale nadie en defensa de ese reconocimiento…

Lo mismo que le he dicho a usted, lo dije en esa entrevista. A mí me citaron para esa entrevista con el pretexto de que se cumplen 40 años desde que ese edificio dejó de ser la Dirección General de la Seguridad para convertirse en la sede de la Comunidad de Madrid gracias a un convenio donde participamos el Ministerio del Interior, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid; es decir, [el exministro José] Barrionuevo, [el expresidente de la Comunidad de Madrid] Joaquín Leguina y yo. 

La Comunidad de Madrid era un ente nuevo. Solamente tenía una sede, que era la antigua Diputación; no tenía Parlamento, no tenía sede de Gobierno. Para facilitar eso, hicimos ese convenio. Y, en función de ese acuerdo, la Dirección General de Seguridad pasó a ser la sede de la Comunidad de Madrid.

¿Qué opina del documental? 

Me sorprendió. ¿Qué pintaban ahí Esperanza Aguirre o [Cristina] Cifuentes? Si esto era para recordar que, hace 40 años, este edificio pasó a ser otra cosa. Me sorprendió. 

Usted sale en el vídeo recordando que estuvo allí detenido y celebrando que es “un gran triunfo de la democracia” que ahora la Real Casa de Correos acoja actos oficiales. ¿Se ha sentido utilizado?

Sabía que estaban Barrionuevo, Leguina y Gallardón, pero cuando lo vi, hicieron intervenciones que no tenían nada que ver con el edificio. Era una cosa en contra de la placa. Y dije: ‘¿y esto?’ 

¿Qué sintió cuándo lo vio? 

No me gustó. Si lo llego a saber de antemano, no hubiera ido. Y que conste que me trataron de maravilla: Miguel Ángel Rodríguez bajó a saludarme. Ayuso, no, porque estaba en un acto con el rey. Pero yo no sabía que iban a reconvertirlo en un alegato contra la placa.


Joaquin Leguina, Isabel Díaz Ayuso y Juan Barranco (derecha) en la Puerta del Sol

Usted fue detenido en 1973 por colaboración con los sindicalistas de Comisiones Obreras que habían sido detenidos en el proceso 1001. Y estuvo allí retenido. ¿Por qué lo detuvieron?

Por repartir, octavillas y circulares por toda la banca para pedir solidaridad con los que estaban presos. Hubo algún chivatazo, diciendo que quienes habíamos escrito y repartido esas octavillas fuimos mi mujer y yo. En plena luna de miel [los agentes de la Policía] se presentaron en casa, y tuvimos que ir allí, a la Puerta del Sol. Afortunadamente, a nosotros ni nos pegaron ni nos torturaron. Nos hicieron unos interrogatorios muy agresivos, muy groseros. 

¿En qué consistieron esos interrogatorios? 

Sacaban papeles firmados por mí. Yo era sindicalista y firmaba todos los papeles pidiendo amnistía y libertad. Los tipos lo tenían todo guardado. Entonces, salían, entraban, y cada vez que volvían a entrar me enseñaban un papel de esos, pero no nos torturaron. 

¿Cuánto tiempo estuvieron allí?, ¿cómo lo recuerda?

Ocho, nueve horas. Yo tenía asumido que tarde o temprano me iban a detener. Estaba preparado. Tenía 26 años. Lo que no tenía previsto era que me detuvieran y me interrogaran con mi mujer. Fue desagradable. 

¿Qué comentaban otros compañeros suyos de militancia tras ser detenidos en la Dirección General de Seguridad? 

A una amiga que trabajaba en el Banco Hispano Americano, las torturas le destrozaron los nervios para toda la vida. A otros del Banco Central les arruinaron la vida. Y a otro, del Banco Popular. La mayoría de ellos, del PC. En el propio banco conocí a gente que desaparecía, que fue secuestrada y aparecía a los 15 días en la Casa de Campo sin saber dónde había estado. Yo iba a sus casas a hablar con sus padres, me pateaba todos los hospitales porque no aparecían, iba por todas las comisarías. Fue una época muy dura. 

El historiador Pablo Alcántara, que ha investigado a fondo el edificio y ha reconstruido la Dirección General de Seguridad, ha explicado que en sus calabozos se practicaron todo tipo de torturas físicas y psicológicas. ¿Qué fama tenía la DGS en aquella época?

Horrorosa. Conocíamos a los torturadores: eran ‘Billy el Niño’, Celso [Galván]… Sabíamos perfectamente quiénes eran y a qué se dedicaban. Por ejemplo, cuando se produce el atentado contra Carrero Blanco, lo primero que hicimos fue sacar todos los papeles que teníamos en casa para ir por ahí a destruirlos, por si venían a registrarnos. Vivíamos en un régimen de terror.

Eso es lo que vivió mi generación. Yo lo viví en mis propias carnes, pero eso lo sufren –mucho peor– cientos de militantes en esa época, que fueron torturados. ¿A quién le molesta que esto se recuerde y se honre a esa gente? ¡Si es un triunfo de usted¡ [apelando a Ayuso]. Si usted es ahora la presidenta de esta institución democrática, alégrese. Eso sería lo normal, lo lógico. Pero esto es un trastorno. Negarse a una cosa tan elemental [como colocar una placa en Sol] es una anomalía democrática. 

Hay una placa en honor a las víctimas del 11M y otra en honor a las víctimas del Covid, ¿qué motivo cree que hay realmente para negarse a recordar a la gente que fue torturada en la DGS? 

La inmensa mayoría de los que pasamos por allí éramos de izquierdas, pero también hubo gente demócrata de derechas. Creo recordar que el padre de [Alberto] Ruiz Gallardón también estuvo allí, y algún profesor mío demócrata cristiano. Era gente de derecha democrática. Recordemos a todas esas personas. 


El ex alcalde de Madrid: Juan Antonio Barranco, en un acto celebrado en Ifema

Usted menciona que gran parte de las víctimas eran personas progresistas. ¿Cree que eso influye en la negativa de la Comunidad de Madrid a recordar las torturas que sufrieron en la sede de la Presidencia regional?

Supongo que sí, claro, pero es una actitud muy sectaria, muy poco inteligente, muy torpe. Celebremos que ya estamos en una democracia. Recordemos a la gente que luchó por ella. Eso es un patrimonio de todos. Es un patrimonio de los que lo vivimos, pero también de los que están dirigiendo ahora las instituciones. Es un patrimonio de todos, y del que nos debemos de sentir orgullosos todos. Me resulta incomprensible que esta gente no lo vea así, que sigan marcando esas diferencias. Visto desde fuera, desde otros países, lo que harían es reconocernos: “Qué bien, este pueblo se ha reconciliado”. Es un acto de respeto y de reconciliación con nosotros, con nuestra propia historia. 

La Comunidad alega que el tiempo de uso de la Real Casa de Correos como DGS –entre 1939 y 1979– fue “ínfimo” y esto “no puede transformar” la significación de la Real Casa de Correos…

Para los demócratas españoles, fue un mundo. Fueron 40 años de plomo, de falta de libertades. Mirábamos a los demás países europeos y pensábamos: ¿por qué no podemos ser como los franceses, como los alemanes, como los italianos? ¿Por qué no podemos vivir en democracia? ¿Por qué no puedo comprar un libro? ¿Por qué no puede ir a ver una obra de teatro? ¿Por qué no puedo comprarme un disco que habla de una huelga de mineros? Fue una pesadilla. Eso se ha superado, alegrémonos todos.

No tiene ningún sentido, ni desde el punto de vista político ni desde el punto de vista humano. Yo viví la Transición. Delante de mí estaban [Santiago] Carrillo, Dolores Ibárruri, [Rafael] Alberti. Había gente del PSOE que había vuelto del exilio, de México, de Francia, Ramón Rubial. Y enfrente estaba Fraga, por ejemplo, gente que me había detenido unos meses antes. Ellos eran de derechas, católicos, apostólicos, romanos. Otros éramos de izquierdas, ateos o agnósticos. Pero, por encima de todo eso, teníamos la voluntad mayoritaria de acordar.