La factura del apagón

La factura del apagón

‘Política para supervivientes’ es una carta semanal de Iñigo Sáenz de Ugarte exclusiva para socios y socias de elDiario.es con historias sobre política nacional. Si tú también lo quieres leer y recibir cada domingo en tu buzón, hazte socio, hazte socia de elDiario.es

La semana arrancó con una nueva experiencia en nuestras vidas, una que no necesitábamos probar. Un apagón total que duró la mayor parte de un día. Para algunas personas, una situación angustiosa y hasta terrorífica si su vida dependía de que volviera la luz cuanto antes. Para la sociedad en su conjunto, una prueba de que este país es mejor de lo que dicen algunos de sus supuestos defensores. No está a diez minutos de irse a la mierda y tiene capacidad de resistir lo que no está escrito. 

Tampoco hay que pasarse de optimistas o de tener una visión romantizada y bucólica de esos momentos en que te ves obligado a prescindir de la tecnología. El apagón fue un desastre. Algo que no debería haber sucedido. A día de hoy, no se conoce ningún acontecimiento externo que propiciara la catástrofe. Una caída del sistema eléctrico no te convierte en un país tercermundista, como bien saben en Estados Unidos. Pero en este caso no hubo ningún fenómeno meteorológico que lo desencadenara. No había temperaturas extremas ni un consumo excesivo de electricidad que pusiera al sistema en el límite. Alguien cometió un error en algún momento de todo el proceso de generación de electricidad. 

Descubrir sin ningún género de dudas cuál fue el origen del apagón es algo para lo que se necesitará mucho tiempo. Aquí hay una paradoja que es normal que confunda a la gente. Nos dicen eso, que es cierto, y al mismo tiempo nos comunican que no sólo es posible saber cómo estaba funcionando el sistema eléctrico en cada segundo, sino que puedes tener esa información sobre cada milisegundo. Pero la caída de todo el sistema es algo tan insólito que hay que descubrir cómo interactuaron cada uno de los elementos que lo componen. En otras palabras, es muy posible que no sea sólo un factor el que produjo el hundimiento, sino que se trate de una combinación de factores. Una especie de principio de Murphy elevado a la máxima potencia.

En un artículo del jueves, el compañero Antonio M. Vélez explica lo que ocurrió y las distintas hipótesis que se manejan. Si al leerlo, te parece que algunas cosas son difíciles de entender para un profano, no desesperes. Es un tema realmente complejo. Plantea la hipótesis de tres factores que se unieron de forma sucesiva: la parada de una central solar quizá situada en Extremadura, unos cortafuegos que gestiona Red Eléctrica (REE) que no funcionaron adecuadamente y la desconexión con Francia para evitar el contagio al resto de Europa. La mayoría de los análisis indica que esto último era casi inevitable. Así que hay que centrarse en los dos anteriores. 

En otro artículo interesante, el de Santiago Carcar en El País, se cita la opinión de Jorge Sanz, que fue director general de Política Energética en el Gobierno de Zapatero, que cree que Red Eléctrica programó para el lunes 28 de abril una combinación de tecnologías de generación arriesgada: un alto porcentaje de renovables junto a uno escaso de las centrales combinadas de gas y las hidroeléctricas que sirven para compensar el sistema en caso de que se produzca cualquier contingencia. En ese momento, sólo había dos centrales nucleares en funcionamiento, por decisión de las empresas privadas propietarias. Esto último no hay que verlo en un tono conspiratorio. Ha ocurrido antes, no ha ocasionado problemas irresolubles y REE lo sabía. 

En cualquier caso, se trata de hipótesis. No se puede dar por hecho que eso es lo que ocurrió. Como ejemplo de todas las alternativas, están estos tres minutos en una tertulia de la SER en que Jorge Morales de Labra, un experto en el sistema eléctrico que tiene la virtud de explicar asuntos complejos de forma comprensible, cuenta por qué hay muchos factores que hay que tener en cuenta, que aún no conocemos, y que algunos de ellos están delimitados por normativas publicadas en el BOE. Eso no quiere decir que todo el sistema esté cogido con pinzas en una especie de improvisación permanente. Si fuera así, tendríamos un apagón cada mes. Pensemos en una cadena en que algunos eslabones tienen un elemento de vulnerabilidad. Sus responsables lo saben y trabajan en función de esos factores para que no se produzca un desastre. Son profesionales con experiencia y saben lo que tienen que hacer. Y lo han hecho durante décadas. Eso es lo que hace que toda esta situación sea tan incomprensible.


Beatriz Corredor, en la reunión del 3 de mayo del comité del Gobierno para el análisis del apagón.

Más allá de los megavatios, la crisis cuenta con repercusiones políticas indudables. Red Eléctrica no es una empresa pública –el 80% de sus acciones está en manos privadas–, pero el control de su gestión está en manos del Gobierno, que es quien nombra a su presidente. La actual responsable, Beatriz Corredor, fue ministra de Vivienda en el Gobierno de Zapatero y diputada socialista. Ese es el punto débil para el Gobierno de Pedro Sánchez.

En un gesto absentista que es inexplicable, Corredor decidió no dar explicaciones en público el lunes y el martes. El miércoles, dio dos entrevistas y parece que ni se planteó dar una rueda de prensa. Algunas de sus respuestas carecían de lógica: “Tenemos el mejor sistema eléctrico y más resiliente”. Si fuera así, no habríamos sufrido un apagón generalizado. Este tipo de triunfalismo después de una catástrofe de la que aún no se conoce el origen no lo puede entender nadie. Suena a negación de la realidad.

Tampoco explicó de forma convincente por qué un informe de REE de febrero enviado a los inversores mencionaba que un cierre futuro de centrales de carbón, ciclo combinado y nuclear implicaba una vulnerabilidad, ya que “podría aumentar el riesgo de incidentes operacionales que puedan afectar el suministro”. Es cierto que este tipo de informes se envían para resguardarse de posibles demandas en caso de que algo funcione mal, pero se debería haber explicado mejor. En definitiva, la actitud de Corredor fue un regalo para el Partido Popular.

No es que Alberto Núñez Feijóo lo necesitara. Desde el primer momento, exigió lo que el Gobierno no podía darle, una explicación concreta y detallada de un apagón que nadie sabía por qué había ocurrido. Parece que el PP tiene una marcada carencia de ingenieros que le expliquen cómo funciona el sistema eléctrico. Decidió que era el mejor momento para hacer énfasis en su defensa de la energía nuclear. Todo lo demás era secundario.

“Han pasado cuatro días y ni el Gobierno ni Red Eléctrica han explicado a los españoles lo que ha ocurrido”, dijo el viernes. Al tener en cuenta esa opinión, hay que recordar lo que dijo el lunes a primera hora de la tarde: “No creo que sea razonable que tres horas después del apagón no tengamos información detallada sobre lo que ha ocurrido”. Días, horas… todo le da igual a Feijóo. Y de ahí que el PP apostara por el eslogan del “apagón informativo”. 

Sánchez era muy consciente del riesgo político. Por eso, tomó la decisión discutible de ser él mismo quien compareciera dos veces el lunes, y una tercera el martes en rueda de prensa, para dar explicaciones que sabía que iban a ser insuficientes. Eso dejó fuera de las pantallas a la vicepresidenta Sara Aagesen, que es ministra de Cambio Climático y que fue secretaria de Estado de Energía. En estos casos, el lado cruel de la política consiste en sostener que todos los ministros son prescindibles y que una de sus funciones es proteger al presidente. Pero además Aagesen está cualificada para hablar de energía y de hecho es quien se ocupa ahora de dirigir la investigación sobre el origen del apagón, más allá de lo que esté haciendo Red Eléctrica.

En un artículo que publicamos este domingo, Esther Palomera nos cuenta qué hicieron Sánchez y sus ministros en el momento en que comenzó la crisis. Su lectura es muy reveladora. Sánchez no se conformó con tirar de teléfono. Se presentó en la sede central de Red Eléctrica acompañado de seis ministros, que debe de ser el equivalente político de la situación por la que pasaron los griegos cuando vieron llegar a centenares de miles de tropas persas en el siglo V AC. A Sánchez no le gustó mucho lo que escuchó. “La tensión por la falta de respuestas era evidente”, según uno de los asistentes.

Por la noche, Sánchez volvió a la sede de REE y cada vez más cabreado, cuenta Palomera. El tono del presidente “fue tremendamente duro” con los directivos de la empresa. “Quiero información y la quiero ya”, dijo. Ya sabía que este es el tipo de situaciones críticas que pueden hundir la reputación de un Gobierno. Y si alguien no lo tiene claro, que se lo pregunte a Carlos Mazón. 

La recuperación del suministro en menos de doce horas en casi toda España, y del 99% en menos de veinticuatro, fue un gran éxito de todos los implicados, empezando por REE, pero no se puede olvidar lo que sucedió en esos cinco segundos malditos y, sobre todo, en los planes previstos con anterioridad que debían haber funcionado mejor en caso de un percance del sistema. No pasa nada con tener paciencia, pero necesitamos respuestas claras cuando sea posible obtenerlas.

Feijóo, dale las gracias a Tezanos


José Félix Tezanos en una comparecencia en el Congreso en 2024.

Nunca falta José Félix Tezanos en la lista de errores no forzados. El CIS difundió este sábado los resultados de una encuesta de urgencia –ellos la llaman “flash”– con preguntas sobre el apagón. Es ridículo que el centro público de encuestas se dedique a estas tareas que ya pueden hacer los medios de comunicación. Y lo más importante: hacer un sondeo cuando ha pasado tan poco tiempo después de los hechos y la gente no tiene toda la información necesaria sobre el suceso, y más en este caso, te da respuestas que podrían ser muy diferentes una semana o un mes después. Te sirve para conseguir un titular y por eso a los periodistas les encantan. Pero se supone que el CIS está para otras cosas. 

La encuesta dice que el 60% de los españoles piensa que la información que dio el Gobierno durante el apagón del 28 de abril “fue insuficiente”. Como si no lo supiera el Gobierno. La gente tiene una necesidad lógica de contar con la mayor información posible en una emergencia. Como ya he explicado antes, y ha salido en todos los sitios, eso no era posible en este caso. Empezando por lo que más interesaba a la gente, saber exactamente cuándo volvería la luz. 

Puestos a hacer el sondeo, hubiera sido interesante conocer la respuesta de la gente sobre algunos de los asuntos relacionados con el debate sobre la energía, su opinión sobre cómo funciona en España y su posición sobre las renovables o la energía nuclear. No, de eso no se nos ha ocurrido preguntar. Por qué será.

La encuesta es un problema para el Gobierno. Seguro que Feijóo la utilizará en la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso el próximo miércoles. Si alguien en el PSOE no entiende por qué pasan estas cosas en el CIS, sólo tiene que llamar a Moncloa. 

Ayuso se apropia del Ejército y la bandera


Ayuso, Almeida y los dos asistentes con paraguas en los actos del Dos de Mayo.

Madrid celebró este viernes el Dos de Mayo, fiesta oficial de la comunidad. Muerte a los franceses y todo eso. Tocaba el acto institucional de costumbre con sus medallas y discursos. Lo que no hubo este año fue un desfile militar –en realidad, minidesfile– e Isabel Díaz Ayuso se lo tomó como algo personal. El año anterior, se subió a una tarima, reservada para ella, para que las tropas pasaran ante su excelencia, como si fuera la presidenta del Gobierno (de toda España). Claro que sí, Madrid es España dentro de España, como dice ella, y Díaz Ayuso es Madrid con lo que también es España. Lo que no sé es si Ayuso está dentro de España o es al revés. 

Esta vez, el Ministerio de Defensa no cedió las tropas, porque las relaciones entre los dos gobiernos no están para tener estos detalles. Ayuso convirtió el acto institucional en uno de carácter partidista en la calle para el que reclamó la asistencia de altos cargos y militantes del PP. “No podemos acostumbrarnos al desastre, ni al sectarismo, ni a la mentira”, dijo en el discurso. Se supone que se refería al apagón. Por otro lado, la frase no está mal tirada pensando en el estado de la sanidad pública madrileña. 

Hubo espacio también para los delirios históricos que ha apuntado en otros discursos. Sus elogios al Ejército contrastaron con la realidad de los numerosos pronunciamientos militares del siglo XIX con los que intimidar o derrocar a las autoridades civiles, por no hablar de ese golpe de Estado del siglo XX que ella nunca llama así. Especialmente risible fue su interpretación de que España había sido romana y visigoda antes de combatir durante ocho siglos para ser “europea”. Estas cosas pasan cuando crees que José María Aznar era un historiador.

Ayuso apareció vestida con la bandera española, por decirlo de alguna manera. Para gustos, los colores, pero el rojo y el amarillo, o una versión aproximada de este último, no pegan mucho. En la sección de moda de El Mundo, lo llamaron “una arriesgada combinación”. Digamos que es una conjunción osada en el vestuario, como es ella. Casi parecía que se había disfrazado de semáforo. 

La cuenta de la Comunidad de Madrid en Twitter difundió un vídeo de resumen del acto. Como dicen en la tele, muy picadito, un montaje de muchos planos para una duración de un minuto y 26 segundos. ¿En cuántos planos cercanos o generales aparece Díaz Ayuso? Yo he contado veintiocho. Cómo se pasan en Corea del Norte con el culto a la personalidad. Menos mal que en Europa somos diferentes.