Una vacuna 100% marca España que explica cómo funciona el mundo

Una vacuna 100% marca España que explica cómo funciona el mundo

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Esta semana entrevisté, junto a colegas de otros medios, al microbiólogo que pasará a la historia –si todo va según lo previsto– como el descubridor de una nueva vacuna contra la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo: la tuberculosis. Se llama Carlos Martín y es de Zaragoza.

Si cuando has leído tuberculosis has pensado que esta enfermedad estaba erradicada o es solo de países pobres, te recomiendo leer este reportaje que publicamos hace un mes sobre cómo el momento geopolítico actual –de llorar– está resquebrajando el frágil control de la tuberculosis en el mundo. Ya no es solo que tengamos una mínima solidaridad con países donde la enfermedad es endémica, sino que, por puro egoísmo en un mundo global, nadie está a salvo si todos no lo estamos. A eso le sumamos el parón de la pandemia –no se diagnosticó nada más que coronavirus– y el combo es peligroso. 

Vuelvo a lo que os contaba. Me encontré a un científico de 66 años que lleva la mitad de su vida involucrado en el proyecto de esta vacuna. La siguiente duda parecía inevitable: ¿cómo es posible que en cuestión un año tuviéramos una inyección disponible frente al SARS-CoV2 y hayan pasado casi 30 desde que Martín dio con la clave que cambiaría todo? Este oficio va de hacer las preguntas adecuadas, supongo. Esta fue la respuesta: “Ahora no estamos del todo mal porque hay miedo a la tuberculosis resistente en los países desarrollados. Por eso Europa y Estados Unidos han puesto dinero, si no de qué”. 

Más de dos tercios de los casos en 2023 se concentraron en Bangladesh, China, Filipinas, India, Indonesia, Nigeria, Pakistán y la República Democrática del Congo. Voilà. El proceso para desarrollar esta nueva vacuna revela de algún modo el funcionamiento del mundo: la tuberculosis es endémica –y un grave problema– es países pobres que en ocasiones no cuentan ni con buenos sistemas de vigilancia epidemiológica, ni con sistemas sanitarios fuertes ni con agencias de evaluación competentes. Apostar por una vacuna que aún está en ensayos clínicos a fondo perdido (todo apunta a que en este caso no será así porque los resultados están siendo buenos) es un riesgo que los países miden, inevitablemente, en función de sus propios intereses. 

No quiero ser demagoga por comparar la vacuna frente al SARS-CoV2 con otras porque cada patógeno es un mundo. De hecho, una bacteria como la causante de la tuberculosis aparentemente es mucho más difícil de descifrar (y manipular para inocular) que un virus como el que provoca el coronavirus. Además, si hubo una inyección fácil de probar fue aquella: el mundo entero era el universo porque casi todos, de una manera u otra, nos habíamos contagiado. 

La vacuna MTBVAC contra la tuberculosis, así se llama, se basa en una cepa atenuada de la bacteria en la que se han desactivado los genes que provocan la virulencia, o sea, los síntomas gordos. En este caso son las afecciones pulmonares. Ya está en la fase final de los ensayos para bebés recién nacidos –se les está vacunando con un día de vida– en África Subsahariana y hay en marcha pruebas también en India, pero aún falta dinero para poder completar lo que se empezó. Esto también explica cómo funciona el mundo: la vacuna más prometedora, la mejor posicionada, para combatir un problema de salud pública de primer orden que mata al año a más de un millón de personas, tiene problemas de financiación. 

La biofarmacéutica que está detrás de su desarrollo desde 2007, Biofabri, calcula que harían falta 20 millones de euros que ahora buscan debajo de las piedras. El proceso lo ha financiado la Unión Europea (más o menos la mitad de los costes) y algunas fundaciones filantrópicas, pero España no ha puesto dinero para los ensayos. Otra sorpresa inesperada en torno a la vacuna. “No hay dinero español salvo algo para desarrollo preclínico en investigación básica”, matiza Martín.

Aquí te dejo la entrevista completa con el científico si te apetece leerla, donde también se habla del plan para producirla (en India y Brasil, además de España) y distribuirla. La idea es que sea “accesible, universal y asequible”. 


Trabajadoras preparan los menús en el hospital universitario Virgen de Valme (Sevilla).

Mientras estabas a otras cosas…

Consumo regulará los menús de los hospitales y de las residencias de mayores como lo ha hecho con los comedores escolares para garantizar que son saludables. Cualquiera que haya pasado tiempo en uno de esos dos espacios puede entender lo que hace falta meterle mano. 
La cobertura pública del dentista en España está muy mal en relación a otros países europeos: solo un 2% del gasto en atención bucodental es pública frente al 31% de la UE. Los datos.  
Una evidencia más de lo que ya imaginábamos: el cambio climático duplica los días de calor con riesgo para las embarazadas.


Noelia Carbonell levantando pesas en un entrenamiento en el gimnasio Megasport, en Palma de Mallorca

Señoras musculadas

Señoras, os pregunto: ¿cuántas de vosotras no ha entrado en un gimnasio y se ha encontrado con las máquinas de fuerza prácticamente ocupadas al 100% por hombres? Pues eso está cambiando, afortunadamente.

El músculo era hasta hace relativamente poco patrimonio casi exclusivo de los señores: mientras ellos levantaban pesas, ellas corrían en la cinta o asistían a clases dirigidas de cardio. Aunque el territorio sigue siendo un poco hostil para las mujeres, cada vez hay más que hacen estos ejercicios. La evidencia científica de unos años a esta parte es muy clara: es importante trabajar la fuerza para una vida saludable.

Una última cosa. Este fin de semana hay elecciones en Portugal, un país que es casa, y me apena mucho lo que está pasando con la sanidad pública. Así está la situación. 

Gracias por leer. La semana que viene te cuento más cosas. 

Sofía