¿Cómo saber cuándo ha llegado el momento de dejar de conducir?

¿Cómo saber cuándo ha llegado el momento de dejar de conducir?

La pérdida de facultades con la edad es inevitable, y a veces puede ser difícil para una persona reconocer el punto en el que ya no resulta seguro seguir conduciendo un automóvil

Amaxofobia: las claves de dos expertos para frenar el miedo a conducir

Conducir un vehículo propio representa una gran ventaja para muchas personas mayores. Les permite ser autónomas para hacer la compra, acudir al médico o visitar a su familia, entre otras muchas cosas, especialmente si viven en lugares alejados. 

Pero el envejecimiento trae consigo un declive en la capacidad cognitiva y las habilidades motoras, y llega un momento en la vida en el que conducir deja de ser seguro, tanto para la persona al volante como para quienes van de pasajeros o están alrededor. Saber cuándo es el momento de dejar las llaves del coche es complicado y puede resultar traumático.

La edad y el declive en la capacidad de conducir

En España, la capacidad de seguir conduciendo no depende de la edad, sino del las aptitudes que tenga el conductor. Según explica la DGT, a partir de los 65 años, el permiso de conducir se debe renovar cada cinco años, en lugar de cada 10, y solo tres años para los conductores profesionales. El reconocimiento médico es el mismo para todos los conductores.

A medida que las personas envejecen, las capacidades físicas y sensoriales esenciales para conducir pueden disminuir, incluyendo la visión, los reflejos y la audición. La visión es uno de los principales, ya que, al debilitarse, disminuye la capacidad de ver en condiciones de poca luz. Se calcula que una persona de 60 años necesita entre tres y diez veces más luz que una de 20 para ver bien. También se tarda más tiempo en enfocar, lo que hace más difícil ver los colores y leer las señales.

“Es una cuestión multifactorial, implica sobre todo a la agudeza visual, auditiva y la coordinación psicomotriz”, explica la doctora Marlin Comas Díez, especialista en la realización de test del centro Psicotécnicos Madrid. “Además, están los antecedentes médicos, quirúrgicos, de infancia y familiares, como las enfermedades cardiovasculares”, añade.

El resplandor de los faros o de las farolas de la carretera, lo que se denomina luz dispersa, es uno de los principales problemas. Dependiendo de la hora del día, el sol puede cegar. Por otro lado, las enfermedades oculares, como el glaucoma, las cataratas y la degeneración macular, así como algunos medicamentos, también pueden causar problemas de visión.

Los reflejos y el tiempo de reacción pueden disminuir con la edad, lo que dificulta frenar o girar con rapidez en caso de una situación comprometida. La pérdida de audición con la edad dificulta escuchar con claridad, sobre todo si se mezclan sonidos exteriores del tráfico, sirenas o bocinas. 

Los cambios físicos, como la rigidez de las articulaciones y la debilidad muscular por enfermedades como la artritis pueden impedir girar la cabeza para comprobar los ángulos muertos, girar el volante o frenar con seguridad. La pérdida de sensibilidad o el hormigueo en dedos y pies también pueden dificultar la conducción o el uso de los pedales.

Por qué algunas personas mayores piensan que pueden conducir

Los cambios cognitivos afectan directamente a la seguridad al volante. Aunque no todo el mundo experimenta un deterioro cognitivo significativo con la edad, para quienes lo padecen es un claro factor de riesgo. Ciertas afecciones médicas, la neuropatía, la demencia, la enfermedad de Parkinson o los efectos de un ictus, y medicamentos como los sedantes o determinados antidepresivos pueden mermar la capacidad de conducción.

Sin embargo, las personas no siempre son conscientes de estos cambios. Un problema importante con la edad es la anosognosia, en la que una persona que experimenta un deterioro cognitivo es incapaz de reconocer sus propias limitaciones y, por tanto, no se da cuenta de que se encuentra en una situación insegura o de riesgo. Las personas con demencia, por ejemplo, a menudo no son conscientes de que tienen problemas para conducir. 

Eliminar este medio de transporte supone restar autonomía y es un paso más hacia la dependencia de otras personas, especialmente en zonas rurales. Puede producir frustración, ansiedad y tristeza

Cristina Cabanillas
Psicóloga

“Retirar el carnet puede tener un impacto profundo”, explica la psicóloga Cristina Cabanillas, especializada en test psicotécnicos. “Eliminar este medio de transporte supone restar autonomía, es un paso más hacia la dependencia de otras personas, especialmente en zonas rurales. Puede producir frustración, ansiedad y tristeza”, añade. 

Los conductores mayores pueden sobrestimar sus capacidades al volante. Este exceso de confianza a su vez puede llevar a que sufran accidentes. En Estados Unidos, donde la cultura prima el uso del vehículo particular, y las opciones de transporte público son muy limitadas, aunque los accidentes siguen afectando mayoritariamente a los jóvenes, entre mayores de 65 han aumentado en un 42% en la última década. Los conductores mayores también son más frágiles y, por tanto, tienen más probabilidades de sufrir lesiones o morir en accidentes.

Hay estudios que sugieren que muchos adultos mayores podrían sobrestimar cuánto tiempo serán capaces de conducir con seguridad. También en EEUU, un estudio reveló que más de la mitad de los conductores de edad avanzada declararon que dejarían de conducir en algún momento a los 90 años, y alrededor de un 10% que no lo dejarían nunca. En la realidad, un estudio anterior indicaba que los conductores de entre 70 y 74 años tenían una esperanza media de vida al volante de sólo 11 años.

En España la situación es más compleja. “La retirada completa del carnet es poco frecuente”, aclara la doctora Comas. “Es más común una interrupción temporal, a la espera de un informe favorable de un médico especialista, o bien restricciones en la velocidad a 90 kilómetros por hora, o en la distancia a un radio de 20 kilómetros de su domicilio”, añade. “Hay personas que nos dicen que solo necesitan conducir un par de kilómetros para ir al supermercado o llevar a su pareja al médico”. 

Según un informe del Centro de estudios de Seguridad Vial de la aseguradora AXA, aunque los conductores mayores de 65 años tienen menos probabilidades de sufrir un accidente que los más jóvenes, estos conductores de mayor edad son responsables con más frecuencia. El porcentaje de culpabilidad en estas franjas de edad se eleva hasta superar el 60%. 

Las consecuencias psicológicas de perder el carnet por la edad 

Conducir puede ser una fuente importante de independencia y libertad para las personas mayores, sobre todo cuando viven en zonas alejadas y tienen opciones limitadas de transporte. Tareas cotidianas como hacer la compra, visitar amistades o ir al médico se vuelven mucho más difíciles y les hacen depender de otras personas para completarlas o aumentar sus gastos de desplazamiento. 

La mayoría de personas deciden no renovar el carnet de forma voluntaria cuando ven que han perdido capacidades

C. Cabanillas
Psicóloga

Pero además, reconocer que están perdiendo capacidades es una barrera psicológica difícil de superar, que además puede llevar a una mayor pérdida de capacidades en el futuro. No es solo que las personas se aferren a la idea de que son capaces e independientes. Al contrario, al dejar de conducir, también disminuyen sus capacidades físicas, sus interacciones sociales y su salud en general se deteriora. Otra revisión de estudios encontró que dejar de conducir puede duplicar el riesgo de depresión en las personas mayores, así como el riesgo de aislamiento social, dos factores íntimamente relacionados.

Pocas cosas pueden remplazar la sensación de competencia y autonomía que proporciona conducir un vehículo propio. Los investigadores recomiendan prepararse para este momento con antelación. “La mayoría de personas deciden no renovar el carnet de forma voluntaria cuando ven que han perdido capacidades”, aclara Cabanillas. En la experiencia de la psicóloga, que también gestiona cursos de recuperación de puntos, “las personas mayores son más prudentes y más respetuosas con las normas”. 

Señales de alarma que indican que llegó el momento de dejar de conducir

Para familiares y allegados puede que no sea tan fácil detectar que una persona mayor ya no está en condiciones de conducir, especialmente si lo intentan ocultar. La Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard recomienda estar atentos a estas señales de alarma que pueden dar pistas de que una persona mayor es un conductor inseguro:

Comentarios preocupados de familiares o amigos.
Reticencia de otras personas a ir en el coche con ellos.
Comentarios sobre otros conductores (“¿por qué me pitan todos?”) o las autoridades de tráfico (“¿por qué me ponen tantas multas?”).
Perderse en carreteras conocidas.
Conducir demasiado despacio o demasiado deprisa.
Aparición inexplicable de abolladuras o arañazos en el coche.
Mayor frecuencia de accidentes.

Sacar el tema de cuándo dejar de conducir conlleva conversaciones difíciles, sobre todo porque el conductor mayor puede no compartir las preocupaciones de su familia. Abordar el tema progresivamente y con empatía, primando la seguridad y buscando alternativas puede ayudar a que las familias gestionen mejor este paso.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.