La extrema derecha se convierte en segunda fuerza en Portugal gracias al voto exterior

La extrema derecha se convierte en segunda fuerza en Portugal gracias al voto exterior

La formación ultra Chega supera en diputados al Partido Socialista tras el recuento de sufragios en el exterior y confirma su ascenso parlamentario

La Mouraria de Lisboa, el barrio de migrantes señalado por la ultraderecha: “Han enfrentado a pobres contra pobres”

El resultado del voto en el extranjero en Portugal ha confirmado el ascenso del partido de extrema derecha Chega, que se ha situado finalmente en segunda posición, superando al Partido Socialista (PS), tras ser el preferido por los votantes censados en el exterior.

Chega logró 1,3 millones de votos y los mismos diputados que el Partido Socialista (PS) en el escrutinio en el interior, pero se quedó a 50.000 papeletas de superar al PS. El voto en el extranjero no cierra del todo la brecha en cuanto a número de votos, pero sí altera la aritmética parlamentaria: al lograr sendos diputados de los cuatro que se reparten en las dos circunscripciones exteriores (dos por Europa y otros dos por el resto del mundo), la formación liderada por André Ventura pasa a sumar 60 escaños, por 58 del PS, y se convierte en la la segunda fuerza parlamentaria, por detrás de los conservadores de la coalición Alianza Democrática (AD), que se hace con los otros dos escaños que faltaban por asignar. Es la primera vez que los socialistas no consiguen ningún representante del voto del extranjero.

El cambio de puesto tiene un valor más simbólico que real, pues el primer ministro en funciones y líder de AD, Luís Montenegro, ha repetido que no permitirá la entrada de Chega en el gobierno ni negociará acuerdos para garantizar la estabilidad de la legislatura. Pero el resultado final sí confirma la abrumadora mayoría de derechas —que supera el 60% de los votos sumando los de AD, Chega e Iniciativa Liberal— y convierte a Ventura en líder de la oposición.

Aunque Ventura ha oscilado en sus posiciones respecto al pacto con los conservadores —a veces a favor, a veces en contra— ahora parece dispuesto a negociar algunos extremos. Lo primero que ha propuesto, antes de la formación del nuevo Gobierno, es usar la mayoría reforzada de la derecha para cambiar la Constitución de 1974 y, entre otras alteraciones, eliminar del preámbulo la referencia al deseo de los constituyentes de “abrir la senda hacia una sociedad socialista”. La fórmula no tiene efectos prácticos, pero causa aún hoy urticaria entre las franjas más reaccionarias de la sociedad lusa.

En el desglose por países Chega gana en claridad en países como Suiza (donde sube del 32% al 45% en menos de un año), Bélgica, Francia o Luxemburgo. Fuera de Europa, el apoyo que recibe el partido ultra destaca especialmente en Brasil.

Uno de los motivos que explican el especial predicamento de Chega entre los residentes en el extranjero, donde ha sido la primera fuerza, como ya lo había sido en 2024, es el rechazo al fenómeno de la corrupción, que los de Ventura entienden vinculado a las dos formaciones tradicionales, el Partido Social Demócrata (socio muy mayoritario de la coalición AD) y el PS, que históricamente se han ido alternando en el Gobierno. El socialista António Costa dimitió en 2022, cuando gobernaba con mayoría absoluta, tras irrumpir la fiscalía en su residencia por una investigación que, pasados casi tres años, aún no ha concretado los indicios de delito en su contra.

“Sucede algo parecido a lo de Rumanía”, compara el politólogo del Instituto Superior de Ciências do Trabalho e da Empresa de Lisboa João Carvalho, que explica que ambos países cuentan con una población muy numerosa en la diáspora que rechaza la corrupción que percibe en casa. También señala que, al contrario que en el interior, los migrantes no siguen la información portuguesa por los medios tradicionales, sino a través de las redes sociales, “donde los contenidos de extrema derecha son 10 veces más fuertes que los de extrema izquierda”. El apoyo a Chega se configura como un voto antisistema de protesta al que ya no aspiran, según Carvalho, partidos de izquierda como el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista, tras su experiencia de apoyo parlamentario al Gobierno socialista entre 2015 y 2021.