
AENOR ofreció a la ‘granja de los horrores’ de Mallorca pactar la fecha de la auditoría de “bienestar animal” que fue favorable
La instalación, certificada con el sello Welfair, superó una inspección el 20 de mayo, que AENOR propuso que fuera acordada, según ha podido comprobar elDiario.es a través de correos internos. Las imágenes grabadas entre el 21 y 29 de abril, en cambio, muestran suciedad extrema, cadáveres y maltrato animal
INVESTIGACIÓN – La ‘granja de los horrores’ de Mallorca con certificado de bienestar animal: gallinas sin ver el sol y con cadáveres “putrefactos”
Siguen saliendo a la luz nuevas revelaciones sobre la granja de Llucmajor (Mallorca), que explota la empresa Avícola Son Perot S.A. AENOR, la entidad que otorga el certificado de bienestar animal Welfair, propuso a la empresa avícola, tras conceder una prórroga a la validez de su certificado, acordar las fechas de la realización de la auditoría anual, según desvela en exclusiva elDiario.es.
En un correo electrónico del 30 de septiembre de 2024 entre AENOR y Avícola Son Perot, al cual ha accedido este diario, la empresa que otorga el sello de bienestar explica a la empresa ganadera que, en una reunión celebrada el 27 de septiembre, el Comité de Evaluación de AENOR ha decidido conceder una prórroga hasta el 26 de agosto de 2025 para la explotación de Ses Cisternes (Llucmajor). “El técnico de AENOR responsable de su certificado estará a su disposición para acordar con usted las fechas de la realización de esta auditoría. Por último, le expreso nuestro agradecimiento por la confianza que ha depositado en los servicios de AENOR”, escribe una responsable de la empresa. “Sin otro particular, aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo”, finaliza.
elDiario.es ha pedido una entrevista con AENOR —para tratar temas generales de la entidad, así como específicos de Llucmajor— que, sin embargo, ha declinado concederla. En su lugar, ha ofrecido a este medio enviar consultas por escrito, que no han sido respondidas en el momento en que se publica esta noticia. Entre otras cuestiones, a AENOR se le pregunta si la auditoría del 20 de mayo fue por sorpresa o pactada con antelación —y en caso de que fuera pactada, con cuánta antelación—, y si las imágenes grabadas por las entidades animalistas son compatibles con el sello de bienestar animal Welfair. Avícola Son Perot se ha limitado a contestar a elDiario.es: “Esto mejor que le preguntes a Aenor para mayor transparencia. Gracias”.
Gallinas camperas en una de las naves de la granja de Son Perot en una de las fotografías tomadas durante la visita de elDiario.es a las instalaciones este miércoles.
Gallinas camperas en el interior de la nave 6 de la explotación avícola. Fotografía de este miércoles.
Cómo funciona AENOR
En su web, AENOR explica el proceso de certificación y los pasos que una empresa tiene que dar para conseguirla. “La certificación es el reconocimiento al trabajo en equipo, al esfuerzo de las organizaciones y empresas”, empieza señalando la empresa. Para conseguir el certificado, primero, hay que solicitar un presupuesto a AENOR para que la entidad te mande una “oferta personalizada y sin compromiso”. Segundo, es necesaria una aceptación de la oferta para empezar “el proceso de certificación”. Tercero, la asignación del equipo auditor y planificación de auditoría.
En esta parte del proceso, AENOR te comunica el nombre del técnico responsable de tu certificación. Éste, señala la empresa, te asignará un equipo auditor, que contactará contigo “para planificar la auditoría”. Cuarto: momento en que llega la fecha prevista. El equipo auditor, afirma la entidad, visita las oficinas de la empresa auditada, “evaluando las no conformidades o desviaciones” y también los “puntos fuertes”. A partir de aquí, los expertos de AENOR determinan el “alcance”, con el objetivo de “acotar” la aplicación del sistema de gestión y los requisitos de la evaluación a realizar. El último día de auditoría, el equipo auditor elaborará “un informe de auditoría, que leerá ante tu organización en una reunión final”.
Finalmente, se prepara un “plan de acciones correctivas” en el que la organización auditada tiene un plazo de 30 días para presentarlo, a partir de las “desviaciones detectadas durante la auditoría”. Si el equipo auditor considera que las “acciones correctivas” aplicadas son las adecuadas, emitirá “una propuesta de concesión del certificado”. Si no lo fueran, pedirá a la organización una “revisión” del plan. El auditor propone su decisión al comité de Evaluación y Decisión, que tiene la decisión final. Una vez aprobada la concesión del certificado, “se emite y envía a la organización” junto con la licencia de uso de la marca de AENOR.
La auditoría se produce seis días antes de la difusión de las imágenes
Antes de la publicación de la primicia de este diario, que desvelaba el estado del interior de la granja de Llucmajor, Avícola Son Perot, tras haber sido consultada, afirmó que la explotación avícola había superado —a falta de presentar documentación— una auditoría de AENOR el 20 de mayo. Es decir, seis días antes de la revelación de las imágenes grabadas —entre los días 21 y 29 de abril— por las entidades de protección medioambiental y animal ARDE y Satya Animal.
“Avícola Son Perot reafirma su compromiso con el bienestar animal y la legalidad de sus instalaciones”, afirmó la empresa a este diario en referencia a las instalaciones de Llucmajor. “Todas nuestras granjas, incluyendo la de Llucmajor, están sometidas a rigurosos controles internos y externos. En particular, contamos con la certificación en Bienestar Animal Welfair, otorgada por AENOR, uno de los organismos de evaluación más reconocidos a nivel europeo”, explicaba Avícola Son Perot. “De hecho, el pasado martes 20 de mayo se llevó a cabo la auditoría anual correspondiente en la granja de Llucmajor, superándose con normalidad”, destacaron las mismas fuentes.
Las gallinas vivas conviven con cadáveres de su misma especie, como revelan las fotografías publicadas en primicia por elDiario.es. Fotografía de finales de abril difundida por las asociaciones animalistas.
Además, señalaban que reciben “inspecciones periódicas por parte de los servicios veterinarios y técnicos de la Administración Balear, cumpliendo siempre con los estándares de calidad, seguridad y bienestar exigidos por la normativa vigente”. Las mismas fuentes añadían que esta certificación está vigente hasta noviembre del 2025, y que la inspección de renovación, realizada el 20 de mayo por responsables de AENOR, fue inicialmente “positiva” a falta de completar la documentación.
Sin embargo, las imágenes grabadas —entre el 21 y 29 de abril— por las asociaciones de protección medioambiental y animal narran una situación muy distinta. Las imágenes muestran que los animales se encuentran en condiciones penosas. Las gallinas vivas conviven con decenas de cadáveres en diferentes estados de descomposición, incluso con esqueletos y otros animales, como ratas (vivas o envenenadas) y erizos. Las organizaciones alertan de que la presencia de otras especies en la granja puede conllevar “riesgo de transmisión de enfermedades a humanos”, como la salmonella (intoxicación alimentaria) o la leptospirosis (infección de la sangre), entre otras.
Un erizo junto a una gallina. Fotografía de finales de abril difundida por las asociaciones animalistas.
Por estos motivos, las entidades presentaron una denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente de Balears por presuntos delitos de estafa, contra la salud pública y de abandono animal por falta de supervisión veterinaria. Para probarlo, depositaron un vídeo de más de tres horas de duración. Cabe señalar que las imágenes grabadas por ambas entidades contaban con pruebas de GPS y fechas de periódicos locales que fueron consultadas y verificadas por este diario. Este periódico ha comprobado que esa denuncia se registró el 21 de mayo sobre las 9 de la mañana, según confirmaron fuentes del Ministerio Público.
Avícola Son Perot dice que las imágenes están “manipuladas”
La versión de la empresa sobre estas imágenes es distinta. En una primera versión, portavoces de la granja afirmaron a este diario, antes de la publicación de la primera noticia, que las imágenes que tenía este diario no se correspondían a sus instalaciones, y que la información era falsa. Tras la publicación de la investigación, la empresa ha reconocido implícitamente que sí son sus instalaciones. Pese a todo, consideran que las imágenes grabadas son “producto de una manipulación” de las entidades de protección medioambiental y animal.
Una de las gallinas muertas en la granja. Fotografía de finales de abril difundida por las asociaciones animalistas.
En declaraciones a Europa Press, el director general de la empresa Avícola Son Perot, Gorka Moreno, no ha confirmado —aunque tampoco ha descartado— que las imágenes difundidas por las entidades ARDE y Satya Animal, en las que se veían a gallinas vivas conviviendo con cadáveres, ratas y suciedad extrema, correspondan a su explotación. Moreno ha tildado de “sensacionalistas y extremistas” y ha afirmado que lo que se puede ver en ellas no es el “día a día” de la empresa. Desde la empresa han acusado a los colectivos animalistas de “manipulación” y de generar una sensación de “alarmismo”. “Todas las granjas por dentro son iguales”, han esgrimido. El director general de la explotación, no obstante, ha reconocido que en los vídeos difundidos se observan, en parte, sus instalaciones y algunas de sus etiquetas.
Al principio, la empresa negó a elDiario.es que las imágenes fueran suyas. Ahora, ha reconocido implícitamente que sí son sus instalaciones. Pese a todo, consideran que las imágenes grabadas son “producto de una manipulación” de los animalistas
Visita a la granja de Son Perot
elDiario.es visitó el pasado miércoles la explotación después de que la empresa ofreciese a los medios poder acudir a la misma para comprobar in situ que “cumplen la ley”. Una vez puestos los monos desechables pertinentes, la visita arranca –y pretenden que finalice– en la nave 1 de las siete con las que cuenta Son Perot en Llucmajor. Sin embargo, el complejo que muestra inicialmente el director general de Son Perot, Gorka Moreno, visiblemente acondicionado, no se corresponde con aquellos sobre los que recaen las sospechas de los animalistas: la nave 2, la 6 y la 7.
Gorka Moreno, gerente de Avícola Son Perot, muestra la nave 1 de la granja. Fotografía de este miércoles.
Las gallinas cuentan con un certificado de bienestar animal. Fotografía de finales de abril difundida por las asociaciones animalistas.
Durante el recorrido, Moreno, acompañado por el responsable de comunicación externo de la empresa, defiende que la macrogranja cumple la legislación vigente en cuanto al mantenimiento de las gallinas ponedoras, así como de sus condiciones de alojamiento y bienestar. Insiste en que las condiciones en las que conviven las aves son las “normales” para una explotación como la de Son Perot, señala que cuenta con el certificado de bienestar animal –vigente hasta noviembre de este año, según aclara el director general– y que pasan todos los controles veterinarios, además de colaborar con los inspectores de la Conselleria de Agricultura del Govern y los agentes del Seprona.
Tras realizar el pediluvio en peróxido –medida de bioseguridad dirigida a prevenir la propagación de enfermedades y eliminar la suciedad, incluyendo posibles patógenos, que podrían estar adheridos a la suela del calzado–, elDiario.es accede a la nave 1, que cuenta con unas 16.000 gallinas tipo 2 o de suelo, es decir, que pueden moverse libremente aun sin acceso al exterior. Cientos de gallinas revolotean en torno a los visitantes en busca del brillo de sus trajes y los picotean mientras el responsable explica el sistema de distribución de las aves, que se mueven por distintos niveles de estructuras. Las cintas transportadoras para la recolección de huevos funcionan con normalidad, y los animales cuentan con bebederos y comederos.
Gallinas en los distintos niveles de la nave. Fotografía de este miércoles.
Ejemplares de cría en suelo, en la nave 1 de la granja de Llucmajor. Fotografía de este miércoles.
A diferencia de las jaulas, prohibidas para nuevas instalaciones en la UE desde 2012, estos sistemas permiten el desplazamiento de las aves, pero concentran una gran cantidad de individuos en un espacio limitado. La densidad legal máxima es de 9 gallinas por metro cuadrado en interiores, y de 2.500 por hectárea en el exterior, en el caso de gallinas camperas.
La empresa: “Esta es la vida de una granja avícola habitual”
“Esta es la vida de una granja avícola habitual”, incide Moreno. Ante la menor movilidad o la visible pérdida de pelaje que presentan muchas de ellas, explica que tienen 83 semanas, etapa en la que comienza a decaer su rendimiento así como la producción de huevos. “Están un poco mayores”, comenta. Es entre las 17 y las 23 el periodo en el que las gallinas están en su máximo esplendor.
Tras recorrer la instalación, este medio pide al gerente de Son Perot visitar las naves en las que las entidades animalistas han puesto el foco. Moreno alega falta de tiempo, señala que debe entrar en directo para una televisión local y que el representante de una cadena de supermercados se encuentra en esos momentos en la finca. También comenta que son las instalaciones que están más lejos y que es necesario ir en coche. Sin embargo, finalmente accede a la solicitud de elDiario.es y acompaña a los redactores hasta las naves 6 y 7. Son de gallinas camperas y, al llegar, muchas de ellas se cobijan en la sombra ante el calor abrasador que ya azota por la mañana.
Gallinas camperas hacinadas en el interior
Mientras tanto, el director general, en línea de declaraciones que ha efectuado estos días, defiende que, al ver las fotografías difundidas, “da la sensación de que es un mix de imágenes de diferentes sitios que se confunden cuando interesa”. “No me creo que en diez minutos aparezca un erizo o una rata, con flashbacks al final”, señala. Al acceder a la nave 7, de nuevo el ritual del pediluvio. Una vez dentro, el contraste con la primera instalación es evidente. Las gallinas se encuentran visiblemente hacinadas pese a tratarse de aves con acceso al exterior, aunque la dirección asevera que se respetan las densidades máximas.
Gallinas camperas en el exterior de una de las naves. Fotografía de este miércoles.
Gallinas en la nave 6, una de las instalaciones en las que las entidades denunciantes han puesto el foco. Fotografía de este miércoles.
En medio del tumulto, varias de ellas descansan. “Puede haber algunas que estén dándose baños de arena o incluso que estén incubando”, explica Moreno, mientras el responsable de comunicación desliza: “Para mí es la misma foto [que la de la nave 1], pero si así os quedais más tranquilos…”. La oscuridad se cierne sobre las aves. Desde la dirección insisten en que hay que diferenciar entre imágenes aisladas y la realidad general del funcionamiento de una explotación con decenas de miles de animales.
Tras ello, este periódico pide poder ver la nave 6. Del mismo modo que en la anterior, las gallinas se encuentran amontonadas en varios niveles, pero el responsable de Son Perot insiste en que cumplen la legislación vigente para las aves criadas en libertad –como son las destinadas a la producción de huevos camperos–. En este caso, la normativa exige, entre otros requisitos, que las gallinas tengan acceso permanente a espacios exteriores durante el día, con una densidad máxima de 2.500 aves por hectárea en el área al aire libre, y un máximo de 9 gallinas por metro cuadrado en el interior de los alojamientos.
Aves en la nave 7 de la finca. Fotografía de este miércoles.
Parte de la nave 7. Fotografía de este miércoles.
Queda la nave 2, destinada a las gallinas en jaula. Al acudir hacia la misma, la empresa pide, en atención a su política, no sacar ninguna imagen de las jaulas. “No es porque estén mal atendidas, sino porque es una práctica que estamos quitando. Estamos apostando por suelo y por camperas”, aclaran. Se trata de una modalidad de cría en retroceso en la Unión Europea y prohibida para nuevas instalaciones desde 2012. Con todo, en medio de la oscuridad, miles de aves conviven amontonadas y el suelo de algunas zonas se encuentra cubierto de excrementos, plumas y restos de pienso. La dirección incide en que ya no abogan por este tipo de cría. “Lo que veis es una reminiscencia del pasado de la empresa”, sentencian.