
Wes Anderson convierte a Benicio del Toro en un empresario de buen corazón en una fábula sobre “poder y capitalismo”
El director estrena este viernes ‘La trama fenicia’, una fábula utópica sobre empresarios que se redimen y suben salarios con un reparto estelar. Hablamos con ellos
‘Los tortuga’, una gran película para demostrar que hasta el duelo es una cuestión de clase
Algo hay en el aire que hasta Wes Anderson lo huele. Los tiempos apestan a caos, a guerra, a capitalismo, a individualismo. Al sálvese quien pueda. A empresarios que siempre ganan. Un ambiente tan enrarecido se tenía que impregnar hasta en el cine esteta y de cuento del director de Moonrise Kingdom. Sus fábulas modernas, preciosas pero muchas veces vacías, ahora han cogido un giro que nunca se pensó que aparecería. Lo hace en su nueva película, La trama fenicia, que no nos engañemos, cumple a rajatabla todas las leyes del universo wesandersiano. Personajes de cartoon, estética simétrica, una dirección artística fascinante y ese humor tan peculiar.
Pero si normalmente sus historias se centran en el amor, la familia y los traumas personales, aquí se escuda en una imposible historia de espionaje empresarial con un protagonista (magnético Benicio del Toro) que es un ejecutivo conocido por sus trapicheos en los negocios. ‘Mr. 5%’ le llaman por las famosas mordidas que mete en cada asunto que trata. Muchos de ellos con países de oriente medio. La trama fenicia consiste en los tejemanejes que quiere realizar el empresario para cerrar un último pelotazo, y también —la familia siempre presente en sus películas— para hacer las paces con su hija, una monja a la que quiere dejar el negocio cuando él muera (intuye que quieren asesinarlo) y que interpreta Mia Threapleton, hija de Kate Winslet.
Así, el empresario avaricioso acabará, en la fábula de Wes Anderson, abanderando un cambio de paradigma y abogando por la abolición de la esclavitud, la subida de los salarios y el bien común. Todo por el perdón de su hija, pero de repente esa historia ambientada en los años 50 se convierte en algo tremendamente contemporáneo y hasta político.
“Hicimos esta película antes de las elecciones de noviembre”, responde Benicio del Toro cuando elDiario.es le pregunta por esos vínculos en el pasado Festival de Cannes, donde se presentó —como es habitual— la película de Wes Anderson antes de su estreno en salas. Sus referentes eran otros nombres. “Un magnate multimillonario llamado Calouste Gulbenkian, armenio de principios del siglo XX, Onassis, películas como Ciudadano Kane”, confiesa.
Pero sabe que al ver la película en el contexto actual, “se está viendo con otros ojos”. “La película ha tomado una nueva forma, pero realmente no es nueva. Lo que me gusta de la película es que tiene muchas capas. Hay muchos arcos argumentales. El de mi personaje habla de que, a pesar de lo odioso que es al principio, hay esperanza para el cambio. Creo que la gente puede cambiar. No todos, pero creo en el cambio. Tal vez haya algo de esperanza para las personas que están en el poder tomando decisiones. Quizás hay esperanza de que hagan algo bueno”, explica.
Más contundente se muestra su compañero de reparto Jeffrey Wright, otro de los habituales de Wes Anderson desde que se incorporara a la troupe del cineasta con La crónica francesa. Para el actor, lo “fascinante” del universo del autor es que “aunque vive profundamente en su imaginación y sus películas lo reflejan, siempre hay algo muy cercano a la actualidad”. “Es un universo fantástico y, al mismo tiempo, maravillosamente actual. No sé cómo lo logra. Creo que esta película lo logra”, valora.
Para él, en La trama fenicia hay “una exploración de muchas cosas”, entre ellas “el poder, el materialismo, la ambición y el capitalismo, además de los temas más personales”. “Ciertamente, estamos experimentando fuera del cine esta especie de explosión de capitalismo desenfrenado, descontrolado, implacable y despiadado, al menos en EEUU, y eso es relevante y la película lo refleja”, subraya.
Estamos experimentando esta especie de explosión de capitalismo desenfrenado, implacable y despiadado, al menos en EEUU, y la película lo refleja
Comparte esa visión de que Wes Anderson consigue hablar del presente desde su colorido mundo Riz Ahmed, el actor de Sound of metal o la serie The Night of, que debuta con el cineasta y que, aunque aclara que Anderson se basó en su suegro para el magnate que interpreta Benicio del Toro, el hecho de que ambiente su película en los años 50 hace que “se pueda ver el presente con mayor claridad”.
“Muchas de las cosas que consideramos problemas actuales, como la inestabilidad política, los intentos fallidos de cooperación internacional, países que intentan adaptarse a la modernidad a la vez que preservan su tradición, son problemas que han existido durante mucho tiempo. La gente dice que esta película podría ser una crítica sobre algunos de los magnates y mandamases de la industria que dominan nuestro mundo actual. Creo que hay algo muy esclarecedor en mirar el presente a través de la lente del pasado. Y también algo tranquilizador, porque nos hace ve que ya hemos pasado por esto antes. Nos invita a aprender lecciones del pasado también”, apunta.
Hasta el propio Wes Anderson se mojó, un poquito, en la rueda de prensa de La trama fenicia en Cannes cuando le preguntaron por uno de los temas que centró el festival: los aranceles. “No soy experto en esa área de economía, pero ¿un arancel del 100%? Me parece que eso significa que Trump se va a quedar con todo el dinero, ¿y qué obtenemos entonces?, ¿pueden retener las películas en la aduana? Creo que no se envían de esa manera. Quiero saber los detalles, así que no daré una respuesta oficial”, dijo con ironía pero demostrando que, como dice su película, al final en algún momento todos tienen que actuar para cambiar las cosas, hasta los empresarios que meten mordidas del 5%.