
No tienen derecho a amargar la vida a todo un país
Es inadmisible el clima de crispación en el que hacen vivir a la sociedad –a salvo de sus cómplices y algunos millones de adictos– Y en el temor de que consigan, así, su propósito y tumben al Gobierno. Seríamos todos valencianos en manos de Mazón, o ancianos en las residencias de los horrores de Ayuso
La sociedad española tiene un problema del que no todos los ciudadanos parecen ser conscientes; sufrirlo, sí lo hace la mayoría. El clima propiciado por la derecha y sus tentáculos mediáticos y judiciales ha convertido la convivencia en algo invivible. Son soflamas golpistas continuas, unos insultos de tal calibre que deberían arrojar a sus autores directamente a un calabozo. Buena parte de nosotros les entendemos perfectamente: quieren el poder a toda costa y caiga quien caiga y se emplean a fondo con todo tipo de trampas de su amplio repertorio.
Ellos no entienden a los ciudadanos normales, demócratas, decentes, o no les importan en lo más mínimo. Por eso hay que explicarles que no tienen derecho a amargar la vida a todo un país -a salvo de sus cómplices y algunos millones de adictos- para conseguir lo que las urnas no les han dado. Que es inadmisible la crispación en la que hacen vivir a la sociedad. Y en el temor de que, así, de una forma tan sucia, consigan su propósito y tumben al Gobierno. Seríamos todos valencianos en manos de Mazón, o ancianos en las residencias de los horrores de Ayuso. Por no alargar la lista con los trenes de Atocha, el metro de Valencia, y tantas otras cosas. Toda España sujeta a los mismos baremos. Miren lo que han hecho sus correligionarios (en política y en trampas) Milei en Argentina o Trump en Estados Unidos para ver el modelo.
Los más abducidos por esta gente, ¿no se dan cuenta de cómo se aprovechan sus mentores del clima que crean? Mientras muchos aplauden los insultos de Ayuso al Gobierno, tan gruesos, tan desproporcionados, tan de espectáculo en el barro, ella se despierta en el doble piso donde vive con su novio, defraudador confeso. Justo al mismo tiempo que en los hospitales públicos de Madrid –mantenidos a pulso por sus excelentes y saturados profesionales– hasta 200 y 300 personas aguardan turno para una analítica, en ayunas, en silla de ruedas o de pie porque no hay sitio para que todos se sienten, durante una hora o más. “Pásame el vinagre, cariño, que hoy me pone la alfombra Susana y voy a emplearme a fondo en desquiciar a la ciudadanía.”
Caldeado el ambiente ya a la espera de noticias judiciales, el PP se desparrama cuando una jueza –a punto de jubilarse– y terminada su instrucción de la pieza principal, decide procesar a la pareja de Ayuso, Alberto González Amador, por fraude fiscal y falsificación de documentos. Y quedan tres delitos más pendientes de completar la instrucción. Inmediatamente, comparece Feijóo, los medios afines le abren la puerta de par en par, y lanza el eslogan “mafia o democracia” que todos sus primeros espadas van replicando. Convoca una manifestación y pide ayuda para una moción de censura. Al día siguiente de dar una bofetada a Junts, ERC, PNV y BNG en sus aspiraciones lingüísticas en Europa.
A la conseguidora del PP –es lo que parece Ayuso– nadie le toca a sus hombres. Ella y sus afectos son una cuestión de Estado, como no deja de repetir. Desde que defenestró a Casado por denunciar las prácticas de su hermano con las mascarillas, el PP ha entrado en una deriva realmente perniciosa. Viven del veneno que surten y sueltan hasta emponzoñar la convivencia.
Es inaudito que se pueda alcanzar el grado de desfachatez que logra el PP. Oír a Feijóo diciendo “mafia o democracia”, cuando todos tenemos fija su imagen en bañador con su íntimo amigo el narco Marcial Dorado. Ni pestañea cuando lo suelta. Ayuso hasta se ha hecho un lío, ha pedido procesar ¡a Sánchez! por narcotráfico. En estas manos está la oposición en España. Y los datos de sus prácticas, no cesan. La jueza que ha imputado a los altos cargos de la Comunidad de Madrid por el Protocolo de la vergüenza, está sufriendo presiones, en medio de un gran silencio corporativo ¿cómo se le llama a eso? La de Catarroja que instruye la DANA de la Comunidad Valenciana, también está siendo acosada con descalificaciones, que, por cierto, no la disuaden de su labor. Altos cargos de Ayuso son imputados en una segunda causa judicial por las residencias en la que Reyero declarará como testigo. Podemos prepararnos para nuevas andanadas que tapen esta noticia.
Por supuesto los medios entregados a la causa del PP relegan la noticia del novio procesado, incluso la del nº 2 de Interior con Rajoy enviado a la cárcel por otro delito nuevo distinto de las cloacas que montó con Fernández Díaz y, supuestamente, un tal M.Rajoy. Ése que cobraba su pasta, según los papeles de Bárcenas, el tesorero al que le machacaron treintaytantas veces los discos duros para que no quedara ni rastro. ¿Y esta gente acusa al Gobierno de mafia? No ha habido un partido como el PP que encaje mejor en esa definición desde la Dictadura.
Aznar ha ido a más, precisamente Aznar. Ha encontrado interlocutor complaciente en El Mundo para declarar con su habitual tono torvo: “La situación es inaceptable. España está en manos de los bajos fondos”. En verdad, se podría referir a los que él introdujo, en sus gobiernos y los que ahora trabajan en el golpe a su voz de mando: “el que pueda hacer, que haga”.
Lo que sí es cierto es que nos sentimos inmersos en un golpe de Estado en curso, con muy poderosos maquinadores. Ahora no se hacen como en 1936, pero los objetivos no son muy diferentes. Está por ver y ha de verse con urgencia qué pasa con esas unidades de los cuerpos de seguridad del Estado. ¿Qué pasa con la UCO y con la tal Leire, tan oportuna, y qué con el alto cargo de la Guardia Civil fichado por Ayuso? El vídeo con el muestrario de su pensamiento estremece pensando que se trata de un sujeto armado, y que habla, entre otros gruesos comentarios, de poner una bomba lapa en el coche del presidente del gobierno. Hay, al parecer, investigaciones abiertas, pero ya tardan los ministros Marlaska y Robles si es el caso, en explicarlo detalladamente con sus respectivas soluciones y medidas adoptadas.
Publicaba este viernes ABC a toda portada que Sánchez “se recluye acosado por el clima de corrupción”. Sí, la política y mediática que le asedia con unos métodos realmente turbios. La estrategia de la crispación y la injuria les es útil. Los insultos a Sánchez que se leen son en extremo preocupantes. Es un odio profundo y violento que han imbuido los golpistas en auténticos cabestros incapaces de discernir con claridad. España no es una ruina, sino todo lo contrario, aunque las grandes cifras económicas no lleguen a todo el mundo. En pocos países o ninguno ocurre, por desgracia. Pero nada que ver con los gobiernos que rescataron bancos con nuestro dinero y metieron la tijera hasta en la educación y la sanidad, la investigación científica, la dependencia… El odio es de tal calibre que, mientras sube el crecimiento tres veces más que en Europa y baja la inflación, mucha gente estaría dispuesta a prescindir de ello si vieran a Sánchez machacado. Y ese germen produce una sociedad profundamente insana.
Gran parte del problema son quienes les calientan la cabeza desde los medios con manifiestas manipulaciones, imbuyendo basura de la mañana a la noche, todos los días. ¿Cómo se puede preguntar: “¿Qué más tiene que pasar para que caiga el Gobierno?” y que se haga desde la radio de la Conferencia Episcopal que también pagamos con nuestros impuestos? Esos que el locutor defrauda a lo grande. Faltan tantas informaciones esenciales ¿Saben los oyentes qué se financia con nuestros impuestos? ¿Han leído el programa de Vox en pensiones? ¿Saben que el PP hace lo que le manda Vox si con eso consigue poder? ¿Saben que el húngaro Orbán, que se ha cargado el estado de derecho en su país, nos recomienda a Vox?
Es un no parar, ahí tienen una especie de espot electoral, fuera de campaña, cargado de bulos en el que participa todo el pringue de los populares y que publicita entre otros, a modo de símbolo, el tránsfuga Sergio Sayas. Irritante. Asistir a tanta mentira junta estraga. Lo titulan: Sánchez es un peligro para la democracia. Como mínimo es un delito de odio.
El Gobierno tiene un problema muy lamentable, pero la sociedad española, uno mayor aun. No se puede vivir en este clima de crispación y hay datos de que afecta emocionalmente. Ni en el miedo al porvenir, los más responsables. Quien tenga principios y tenga familia, le importe la sanidad, la educación, ¡y la decencia! ha de preocuparse seriamente porque una gente sin el menor escrúpulo, riéndose de la ciudadanía, consiga su propósito y alcance el poder del Estado también desde La Moncloa.
La afrenta es ya una bola considerable, y está en el tejado del gobierno. Un gobierno que, con seguridad, cuenta con muchos ciudadanos y, entre ellos, con miembros de la seguridad del Estado dispuestos a defender la democracia. A defender la tranquilidad de un país, también, que no merece estos mezquinos agitadores a los que exigir responsabilidades por el daño que están haciendo.