Trump acusa a los jueces que fallaron contra los aranceles de «estar destruyendo el país» por «odio» hacia él

Trump acusa a los jueces que fallaron contra los aranceles de «estar destruyendo el país» por «odio» hacia él

El presidente de EEUU celebra la decisión cautelar del tribunal de apelaciones de reactivar los aranceles al tiempo que carga contra el fallo inicial: «¿De dónde salen estos tres jueces? ¿Cómo es posible que hayan causado un daño potencial tan grave a EEUU? ¿Es simplemente odio hacia “TRUMP”? ¿Qué otra razón podría haber?»

El tribunal de apelaciones reactiva los aranceles de Trump mientras se resuelve el caso

“Odio hacia Trump”. Esa es la forma en la que el presidente de EEUU se explica que haya una sentencia judicial contraria a sus decisiones. Una sentencia que, básicamente, versa sobre los límites del poder Ejecutivo en relación con el Legislativo ante una presidencia que se fundamenta, sobre todo, en el recurso a los decretos y al uso del concepto de “emergencia” para sortear los procesos legislativos.

“Odio hacia Trump”, pero también “jueces de la izquierda radical”. Y eso que el caso fue evaluado por jueces nombrados mayoritariamente por presidentes republicanos: Timothy Reif, nombrado por Trump; Jane Restani, designada por el presidente Ronald Reagan; y Gary Katzmann, elegido por el presidente Barack Obama.

El presidente de EEUU, el más performativo e hiperactivo en público de la historia del país, ha tardado 24 horas —y un fallo de apelación que le da oxígeno— en reaccionar al mayor revés judicial y político de sus cuatro meses de presidencia. Y lo ha hecho, como suele hacerlo, en su red social, Truth Social, con un texto larguísimo.

“El Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos ha fallado de forma increíble en contra de los aranceles que nuestro país necesita desesperadamente”, ha escrito Trump. “Pero, afortunadamente, el pleno del Tribunal de Apelaciones del Circuito Federal, compuesto por 11 jueces, ha suspendido la orden emitida por el tribunal con sede en Manhattan. ¿De dónde salen estos tres jueces iniciales? ¿Cómo es posible que hayan causado un daño potencial tan grave a Estados Unidos? ¿Es simplemente odio hacia ‘TRUMP’? ¿Qué otra razón podría haber?”

“El fallo del Tribunal de Comercio Internacional es completamente erróneo y profundamente político”, asegura Trump. “Ojalá el Tribunal Supremo lo revoque de forma rápida y contundente. ¡No podemos permitir que los chanchullos en los despachos destruyan nuestra nación!”

Trump, además, muestra un gran desprecio por las cámaras legislativas y sus miembros: “La terrible decisión afirma que necesitaría la aprobación del Congreso para aplicar estos aranceles. Es decir, cientos de políticos —como si él no lo fuera también— sentados en Washington durante semanas o incluso meses, tratando de ponerse de acuerdo sobre cuánto cobrar a países que nos tratan de manera injusta. Si este fallo se mantiene, destruiría por completo el poder presidencial. ¡La Presidencia nunca volvería a ser la misma!”

“Los jueces de la izquierda radical, junto con algunas personas muy peligrosas, están destruyendo América”, argumenta. “Bajo este fallo, nuestro país perdería billones de dólares, dinero que puede HACER A ESTADOS UNIDOS GRANDE DE NUEVO. Sería la decisión financiera más perjudicial jamás dictada contra nosotros como nación soberana. El presidente de Estados Unidos debe tener la capacidad de proteger a América frente a quienes le causan daño económico y financiero”.

En su publicación, Trump realiza una digresión para cargar contra quienes en el pasado le ayudaron a colocar jueces afines por todo el país —incluido el Tribunal Supremo— y que ahora, desde la derecha, están desafiando en los tribunales sus abusos de poder: “Cuando llegué a Washington, se me sugirió que usara a la Federalist Society como fuente de recomendaciones para jueces. Lo hice, abiertamente y con total transparencia, pero después me di cuenta de que estaban bajo la influencia de un auténtico ‘sinvergüenza’ llamado Leonard Leo, una persona nefasta que, a su manera, probablemente odia a Estados Unidos y claramente tiene sus propias ambiciones”.

Y añade: “Estoy muy decepcionado con esa organización por los malos consejos que me dio respecto a varias nominaciones judiciales. ¡Es algo que no se puede olvidar!”. Al tiempo que se muestra “muy orgulloso de muchas designaciones, aunque también muy decepcionado con otras”. Es decir, que su vara de medir en relación con las actuaciones judiciales no es si aplican bien o mal la ley, sino si le dan o no la razón.

“En este caso”, dice, “gracias a mi política exitosa de aranceles ya han empezado a ingresar al país billones de dólares procedentes del extranjero, dinero que, sin esos aranceles, jamás habríamos obtenido. Es la diferencia entre tener unos Estados Unidos ricos, prósperos y exitosos, o todo lo contrario”.