Entre colchones y abandono: el grito del Parque Bruil ante «la falta de soluciones habitacionales» en Zaragoza

Entre colchones y abandono: el grito del Parque Bruil ante «la falta de soluciones habitacionales» en Zaragoza

La situación en la zona es «insostenible» tanto para sus vecinos como para las personas sin hogar, quienes esperan ayuda y soluciones habitacionales por parte de las instituciones

200 euros por vivir hacinados y locales convertidos en infraviviendas: la crisis habitacional se acentúa en Zaragoza

En las calles que rodean el Parque Bruil, en pleno centro de Zaragoza, la vida transcurre con una inquietud que ha dejado de ser silenciosa. A diario, vecinos como Jesús ven cómo personas sin hogar duermen en bancos, portales o bajo los porches del barrio. “La situación es insostenible. No puedes andar tranquilo, pero tampoco puedes evitar que te dé pena. Nadie merece vivir así”, confiesa mientras señala la entrada del Centro de Historias y añade que “deberían ayudarles”.

A punto de seguir su camino, entre colchones y mantas aparcadas a los laterales de la calle, añade: “¿Cómo se puede ver normal esto? Ningún vecino entiende por qué no se les ayuda o se les da alojamiento”. Su pensamiento no es algo aislado ni extraño, sino una idea que se acrecienta en el barrio. Allí, los temas de conversación principales tienen que ver con el deterioro del entorno, algún suceso de última hora, inseguridad, insalubridad y miedo. Pero también de abandono institucional.

Debido a este sentimiento y agotamiento, decenas de vecinos se van a concentrar este domingo, 1 de junio, frente al Centro de Historias. Lo harán con el objetivo de exigir soluciones urgentes ante lo que consideran una “emergencia social” y una “inacción institucional que dura ya demasiado”.

La convocatoria parte del colectivo vecinal Bruil-Aloy Sala-Tenerías, que lleva años denunciando la situación y que ahora, según el representante de la organización, Luis Bernad, están “al límite”: “Nos gustaría preguntarle a Natalia Chueca cómo es posible que en 2025 haya tantísima gente en la calle y que el Ayuntamiento siga dándoles la espalda”, critica, además de recordar que en junio se llevará a cabo el recuento de personas sin hogar y Cruz Roja ya ha alertado que se prevé el doble del porcentaje que el año pasado.

“En 2024, había 163 y ahora se piensa que habrá 365 personas en la calle durmiendo. ¿Tú te crees?”, lamenta.

“Taza y media” de abandono

Aunque la presencia de personas sin hogar cada vez va en aumento, la situación, según Bernad, preocupa por las condiciones en las que se encuentran las calles y el impacto que esta realidad tiene en la vida de la gente del barrio.

“Ya no porque haya personas en la calle, sino por el estado de insalubridad. Al no tener opción, hacen sus necesidades en la calle a cualquier hora del día. Lo podemos ver en los porches, en el parque, en las aceras de la calle Asalto o en el Centro de Historias. Es un poco crispante para todos los vecinos”, admite.

Desde el colectivo aseguran que llevan tiempo alertando al Ayuntamiento y que, aunque los Servicios Sociales los escuchan, “las cosas de palacio van despacio y hay una extrema lentitud”.

“El Ayuntamiento no está haciendo absolutamente nada. Lo que está haciendo es que venga todavía muchísima más gente. Nos hemos enterado de que van a habilitar una carpa de emergencia social en el Centro de Historias para que toda la gente a la que han echado de la Plaza Roma se venga para aquí. Ya lo que nos faltaba. Si teníamos taza, ahora vamos a tener tazón y medio”, advierte Bernad.

Sin solución habitacional ni rehabilitación

El barrio no solo se moviliza por lo que ocurre en la calle. Muchos edificios de la zona necesitan reformas urgentes, accesos adaptados y mejoras estructurales. Sin embargo, solo un 30% de las viviendas del Grupo Aloy Sala están incluidas en los planes de rehabilitación, dejando fuera al resto.

“En noviembre dijeron que iban a crear una mesa de trabajo para Parque Bruil, pero a nosotros solo se nos ha convocado a una en la que se nos comentó un plan de 50 millones de euros. Pero hoy en día aún no ha levantado ni una piedra. Y esto cada día va a peor”, sostiene.

Por todo ello, desde el colectivo exigen una inmediata actuación para aquellos que están en la calle porque, para él, “es una tristeza inmensa saber que están ahí abandonados”. “No se tendría que dejar a ninguna persona en la calle”, remarca.

Además, apunta a la falta de soluciones reales: “Pueden poner locales de emergencia social, me da igual. Lo que sea. El Albergue está en obras y, aunque dicen que de 100 camas están ocupadas 80, nosotros sabemos que no es así y que está ocupado el 50%”.


Entorno del Centro de Historias de Zaragoza

“No se puede pedir paciencia a aquellos que sobreviven en la calle cuando están completamente dejados por las instituciones. El barrio lleva más de ocho años aguantando esta situación, que no viene de ahora”, añade.

Ante esta realidad, desde Zaragoza en Común alertan sobre la “grave crisis” de vivienda en Zaragoza y esta falta de recursos habitacionales, que “hace que personas malvivan en condiciones lamentables”. “En los últimos seis años, no se ha construido ni una sola vivienda social y la lista de espera de demandantes en Zaragoza Vivienda es de más de 9.000 personas. Mientras tanto, seguimos con una política de vivienda basada en grandes recalificaciones para lucro de constructoras y grandes empresas”, indican desde la formación.

Por su parte, desde el PSOE, la portavoz municipal Lola Ranera exige a la alcaldesa Natalia Chueca que actúe “de forma urgente” ante la “degradación” del entorno del Parque Bruil. Ranera considera que la situación demuestra el “fracaso de las políticas sociales” del Ayuntamiento y critica que “una ciudad como Zaragoza no puede aceptar tener ciudadanos durmiendo en colchones en las plazas”.

En respuesta a todo ello, y aunque reconoce la situación de “colapso”, la consejera de Políticas Sociales, Marian Orós, asegura que “el Ayuntamiento está haciendo grandes esfuerzos para atender las consecuencias de las crisis de vivienda y de política migratoria”. “Hay que preguntarse por qué está aumentando el número de personas sin hogar en todo el país. ¿Será porque el Gobierno de España está arrojando a la calle a ciudadanos que vienen con protección internacional? Este ayuntamiento está paliando los estragos de un Gobierno nulo”, destaca Orós.

La otra cara del abandono: los edificios

A su vez, la rehabilitación de las viviendas que afectan a los mayores del barrio es otro de los temas pendientes, ya que, para Bernad, “el 2 de febrero de 2022 a Azcón se le llenó la boca y luego no ha terminado de actuar”.

“Se supone que nos habían aprobado 92 millones de euros para la rehabilitación completa de los CUI de Zaragoza, incluido el de Eloy-Sala. Sin embargo, como hay problemas para colocar ascensores, les ha subido el presupuesto aprobado en 2023 en torno a un 20 o 30% y no quieren seguir adelante”, dice.

Y este retraso, por lo tanto, está teniendo un coste humano evidente: “El problema está acarreando en que todas las personas mayores que viven en el CUI Salas se ven avocadas al fracaso de que o se van a tener que ir con los hijos o a residencias”.

Por eso, “reclamamos una rehabilitación integral que garantice accesibilidad universal, condiciones dignas de habitabilidad y un entorno urbano seguro y saludable”.

Más inseguridad, menos respuesta

Además de las condiciones de las calles y los edificios, los vecinos denuncian un aumento de la inseguridad. “En lo que vamos de semana, a tres señoras mayores dos jóvenes okupas de pisos de alrededor les han robado bolsos, llaves, pulseras, cadenas de oro…”, relata Bernad. 

Y puntualiza: “La delincuencia no viene de la gente que está viviendo en la calle, sino de la gente que está viviendo de okupa o de ‘inquiokupas’ en los pisos de Eloy Salas”. “Pero la base del problema no está aquí tampoco, sino en la falta de actuación de las instituciones, que no ayudan ni solventan los problemas más que evidentes”, afirma.

Los vecinos, mientras tanto, volverán a salir a la calle este domingo. Porque, como subrayan, lo que está en juego es la dignidad de quienes duermen a la intemperie y de quienes, desde sus casas, observan cómo el barrio que habitan se convierte en algo que nunca imaginaron.