La telaraña de la sanidad privada

La telaraña de la sanidad privada

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A veces no hay mayor laberinto que el que una misma crea. Eso le pasa más o menos a la sanidad privada en España, que a riesgo de morir de éxito –los seguros de salud ascienden sin parar– en ocasiones termina, sin embargo, atrapada en su propia telaraña. Me explico: esta semana publicamos la historia de L.C, una mujer asegurada con Adeslas, que fue a operarse de la columna y se encontró con una doctora que intentó cobrarle la cirugía aunque su póliza la cubría. ¿Por qué? Unos “honorarios” que pretendían ser transferidos en negro –no puede quedar registro, le dijeron a la paciente– para compensar lo poco que paga la aseguradora a los médicos por estas intervenciones. Este era el argumento oficial, según el relato de la paciente, que terminó por elegir otro hospital para operarse.

Digo maraña porque cuando la salud depende del dinero se corre el peligro de que pasen estas cosas: hay demasiados actores y actrices –principales, secundarios y figurantes– que quieren participar en la trama. Por un lado, los médicos privados, que llevan años quejándose de que las compañías aseguradoras les pagan poquísimo –esto no justifica querer llevártelo por detrás, evidentemente– y suelen cobrar por acto médico (o sea, por consulta u operación); por otro, los hospitales, que ponen las instalaciones y reclaman su parte. Las aseguradoras son el eslabón que falta en la historia; el personaje más poderoso no puede pasar desaparecibido.

Cuando un paciente con un seguro de salud acude a una consulta, la aseguradora reparte (y también se lleva la mejor parte, claro): paga al médico o médica y también al centro físico donde se pasa la consulta, normalmente. Lo que cobran los facultativos suele negociarse individualmente. Si eres más reconocido o si traes más volumen de pacientes, quizá te paguen mejor. Son las leyes del mercado. En el caso de L.C, la doctora reclamó un cobro extra al margen de la facturación del que no podía quedar registro, según los audios que hemos publicado, y el hospital donde pasa consulta la está investigando.

Es cierto que las compañías de seguros no cubren todo y eso depende de cuál sea tu cuota. No es lo mismo una póliza de 30 euros que una de 200. Por eso, cada acto médico debe ser autorizado (o no) por la aseguradora y solo así puede llevarse a cabo una operación o una prueba diagnóstica. En la historia que contamos, el equipo médico de la doctora C.S parecía querer beneficiarse de todo: de la parte que paga el seguro y de unos honorarios extraordinarios. Y soplar y sorber al tiempo… no se puede.

A nuestra redacción han llegado en los últimos meses casos parecidos al de L.C. que muestran precisamente lo enredada que está la maraña. Algunos los he podido publicar; otros aún no. Lo que hay debajo de todas las situaciones es más o menos lo mismo: la gente está en un momento vulnerable y en estas coyunturas tan jorobadas de enfermedad y preocupación los seres humanos perdemos capacidad crítica y energía para oponernos. Muchas veces porque ni siquiera entendemos qué está pasando. Porque no conocemos la telaraña.

Si te ha pasado algo parecido, puedes escribirnos a [email protected] o responder a este boletín. Te leo.


Detalle de ‘El triunfo de la Muerte’, de Bruegel el Viejo.

Mientras estabas a otras cosas…

La peste negra acabó con entre el 30 y el 50% de la población de Europa, Asia Occidental y África en sucesivas oleadas. Ahora, un estudio ha descubierto por qué su zarpazo se extendió tanto durante el tiempo. Los detalles.

Comemos mejor y hacemos más ejercicio físico, pero estamos peor de salud mental. Son las conclusiones de la última Encuesta Nacional de Salud, que revela que el porcentaje de personas con cuadros depresivos en España se ha triplicado desde 2020.

Una buena noticia: un hospital madrileño está tratando a pacientes diagnosticados con un cáncer de pulmón agresivo que afecta a no fumadores, sobre todo, con un fármaco experimental que ha dado ya unos resultados esperanzadores. Aquí los datos.

¿Gafas para los hijos de los ricos?

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado esta semana unas nuevas ayudas de 100 euros para que los niños y niñas menores de 16 años puedan comprar gafas y lentillas… sin importar la renta. La financiación será universal a partir de septiembre. El acuerdo de Gobierno entre PSOE y Sumar incluía esta medida aunque condicionada a la renta. “La salud visual tiene que ser universal y al serlo rompemos trámites innecesarios y rompemos el estigma”, explicó la ministra de Sanidad, Mónica García.

Las ayudas universales suelen dar pie a este debate. Los detractores dicen que no puede ser café para todos; los defensores –y la evidencia empírica, dicen las expertas– apuntan a que es la manera de llegar a las personas con menos recursos porque no hay papeleo ni señalamiento. Te dejo todos los detalles por si tienes niños o niñas y puedes beneficiarte.

La semana que viene, más.

Sofía