
El Gobierno andaluz sostiene que los niños adquieren en los toros «conciencia ecológica y de empatía» con los animales
La Junta defiende que, junto con la caza, la tauromaquia propicia «una actitud totalmente contraria a la violencia y de admiración a los animales», por lo que no prohibirá la entrada de los menores en las plazas
Por Andalucía pide modificar la ley para prohibir la asistencia de menores a espectáculos taurinos
“No se puede coartar la cultura: lo mismo que no se puede prohibir el acceso de menores a museos, tampoco se puede prohibir el acceso a la tauromaquia”. Éste es uno de los argumentos que esgrime el Gobierno andaluz para rechazar que se impida el acceso a las corridas de toros a los menores de 18 años, expresando así su criterio contrario a la proposición de ley registrada en el Parlamento por el grupo Por Andalucía. En su análisis, la Junta esgrime que la presencia de niños es fundamental para “preservar nuestro acervo cultural” y llega a argumentar que los espectáculos taurinos “pueden generar en el menor una conciencia ecológica y de empatía con el entorno animal”.
El informe que argumenta la oposición del Ejecutivo de Juan Manuel Moreno está firmado por el secretario general de Interior de la Consejería de la Presidencia, David Gil, y fija la posición contraria a la petición de Por Andalucía, que apelaba para ello a “los cambios producidos en la sociedad española”. También aludía a las recomendaciones realizadas por el Comité de los Derechos del Niño de la ONU para “prevenir los efectos nocivos” de estos espectáculos en los menores.
En este sentido, la Junta apunta que “Andalucía manifiesta el pleno respeto y protección a los derechos del menor”, pero que “no se comparte” esta consideración de Naciones Unidas. ¿Y por qué? Pues porque “se contrapone” con otros derechos, como los relativos a “promover y defender los valores culturales y de apoyo a la tradición”, a lo que se suma el “derecho preferente” de los padres a escoger el tipo de educación para sus hijos. “La asistencia a estos espectáculos culturales forma parte del componente educativo”, reivindica.
Es “fundamental” que los niños vayan a la plaza
Asimismo, subraya que la tauromaquia conecta con el ejercicio de derechos fundamentales y libertades públicas, entre los que enumera los de “pensamiento y expresión, de producción y creación literaria, artística, científica y técnica”. Por ello, “como actividad cultural y artística”, considera que requiere “de protección y fomento”, sentido en el que resulta “fundamental” que los niños vayan a los espectáculos taurinos para así “preservar nuestro acervo cultural, proteger nuestro pasado y respetar las distintas formas de expresión artística”.
Para el Gobierno andaluz, la asistencia a espectáculos taurinos, “o el acompañamiento a actividades como la caza o pesca”, pueden generar en el menor “una conciencia ecológica y de empatía con el entorno animal”. Esto, a su vez, derivaría en “una actitud totalmente contraria a la violencia y de admiración hacia los propios animales”.
Asimismo, da por hecho que “actualmente existe un consenso en la aceptación mayoritaria” del carácter cultural, histórico y tradicional de la tauromaquia. Su valor cultural, insiste una y otra vez, es “indiscutible”, toda vez que “se resaltan valores profundamente humanos como puedan ser la inteligencia, el valor, la estética, la solidaridad, o el raciocinio como forma de control de la fuerza bruta”.
El argumento económico y el de la libertad
La Junta también pone sobre la mesa el beneficio económico de la actividad para Andalucía, ya que aporta el 0,375% del PIB andaluz. Esto genera un impacto económico indirecto de más 45 millones de euros al año, con más de 3.100 personas que se vinculan de forma directa a los festejos taurinos.
Por último, sustenta su rechazo a la prohibición de entrada de los menores apelando a la libertad, que llega a definir como la facultad del ser humano de actuar según sus valores, criterios, razón y voluntad, “sin más limitaciones que el respeto a la libertad de los demás”. “Hay libertad cuando las personas pueden obrar sin coacción y opresión por parte de otros sujetos”, añade.
Desde este punto de vista, “no se puede coartar la cultura”, lo que implica que “tampoco se puede prohibir el acceso a la tauromaquia”. “Cuantas más posibilidades de elección se tengan, mayor será la libertad”, apostilla, por lo que “si las personas responsables de los menores pueden elegir libremente el acceso a no a estas actividades, mayor será su libertad”.
La proposición de ley de Por Andalucía está ahora condenada a naufragar en el Parlamento andaluz, con mayoría absoluta del PP, lo que para la formación “no supone ninguna sorpresa dado el apoyo incondicional en todos los sentidos que el Gobierno andaluz manifiesta hacia la tauromaquia”. La formación de izquierdas basa sobre todo su “disconformidad” en que la Junta sustente su negativa en la importancia de las tradiciones y los valores culturales de estos festejos, “cuando la realidad es que se centran en la barbarie que supone la tortura y muerte de un animal”.