
Cruzada vecinal y amenazas de Almeida para un hostal «de inmigrantes» que aún no existe en el distrito de Salamanca
Los residentes junto al Parque de las Avenidas llevan semanas protestando por un futuro alojamiento turístico: podría usarse como albergue temporal para solicitantes de asilo. Aún no hay nada en firme, pero que la oferta haya llegado a una ONG genera cierto malestar en el barrio
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Todavía no ha abierto y ya tiene en contra a buena parte del vecindario, ha recibido amenazas de cierre e incluso acusaciones por un supuesto “fraude de ley”. Es el futuro albergue Velvet Hostel que plantea abrirse junto al Parque de las Avenidas, ubicado en el distrito madrileño de Salamanca. El espacio tiene licencia de hostal desde hace justo un año y capacidad máxima de 35 personas, según el portal de licencias y expedientes del Ayuntamiento de Madrid. En total, cinco habitaciones que han desatado la polémica en el barrio de La Guindalera y no precisamente por la saturación turística. Los vecinos se enteraron de que el alojamiento puede llegar usarse como refugio temporal para migrantes o solicitantes de asilo y ahora temen problemas de convivencia. Su protesta no ha pasado desapercibida para José Luis Martínez-Almeida.
“Hemos advertido a la propiedad de que no cabe un uso no turístico del espacio. Si finalmente comprobamos que es así, lo clausuraremos de manera inmediata”, advertía el alcalde de la ciudad a primera hora del lunes frente a algunos residentes. El regidor se ha desplazado a la zona para suscribir sus señalamientos contra el hostal y, además de referirse al promotor del hostal, ha lanzado otro dardo directo hacia la Moncloa: “Si el Gobierno de España pretende utilizarlo para otro fin, que se olvide. Actuaremos de inmediato”. En realidad, lo que hay hasta el momento son conjeturas o propuestas en el aire que aún estar por determinar.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) es una de las organizaciones no gubernamentales en las que el Estado delega ciertas etapas del sistema de acogida. La propia Unión Europea fija unos requisitos mínimos a sus miembros para atender a solicitantes de asilo o refugiados, que a su vez pueden encomendarse a entidades del tercer sector siempre bajo supervisión estatal. CEAR ha confirmado a este periódico que recibió un ofrecimiento por parte de los promotores del hostal para usar plazas hoteleras como estancias temporales en la Primera Acogida, la fase inicial del proceso de asilo en la que se cubren necesidades básicas hasta derivar al solicitante a otro centro de pleno derecho.
No obstante, fuentes de la ONG indican que no existe un acuerdo en firme. Tampoco está claro que llegue a usarse para este fin, aunque es una opción que está sobre la mesa. “Primero hay que esperar a que terminen toda la obra y acondicionen el espacio. Hasta que no sepamos si se cumplen los requisitos mínimos para albergar a estas personas no podremos hacer ningún trámite oficial”, apuntan las mismas fuentes. De hacerse realidad, ¿cuánto tiempo podrían demorarse estas estancias? La organización no gubernamental estima que lo habitual son unas semanas, aunque la situación puede prolongarse durante meses si el Gobierno central no deriva a tiempo a los solicitantes a una instalación de acogida.
Consultados por esta cuestión, desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones –que tiene las competencias últimas en materia de asilo– confirman que por ahora solo hay “prospecciones” en la zona por parte de CEAR. Es decir, que se están examinando las aptitudes del terreno y el inmueble. Sobre si se incurre o no en un fraude de ley al utilizar plazas hoteleras como albergue temporal para migrantes, tal y como sugirió Almeida, solo exponen que su ministerio “tiene acuerdos de acogida a través de la acción concertada” y estudia estos u “otros posibles espacios a lo largo de todo el territorio español”. No obstante, la incertidumbre no convence en el Ayuntamiento.
El miedo de los vecinos y el “boca a boca” del futuro hostal
“Estamos preocupados”, aseguraba Almeida esta mañana sobre el hostal de Salamanca. El alcalde ha ordenado a tanto a la concejala-presidenta del distrito, Cayetana Hernández de la Riva, como al delegado de Urbanismo, Borja Carabante, mantener un contacto “permanente” con los vecinos. Aunque el proyecto contempla 35 plazas y ni siquiera es seguro en este punto que todas o algunas vayan a integrarse en el sistema de acogida, la respuesta municipal ha ido a más: el propio Carabante se ha citado este lunes con los vecinos, que llevaban semanas manifestando su preocupación ante la idea de que el futuro establecimiento hotelero pueda convertirse en un centro para personas migrantes.
La vecindad alertó la semana pasada de supuestas “irregularidades” en el negocio, refiriéndose por ejemplo a las salidas de emergencia o posibles incumplimientos de las normas que rigen en las comunidades colindantes. Arrementen sobre todo contra el empresario promotor, Mohamed Zakaria Abdelsamas Ibraim, que ya tiene otro hostal en Puente de Vallecas donde ofrece plazas para albergar a solicitantes de asilo. “Está especializado en población inmigrante y menas [menores extranjeros no acompañados]”, reza un comunicado difundido entre los vecinos de la zona después de reunirse hace unas semanas, el 19 de mayo.
“Me parece que se ha creado algo de folclore del boca a boca”, reflexiona Carla, que reside junto al hostal. Explica que al inmueble de la discordia se accede desde el número 9 de la Avenida de Baviera, una de las grandes travesías que confluyen en la zona, aunque también abarca los números 74 y 76 de la Avenida de Bruselas. En su caso, rebaja las críticas de otros vecinos aludiendo a la poca información real que hay aún sobre la mesa. “Si supiésemos que van a abrir un centro de menores [extranjeros no acompañados], como se ha estado diciendo, entendería cierto revuelo. Es algo que agita en cualquier barrio. Pero creo que este miedo es algo prematuro: aún no sabemos prácticamente nada”, sentencia. No obstante, las protestas en la zona parece que seguirán dando de qué hablar.