
El invernadero acaba en el fondo del mar: cómo la agricultura intensiva ‘alimenta’ la montaña de basura de plástico
Los residuos del plástico utilizado en las explotaciones y acumulados en ramblas secas de áreas costeras acaban arrastrados por las lluvias torrenciales hasta llegar al mar donde se adentran decenas de kilómetros, según ha certificado un equipo de la Universidad de Cádiz
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Los residuos del plástico utilizado en la agricultura intensiva viajan desapercibidos hasta 100 kilómetros mar adentro transformados en contaminación. Mantillos, redes, acolchados o trozos de invernadero llegan desde las zonas de cultivo al fondo oceánico para engrosar la basura marina. Una fuente de polución “olvidada”, según ha evidenciado un reciente estudio de la Universidad de Cádiz (UCA) publicada en la revista iScience.
Lo que han probado los investigadores es cómo estos desechos se acumulan en los cauces secos de ríos (ramblas y rieras) hasta que un episodio de lluvia torrencial libera masivamente esa basura y la transporta al mar. “Actúan como trampas de residuos”, cuenta la investigadora Carmen Morales Caselles. Luego, cuando llegan las tormentas, “esos cauces hacen las veces de drenaje de la basura desde los campos de cultivo al mar”, especifica esta experta en contaminación marina. Han comprobado un incremento en la proporción de desechos plásticos agrícolas en la basura marina recogida por pescadores tras episodios de tormentas.
Morales Caselles prosigue: “Nos dimos cuenta, y eso nos llamó la atención, de que los pescadores del proyecto Ecopuertos (en Motril, Granada) –que separan la basura que encuentran al faenar para que la clasifiquemos–recogían del fondo una gran cantidad de basura relacionada con la agricultura. Y sobre todo después de episodios de tormentas fuertes”.
A partir de ahí, el equipo observó las ramblas antes y después de esas precipitaciones torrenciales. “También caracterizamos la basura que estaba depositada en ese cauce y comprobamos que había mucho de origen agrícola”, explica la científica. Lo siguiente fue certificar “lo adentro que se introduce esa basura en el mar porque, en muchas ocasiones, cuando se detecta una red se asume que es de pesca y en no pocas ocasiones se trata de redes aplicadas en cultivos”.
Una rambla con desechos plásticos de origen agrícola.
Así que los investigadores ya tenían trazado el circuito: plásticos descartados que no llegan al reciclaje y se acumulan en las ramblas hasta, a veces, conformar estratos dentro del cauce. El cauce se convierte en una especie de vertedero. Al producirse las precipitaciones torrenciales, el agua que recupera su camino arrastra la basura y desemboca en el mar cargada de los residuos plásticos. Una vez allí, la basura no se limita a los primeros metros, sino que se extiende muchos kilómetros.
Gran parte del litoral dedicado a los cultivos
La utilización de plásticos en la producción agrícola, –la plasticultura– ha convertido al sector primario en uno de los principales consumidores mundiales de esta materia. “Una revolución en el mundo agrario”, lo define la Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP) a la hora de conseguir “productividad, eficiencia y sostenibilidad”. En Europa se utilizan más de 700.000 toneladas de estos plásticos al año –y España es “la líder en fabricación y consumo”, según la patronal ANAIP–. Una muestra ilustra la potencia española: “El famoso mar de plástico de Almería es la mayor concentración de invernaderos del mundo”.
El 40% de los plásticos en España se aplican para invernaderos, túneles y acolchados. Otro tercio para las infraestructuras de riego.
Tierras costeras cultivadas en la cuenca del Mediterráneo:
focos de basura plástica
Tierras agrícolas
(% de la superficie costera)
Precipitaciones anuales
(en mm)
0
100
0
1250
2500
FUENTE: CARMEN MORALES-CASELLES ET AL. / ISCIENCE
Tierras costeras cultivadas en la cuenca
del Mediterráneo: focos de basura plástica
Tierras agrícolas
(% de la superficie costera)
0
100
Precipitaciones anuales
(en mm)
0
1250
2500
FUENTE: CARMEN MORALES-CASELLES ET AL. / ISCIENCE
Las zonas costeras a menudo ofrecen condiciones óptimas de suelo y clima para la agricultura así que esta actividad ocupa un gran porcentaje de la superficie litoral en el mundo en general y en la cuenca del Mediterráneo en particular, donde hasta el 38% de la costa –dos millones de kilómetros cuadrados– se dedican a esta actividad, según recuenta el estudio de la UCA. Algunos estados dedican más de la mitad, como Italia (64%), Túnez (57%), Eslovenia (67%) o España, que llega al 54%.
Esta alta densidad de zonas de cultivo hace que “las consideremos áreas de alto riesgo para el vertido de basura plástica proveniente de la agricultura desde la tierra al mar”, concluye la investigación. El Ministerio de Agricultura admite que si bien el uso de los plásticos en la agricultura “es fundamental”, existe el “problema de los residuos tras su vida útil”.
En las leyes de residuos anteriores a la norma de 2022 no había referencia específica para los plásticos de uso agrícola así que son las entidades locales o diputaciones forales las encargadas de gestionar la recogida, transporte y tratamiento, según las disposiciones autonómicas. Los agricultores y ganaderos tienen así que contactar con un gestor autorizado por la administración para la gestión de estos residuos.
La legislación actual sobre residuos y suelos contaminados sí tiene una disposición concreta acerca de estos desechos. La ley indica que debe desarrollarse un reglamento específico para instaurar un régimen de responsabilidad ampliada del productor para, entre otros materiales, los plásticos de uso agrario que no son envases. Esto implica que los productores creen sistemas de depósito “que garanticen la devolución” y “responsabilizarse total o parcialmente de la organización de la gestión de los residuos”. Algo similar al contenedor amarillo para envases.
Esta norma establece para tener este reglamento “un plazo máximo de tres años desde la entrada en vigor de esta ley” pero todavía no existe, a pesar de que ese plazo expiró el pasado 10 de abril.
La patronal Asociación Española de Industriales de Plásticos intentó activar un sistema de recogida y gestión mediante la iniciativa MAPLA antes de que fuera obligatorio por ley, pero fracasó a pesar de ser anunciado incluso con fecha de arranque: el 1 de diciembre de 2023. Sin embargo, el 7 de ese mes se informó de la paralización “ante la posición en contra de algunos fabricantes y gestores de residuos”.
“Nuestros resultados demuestran que la basura procedente de la agricultura puede convertirse en un foco importante de contaminación marina”, remata la investigación de la Universidad de Cádiz. Morales Canelles explica que, aunque España está reconocida entre los países europeos con un sistema “adecuado” para la gestión de plásticos residuales “salta a la vista que hay fallos en ese sistema y eso es lo que habría que investigar”.