La Movida desempolva sus fetiches: «Los que quedamos estamos obligados a dar fe del espíritu de aquellos tiempos»

La Movida desempolva sus fetiches: «Los que quedamos estamos obligados a dar fe del espíritu de aquellos tiempos»

Decenas de objetos icónicos como La Bola de Cristal, los trajes de Tino Casal o los cuadernos de Telefónica donde Almodóvar escribía sus primeros guiones componen una exposición que reivindica en la SGAE el movimiento de los ochenta

GALERÍA – Los icónicos objetos que expone ‘La Movida, juventud y libertad’ en la SGAE

“Esta foto resume lo que era Madrid para nosotros: los edificios típicos, la perspectiva de la que no ves el final, a bordo de una moto, con Alberto García-Alix conduciéndola y mirando hacia atrás, sin importarle el futuro que venía”. Lo recuerda con melancolía, mirando a una estampa enmarcada, el guitarrista y escritor Sabino Méndez, testigo privilegiado de La Movida sobre los escenarios. Y también desde el asiento de atrás de aquella moto en la que viajaba uno de los fotógrafos clave de este movimiento, quien le pidió que apretara el disparador mientras ambos atravesaban la ciudad.

“Me empeñé en conseguir esta foto, tenía que estar”, confiesa mientras recorre por el Palacio de Longoria comentando los objetos de la exposición que ha comisariado (La Movida, juventud y libertad. 1977-1986) y que reúne decenas de fetiches de aquellos años, desempolvados de colecciones particulares o institucionales, intentando trazar un mapa de todo lo que fue relevante entonces.

Otra de las imágenes promocionales de la época sitúa emocionalmente a Sabino en el comienzo de aquellos años. Es de Alaska y Los Pegamoides. Sus poses, ropas y actitudes le apelaban entonces: “Cuando vi este cartel dije: estos tíos son como yo. Muchos quisimos venir a Madrid para ver lo que estaba pasando”, resume explicando lo que le llevó a acudir a la capital desde su Cataluña natal.


La fotografía de Alberto García-Alix destacada por Sabino Méndez, en la exposición sobre La Movida


Fotografía de Alaska y Los Pegamoides

Aunque estas fotografías son importantes, lo que más llamará la atención del visitante de la muestra serán las ropas de vivos colores y llamativos complementos colgadas de los maniquís. Hay un pomposo abrigo de Alaska, los vestidos tiki de las coristas de Objetivo Birmania, uno de los monos de Aviador Dro, la chaqueta de Almodóvar en la promoción de la Ley del deseo, el chándal elegante de Víctor Coyote -autor del cartel de la expo-, el chaleco de Javier Furia (Radio Futura) o la camisa que llevaba en su primer disco uno de los miembros de Gabinete Caligari.

En una esquina contrastan los coloridos trajes del cantante Tino Casal con la sobriedad gris del de Loquillo. “Está pensado para recrear el ambiente que veíamos al entrar al Rockola”, cuenta Méndez sobre la emblemática sala de Avenida de América donde se juntaban todas las tribus de La Movida, cada una con su manera de vestir.


Trajes de Tino Casal (izquierda) y de Loquillo (derecha)


Camisa que uno de los miembros de Gabinete Caligari llevó en la portada de su disco ‘Que dios reparta suerte’

“Desde entonces no ha aparecido una tendencia que haya abarcado tantos campos y disciplinas artísticas diferentes”, decía después Sabino durante su discurso de la inauguración, que escuchaban algunos de los protagonistas de aquella época. Aunque el espacio de la exposición no es muy grande, reúne todos los ámbitos por los que se expandió La Movida, desde la moda hasta el cine, pasando por pintura, la literatura, los fanzines o la televisión. “La música fue el vehículo perfecto para transmitir todo ese contenido”, añade el comisario para explicar por qué entonces predominaban los grupos de guitarras y teclados sobre todo lo demás.

La intención del músico-comisario, que acompañó a Loquillo junto a Los Intocables y también en Los Trogloditas, ha sido “crear un índice, un sumario de una enciclopedia que pudiera hacerse algún día de La Movida”, avisando de que se debería profundizar mucho más sobre esta época. “Era imposible explicarla al detalle en un espacio tan hermoso, pero limitado”, añade sobre el palacio de la SGAE que acoge la exhibición, un sitio que ha quedado “humilde pero lleno de pequeñas joyas”.


Letras manuscritas de varias canciones de Antonio Vega


Cuadernos de Telefónica de Pedro Almodóvar donde escribió ideas para sus primeros trabajos cinematográficos

Entre los “incunables” recuperados para este paseo por los años ochenta están varias letras manuscritas de canciones de Antonio Vega, fotos del cantante que hasta ahora no se habían hecho públicas y hasta una placa original del Penta, el lugar que inspiró uno de sus temas más conocidos.

Los cinéfilos encontrarán especialmente interesantes los cuadernos de la Compañía Telefónica Nacional de España donde un joven Pedro Almodóvar escribió sus primeras ideas cinematográficas, cuando todavía trabajaba para esta empresa estatal. Y la cámara Super 8 con la que rodó algunos de sus trabajos iniciales.


La bola de cristal


Uno de los electroduendes de la exposición sobre La Movida

Lo audiovisual se completa con la auténtica Bola de Cristal que aparecía en el programa de Televisión presentado por Olvido Gara, que marcó la infancia de toda una generación. En la SGAE está flanqueada por dos electroduendes. Enfrente, un espacio recuerda a Paloma Chamorro y los conciertos que el canal público retransmitía “en riguroso directo”, recuerda Sabino Méndez. Al lado, otro títere del personaje infantil Horacio Pinchadiscos. “La Movida hubiera sido imposible si no hubiese sido por esa gente joven que había en las televisiones y radios, que le dieron hueco”, valora.

Textos de periodistas como Diego Manrique o Jesús Ordovás enmarcan cada una de las secciones de las que se compone el recorrido, que incluye fanzines y revistas de la época, carteles electorales de diversos partidos, un cuadro original de Ceesepe o un divertido recortable de muñecas con Alaska como protagonista.


Detalle de un cartel electoral del PSOE, con Felipe González retratado como un personaje pop


Recortable de muñecas protagonizado por Alaska

“Los que quedamos estamos obligados a dar fe de lo que fue el espíritu de aquellos tiempos” asegura Sabino Méndez sobre el sentido que tiene recordar este movimiento, 45 años después de su eclosión en Madrid con el concierto de homenaje a Canito y en otras partes del país (también hay sitio para las periferias, intentando desligarse del apellido madrileña que tantos años ha acompañado a La Movida).

La selección incluye una sorpresa que no todos los puristas que vivieron esta época aceptan: incluir a grupos como Hombres G o Mecano dentro de este movimiento contracultural, a los que la exposición llama La segunda generación de La Movida. Engloba los grupos que triunfaron en la segunda década de los ochenta, “cuatro o cinco años menores que sus predecesores, que recogen muchos de los rasgos definitorios”.


Guitarra de David Summers (Hombres G) en la muestra de La Movida


Chaqueta de Nacho Cano en la exposición

Hasta el 20 de julio, todos estos objetos pueden contemplarse en la sede de la SGAE (C/Fernando VI, 4), de 16.00 a 21.00 cada día, con entrada libre. Una forma de recordar una época que García-Alix definió como “un deseo de libertad” y cuyos protagonistas ahora reivindican como un espacio que fue capaz de dar visibilidad a la homosexualidad y llenar de colorido un país que hasta ese momento era “de grises y sombras”.

Una muestra que de momento suple la falta de un museo permanente para esta explosión sociocultural que vivió España y que cumplirá medio siglo en el 2030, mientras van desapareciendo los que la vivieron. “Corred, que el tiempo puede que no sea eterno”, recomendaba Sabino Méndez a sus coetáneos para cerrar la inauguración, entre una mezcla de aplausos y nostalgia.


Algunos de los asistentes a la inauguración de la exposición sobre La Movida

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