Faena difícil para Almeida ante vecinos y hosteleros de Las Ventas: “Entre que nadie va a los toros y las multas, es una ruina”

Faena difícil para Almeida ante vecinos y hosteleros de Las Ventas: “Entre que nadie va a los toros y las multas, es una ruina”

La concejala del distrito de Salamanca soliviantó a los comercios al aplicar los controles en terrazas legales por ruido y consumiciones en la calle demandados por los residentes, aunque estos reclaman que se actúe en el interior sobre actividades no amparadas por las licencias de los bares

La Justicia concluye que el empresario taurino que gestiona Las Ventas usó una “sociedad pantalla” para evadir impuestos

Tardes de soledad en Las Ventas. “Entre que ya nadie va a los toros y las multas, esto es una ruina”, lamenta Pedro, dueño del bar El Ruedo. En medio de una crisis en el sector que admiten los propios hosteleros del entorno de la plaza de toros de Madrid, los enfrentamientos con los vecinos y con la concejala presidenta del distrito de Salamanca recrudecen la situación.

Es miércoles de toros en plena Feria de San Isidro, con personas dedicadas a la reventa asaltando a cualquiera que cruza la plaza, y el ambiente en los bares de Ventas es animado. Aunque no boyante. Media docena de clientes en El Rodeo, unos cuantos más en La Tienta y un ajetreo significativamente mayor en la cervecería César (ayuda su ubicación en plena calle Alcalá, terraza incluida).

Por la noche, sin embargo, la afluencia se magnifica: “Llegan 20.000 niñas a las que el toreo les da lo mismo para la fiesta que se montan después de las corridas”, afirma Pedro en conversación con Somos Madrid. Critica de hecho que la Policía Municipal le sanciona por la gente que bebe en la calle cuando “de 300 personas lo mismo 250 ni siquiera han pedido en mi local”. Defiende además que la mayoría de negocios insisten a sus clientes en respetar las normas de convivencia, con abundante cartelería en el interior y la fachada pidiendo respetar el descanso de los vecinos o la prohibición de beber en la calle.

“A mi padre le han dicho en el Ayuntamiento que iban a hablarlo personalmente con [Alberto Núñez] Feijóo, pero nada. Lo que no entendemos es que la concejala no declare la zona recinto ferial durante San Isidro y en la feria de octubre. Ángel Martín [dueño del gastrobar La Tienta] y yo nos hemos reunido varias veces con ella, hasta me puse un traje, pero nada”, explica Pedro. En una cruel jugada del destino, el azote taurino en el Ayuntamiento de Madrid se llama Cayetana. Porque Pedro se refiere a la edil Cayetana Hernández de la Riva, responsable del distrito de Salamanca en el Consistorio.


Avisos para evitar ruidos y molestias, así como información de las reuniones con la concejala presidenta del distrito, en el bar El Ruedo de Ventas.

La visión de residentes que ven los toros desde la barrera es, en cambio, radicalmente opuesta a la de unos hosteleros que hablan de “los mismos tres o cuatro vecinos que llaman siempre a la policía”. Yan denuncia las “ayudas y apoyos del Ayuntamiento” a establecimeintos como La Tienta, en la calle Alejandro González. Recuerda que el alcalde José Luis Martínez-Almeida “se presentó en los tiempos del covid para hacerse fotos y promocionar unas supuestas campañas altruistas”. El regidor, explica, es “íntimo amigo de la familia Martín, que gestiona las clínicas Menorca”. Por ello, dice, “tienen facilidad para hacer lo que quieran y hasta quitaron un árbol de la acera para poner sus terrazas”.


El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, visita La Tienta en plena crisis sanitaria.

“Tenían problemas de licencia y la Policía venía casi a diario por la zona, pero seguían con su actividad como si cualquier cosa. En otros bares había multas y controles, pero en La Tienta nada”, recuerda Yan. Hasta que el pasado año “las cosas cambiaron en el Ayuntamiento”. Después de una reunión con afectados, Hernández de la Riva comenzó a prestar más atención a las exigencias vecinales, al menos las que entran en sus competencias (las terrazas o las molestias en la vía pública).

De las molestias a los problemas con las licencias

El control de licencias o los ruidos en el interior de los bares, por contra, dependen de una Agencia de Actividades y un área de Urbanismo que según este residente continúan “inoperantes”. Sobre todo a la hora de intervenir sobre actuaciones de flamenco y otros espectáculos para los que no cuentan con habilitación. Algo especialmente sangrante porque Yan denuncia la actividad “sin el permiso oportuno” de La Trastienta, un local anexo cuya licencia es “de club de fumadores”.

Este periódico ha preguntado sobre estos casos a fuentes municipales, tanto distritales como del área delegada que dirige Borja Carabante, sin recbir respuesta de estas últimas. En cuanto a las primeras, desde el Consistorio indican que “Ventas nunca ha sido recinto ferial porque las ordenanzas municipales exigen que la zona esté acotada y no es posible en este caso”. Y añaden: “La Policia Municipal ha llevado a cabo diversas inspecciones durante la feria de San Isidro a requerimiento de vecinos y ciudadanos, con varias infracciones denunciadas y retirándose por parte de la Junta del distrito la terraza de uno de los locales, instalada sin autorización una vez empezada la feria”.

Ángel Martín, encargado de ambos locales, se defiende: “La licencia de La Trastienta es de club, pero es que solo lo utilizamos para enseñar los cuadros de pintores reconocidos que albergamos en él. A quienes van solo se le da un cocktail y todo se factura aparte. Yo le enseño la licencia a quien quiera”. El hostelero asegura asimismo que se han reunido “con los bloques de alrededor antes y después de la Feria para conocer sus preocupaciones”. Añade incluso que “la mayoría entienden que es un mes y que no podemos controlar a todo el mundo”.


Puerta de La Trastienta, en el local contiguo a La Tienta.

“Entre semana intentamos meter a la gente dentro a partir de las 23.00, pero a veces es incontrolable. Hemos contratado incluso a dos personas de seguridad para vigilar este tema y que se respete el aforo”, insiste Ángel. “Todo lo que trabajamos va para pagar las multas, que han llegado a ser de 8.000 euros. Ayer quitamos la terraza y es insostenible mantener la plantilla de refuerzo si esto sigue así”, se queja.

Ángel regresa al conflicto con Hernández de la Riva a cuenta de la declaración del recinto ferial: “El año pasado no se concede y para este San Isidro nos dice la concejala que quedó contenta con el resultado después de la denegación y va a repetir la fórmula”, expone. Diversos comercios de la zona han emprendido una recogida de firmas para que “el año que viene se tomen medidas”. Yan puntualiza que ejecutar esta declaración es ilegal “si no se restringe el acceso a la zona”, como ocurre en la Pradera o en el centro durante las fiestas de la Paloma.

El hostelero defiende por su parte que San Isidro y su vida ociosa en los bares “hacen grande la feria, el mundo taurino, Madrid, los pueblos de alrededor y los de toda España”. Ángel sentencia que “la presencia de la Policía todos los días deja una mala imagen para Madrid”. Desliza también un recado a los establecimientos que sí pueden plantar terrazas, como la cervecería César o Casa Toro: “Te preguntas por qué unos no y otros sí, por qué las autoridades viene a algunos sitios y a otros se pasan menos agentes”. Respecto a los vecinos, cuestiona que “a veces llaman a la Policía sin mucha justificación, sin ver ni escuchar nada”.

La presencia de la Policía todos los días deja una mala imagen para Madrid

Ángel Martín
Encargado del gastrobar taurino La Tienta

Pese a ello, persigue cierta coordialidad: “Me preocupa más el bienestar de mis vecinos que los que vienen una vez al año. No somos enemigos, y los problemas han descendido desde que echamos a nuestro exsocio por cosas de las que nos hemos enterado más tarde”, argumenta. Porque en paralelo a los reproches en el barrio, La Tienta vivió su propia batalla interna entre Ángel Martín y César Molero, cuya familia poseyó históricamente el negocio.

Ambos emprendieron la reconversión de la taberna en un modelo de gastrobar, pero la tensión fue acrecentándose, en parte por los continuos roces y enfrentamientos de Molero con los afectados por las molestias. Finalmente este empresario acabó abandonando la gestión de La Tienta y ahora administra otro espacio en la zona, la mencionada Casa Toro. Ángel llega a acusarle, a toro pasado, de “pinchar ruedas de los vecinos y llamar a sus telefonillos a altas horas de la madrugada”.

Es el reverso dantesco y cutre de la tauromaquia, el lado escondido detrás de la imagen de elegancia, distinción, ritualidad o belleza que intentan explotar sus defensores. Yan cuestiona incluso la versión del actual encargado de La Tienta: “La familia Martín nos aseguró que harían las cosas bien y que la culpa era de César, pero nada ha cambiado. Uno de sus cinco locales es de su propiedad, no alquilados, así que van incluso a las juntas de vecinos. En los últimos meses el Ayuntamiento les ha retirado la licencia de terraza pero la siguen poniendo, esta misma semana se las han quitado por segunda vez”.

“El Ayuntamiento hace la vista gorda en todo lo que pasa dentro. Solo actúa la concejalía del distrito, que puede intervenir en el tema de la terraza”, resume Yan. Una política errática del Gobierno de José Luis Martínez-Almeida que no contenta ni a hosteleros ni a vecinos. Y que pone en la picota a la concejala del distrito, directamente señalada por los empresarios: “En los bares hay carteles criticándola y atacándola”, apunta Yan.

“No podemos andar por la calle”, recuerda este residente, algo que queda patente con la estampa que generan las terrazas de Alcalá. Acumulaciones de gente entre el interior del restaurante y las mesas de fuera, con un trasgiego constante de camareros, consumidores y turistas que se detienen a contemplar la plaza de toros.


Aglomeración alrededor de la cervecería César, en la calle Alcalá y frente a la plaza de toros de Las Ventas.

“Muchas personas mayores en nuestro edificio se quedan casi todo el mes de mayo y principios de junio en casa. Es imposible salir de casa a partir de las 16.00”, alerta Yan. Afirma que en Ventas sufren ruidos y acumulación de basuras “todos los días de la semana durante un mes, más una semana y pico en octubre durante la Feria de Otoño”.

Otro vecino del entorno, que sale el bloque contiguo a La Trastienta durante la visita de este periódico, secunda que en el bar “hacen lo que les da la gana aunque la policía esté al lado”. Recalca, eso sí, que “lleva siendo así toda la vida, hasta con Manuela Carmena”. Una tradición tan inclemente e inexplicable como la que ocurre a pocos metros, dentro del ruedo.