¿Puede el color de tu ropa hacer que pases más o menos calor?

¿Puede el color de tu ropa hacer que pases más o menos calor?

Solemos asociar el blanco con la frescura y el negro con más calor cuando aprieta el sol. ¿Qué hay de cierto en esto?

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El verano ha entrado con fuerza y con él las altas temperaturas. En nuestro empeño por mantenernos frescos no faltan acciones como una buena hidratación ni los baños de agua fría. Pero, ¿y el color de la ropa? ¿Qué papel juega en todo esto? La idea más generalizada y extendida es que los colores más claros permiten que todo el calor solar que lucha por llegar a nuestra piel simplemente se refleje; si usamos telas oscuras, en cambio, nos quedamos con ese calor, que se absorbe con avidez en la tela y nos sofocamos con nuestra propia ropa.

Sin embargo, hay otros factores que aportarían ciertos matices en todo esto y que también influyen de manera significativa en la termodinámica de la ropa. No haremos espóiler, pero el color no es lo único importante ni tiene tanta trascendencia como podríamos pensar.

Color y calor, ¿qué influye en nuestra percepción del calor?

La luz es energía, por tanto, cuando un objeto absorbe luz y, en consecuencia, energía, como no puede retenerla, la envía en forma de calor. Y esto es lo que explicaría por qué a menudo consideramos mejor elegir ropa blanca que negra en pleno verano. El blanco y el negro se encuentran en extremos opuestos del espectro cromático. Los principios básicos nos dicen que los colores oscuros absorben más luz y calor y los colores claros reflejan todas las longitudes de onda visibles de la luz.

Esto nos lleva a pensar a menudo que el negro absorbe la luz, por lo que el negro da calor y, en última instancia, la ropa negra produce un calor desagradable. Este es un razonamiento correcto, pero hay matices. Este fenómeno está relacionado con el principio de absorción y reflexión de la luz: una superficie negra capta casi toda la energía luminosa y la convierte en calor, mientras que una blanca refleja gran parte de ella.

¿Qué ocurre con los otros colores? De acuerdo con la explicación científica anterior, la diferencia entre cada tono es muy sutil, cada color tiene una energía térmica distinta, pero a 30 °C, hay poca diferencia entre una camiseta azul y una roja.

En este estudio de 2020, un equipo de científicos japoneses expuso al sol nueve camisetas de distintos colores, a una temperatura de unos 30ºC, para determinar cuáles deberíamos preferir durante la ola de calor. El blanco resultó ser el preferido, aunque también lo fueron el amarillo, el gris y el rojo, así como los tonos pastel, ya que no absorbieron los rayos del sol. En cuanto a las personas aficionadas al negro, la sensación sería de más calor.

En concreto, las camisetas más frescas alcanzaron una temperatura de alrededor de los 15 °C; las más cálidas, llegaron hasta los 45 °C. El negro absorbió el 86% de los rayos infrarrojos y la mayor cantidad de calor. Otros estudios, esta vez de la mano de la Sociedad Química Americana, han descubierto que las telas blancas y de colores claros pueden reflejar hasta el 85% de la luz solar, mientras que el negro la absorbe casi por completo.

Sin embargo, y si tenemos en cuenta otras investigaciones, no todo es blanco y negro, nunca mejor dicho. Una de las primeras pruebas de que esto debemos analizarlo con detalle llegaba de la mano de una investigación publicada en Nature. En ella, los expertos se preguntaban por qué los beduinos usan túnicas de color negro en el desierto, donde hace tanto calor.

La conclusión a la que llegaron es que este tipo de prendas, contrariamente a lo que podríamos pensar, sí ayudan a reducir las cargas de calor solar en un desierto cálido. De hecho, los expertos también explicaban que la radiación de onda corta penetra más en ganado de pelo blanco que negro, fluye más calor hacia adentro a través del plumaje blanco de las palomas que de las negras en las mismas condiciones de radiación solar.

Lo que descubrieron fue que, al comparar túnicas blancas con negras, las diferencias entre ambas eran casi nulas. Aunque sí determinaron que la ropa negra absorbía más calor, también lo disipan mejor, absorben el calor corporal, lo que también contribuye a refrescar el cuerpo.

Los expertos concluyeron entonces que la cantidad de calor que gana un beduino expuesto al calor del desierto es la misma, independientemente de si viste una túnica negra o blanca, y que el calor adicional absorbido por la túnica negra se pierde antes de llegar a la piel. Es más, cuanto más oscura sea la túnica, mayor será el calor acumulado y más efectiva será la convección térmica. ¿Qué significa esto? Que el tamaño de la ropa también importa, tanto o más que el color.

La clave: ropa holgada


Gracias al fenómeno físico de la convección térmica, la ropa holgada nos ayudará a disipar el calor.

Visto esto, podemos afirmar que no basta con limitarnos en pensar solo en el color de la ropa para combatir el calor este verano. Como reconoce el estudio anterior, lo que sí es verdaderamente importante a la hora de mantenernos frescos (y cuál es el secreto de los beduinos): que las túnicas sean holgadas y ondulantes porque calientan el espacio entre la tela y la piel, lo que promueve una corriente de aire ascendente, como una especie de chimenea, y proporciona un alivio refrescante.

Gracias al fenómeno físico de la convección térmica, la ropa holgada nos ayudará a disipar el calor. Esto explicaría por qué los beduinos usan prendas largas y vaporosas, a veces incluso oscuras, ya que esto último no siempre es lo más importante.

El tipo de tela también importa

Hay tantas variables en esta cuestión del color de la ropa que no debemos pasar por alto el tipo de tela que usemos para vestir cuando hace calor porque también influye en la sensación de frescura y en nuestra comodidad en climas cálidos. Así, las fibras naturales como el algodón, el lino o la seda, se consideran tejidos transpirables ya que permiten una mejor circulación del aire y absorben la humedad, y esto nos ayuda a mantenernos más frescos que si usamos fibras sintéticas como el poliéster, que puede retener el calor y la humedad.

La ropa como protector solar

De lo que no cabe duda es que la ropa es la forma más eficaz de protección solar, sobre todo si es de tejido denso y apretado, con agujeros pequeños, que dificulta el paso de los rayos UV. En cuanto al color, los más oscuros como el azul o el negro impiden que los rayos UV lleguen a la piel, absorbiéndolos en lugar de permitir que penetren. Por este motivo son colores que ofrecen una mayor protección que los tonos más claros. Y, si está seca, mejor que mojada, porque ofrece mayor protección.