La ‘granja de los horrores’ que hacina gallinas vivas y muertas será multada con 200.100 euros por irregularidades graves

La ‘granja de los horrores’ que hacina gallinas vivas y muertas será multada con 200.100 euros por irregularidades graves

El Govern fija la mitad de la sanción máxima al acreditar negligencias por parte de la empresa. “Para una empresa que factura cerca de 30 millones de euros anualmente, 200.000 euros no supone una medida disuasoria real para evitar que vuelvan a infringir la ley”, afirma una portavoz de ARDE

Con parásitos, desplumadas y rodeadas de cadáveres: nuevas imágenes de las gallinas explotadas en la ‘granja de los horrores’

Avícola Son Perot S.A., la empresa que explota la ‘macrogranja de los horrores’ de Mallorca a través de la marca Avícola Ballester, se enfrenta finalmente a una multa de 200.100 euros por siete faltas graves y una leve, según consta en el expediente sancionador al cual ha accedido en exclusiva elDiario.es. Esta sanción se puede reducir en un 20%, es decir, a unos 160.080 euros, si la explotación realiza el pago voluntario antes de que finalice la resolución del procedimiento administrativo.

Las faltas graves, según la ley de sanidad animal, se pueden sancionar con multas de entre 3.001 y 60.000 euros. Por eso, la empresa se enfrentaba a una multa de hasta 420.000 euros, como publicó este diario. Finalmente, la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural propone una sanción de 28.500 euros por cada una de las siete faltas graves, es decir, 199.500 euros. A esta sanción hay que añadir 600 euros más por una falta leve. Además, como consecuencia de las irregularidades, se cerró la nave 7, destinada a las gallinas camperas, aunque siguen en vigor las cinco restantes (dos de gallinas camperas, dos de aves en jaula y una en suelo).

Para justificar la sanción, el Govern ha tenido en cuenta varios factores que agravan la responsabilidad de Avícola Son Perot S.A. Según consta en el expediente, se señala que la empresa era plenamente consciente de las obligaciones legales en materia de sanidad animal y bioseguridad, ya que había sido advertida previamente en otros procedimientos similares y había recibido numerosas inspecciones.

Además, la Conselleria valora que los incumplimientos no fueron meros descuidos, sino que hubo un grado de intencionalidad o, al menos, una falta evidente de diligencia, lo que demuestra que los responsables sabían qué debían hacer y no lo hicieron. También se ha tenido en cuenta si la empresa obtuvo algún beneficio económico con estas prácticas, el daño causado, el riesgo para la salud de las personas o de los animales, y el posible impacto social y mediático que podía producirse. Con todos estos elementos sobre la mesa, el Govern ha decidido aplicar la sanción en el grado medio de lo que permite la ley, es decir, ni en el mínimo ni en el máximo, lo que se traduce en 28.500 euros por cada falta grave.

elDiario.es ha preguntado a Avícola Son Perot S.A. si iba a aceptar la sanción, o si, por el contrario, iba a presentar alegaciones, pero la compañía ha rechazado la posibilidad de hacer declaraciones.

La sanción de 200.100 euros incluye las deficiencias, leves y graves, detectadas por el Govern en el conjunto de las instalaciones de la granja de Llucmajor, según informaron fuentes de Agricultura a este diario. La inspección se realizó el 27 de mayo, y sus primeras conclusiones se elaboraron el 30 del mismo mes. De acuerdo al artículo 17 del Decreto 1/2024, la empresa dispone de 15 días hábiles, desde la notificación del procedimiento sancionador, para presentar las alegaciones y documentos que estime oportunos.


Una rata en la macrogranja ubicada en Llucmajor.

Los animalistas denuncian “impunidad”

“Nos parece una sanción irrisoria, muestra de la impunidad con la que lleva operando la granja durante los últimos años”, denuncia a este diario Julia Elizalde, portavoz de la entidad de protección medioambiental y animal ARDE, una de las difusoras de las espeluznantes imágenes que denuncian el estado de las gallinas. “Para una empresa que factura cerca de 30 millones de euros anualmente, 200.000 euros, al igual que cuando les pusieron la anterior de 150.000, no supone una medida disuasoria real para evitar que vuelvan a infringir la ley como han hecho desde el principio de su actividad”, lamenta. Así, Elizalde considera que la Conselleria de Agricultura es “cómplice y responsable” de que esta granja ilegal “siga en funcionamiento”. “El cierre total es la única solución para poner fin al perjuicio que esta empresa causa en los animales, en los vecinos y potencialmente en los consumidores”, concluye.

El día después del primer reportaje publicado en primicia por elDiario.es (la noche del 26 de mayo), dos técnicos de la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural se desplazaron a las instalaciones de Llucmajor para comprobar la situación en la que se encontraba la granja avícola. Junto a agentes del Seprona de la Guardia Civil, la inspección tuvo lugar entre las 11 de la mañana y las siete y media de la tarde, aproximadamente. Según consta en el expediente, cuya resolución depende de la dirección general del ramo, las imágenes publicadas por este diario coincidían “con las imágenes tomadas en el momento de la inspección en la nave 7G”.

Dado que las condiciones de falta de higiene eran “especialmente deficientes” en esta nave en lo que respecta a instalaciones y equipos, la Conselleria decide cerrarla temporalmente como medida cautelar. En esta nave había 19.940 aves cuando se hizo la inspección, que correspondían a la modalidad de gallinas camperas. Entre las medidas anunciadas por Agricultura se incluía el “vaciado sanitario” de la nave, es decir, un eufemismo para referirse al sacrificio de todas ellas. Las asociaciones animalistas han propuesto una alternativa al sacrificio.

Entre las irregularidades detectadas, siete se consideraron graves y una leve. La infracción leve se refiere a la presencia de cadáveres de gallinas en la nave 24 horas después de su fallecimiento, lo que indica que “no se retiran diariamente”. Este hecho puede suponer, según el expediente, un incumplimiento del real decreto 3/2002, que establece las normas mínimas de protección de las gallinas ponedoras. En el punto cuatro del anexo uno se establece que todos los locales, el equipo y los utensilios que estén en contacto con las gallinas “deberán ser limpiados y desinfectados a fondo con regularidad y en cualquier caso cada vez que se practique un vacío sanitario y antes de la llegada de un nuevo lote de gallinas”. Este punto indica, igualmente, que todas las superficies e instalaciones “deberán mantenerse suficientemente limpias”, afirma la norma.

Según la documentación consultada, este hecho podría constituir una infracción leve tipificada en el artículo 14.3 de la Ley 32/2007 para el cuidado de los animales. El Govern ha fijado el máximo de 600 euros para sancionar esta infracción, como se desprende del artículo 16.1 c) de la misma ley.


Una de las gallinas muertas en la granja.

28.500 euros de multa por cada infracción grave

Por otro lado, se describe la presencia de un cadáver de animal en el exterior de la nave sin recoger, lo que muestra “la mala gestión” en la recogida y almacenamiento de cadáveres, con el consecuente “riesgo de diseminación de agentes patógenos”. Este hecho puede suponer un incumplimiento del artículo 6.12 g) real decreto 637/2021. Esta normativa establece las normas básicas de ordenación de las granjas avícolas. La irregularidad puede constituir una infracción grave, según el artículo 84.20 de la Ley 8/2023 de sanidad animal.

Así, se establece como falta “el abandono de animales o cadáveres cuando entrañe un riesgo sanitario para los animales, para la salud pública o se contamine el medio ambiente”, así como su envío a lugares no autorizados. El artículo 88 b) de la ley de sanidad animal contempla multas de entre 3.001 y 60.000 euros para las infracciones graves. La propuesta de sanción del Govern, para esta infracción, es de 28.500 euros, según consta en el expediente.


Una gallina muerta en el interior de la macrogranja.

Para las otras cinco faltas graves se propone el mismo rango medio. Por ejemplo, en otras de las infracciones sancionadas, se detectó “la falta de registros preceptivos”, lo que se refiere al libro de registro. Es decir, están incompletos o no actualizados. Este hecho imposibilita “la comprobación del cumplimiento de la normativa en materia de sanidad animal”, indica el expediente. El artículo 17.1 del real decreto 637/2021 afirma que los titulares de las explotaciones tienen que tener actualizado este libro.

También se comprobó que las condiciones de higiene de las instalaciones y equipos de las naves de la explotación son “deficientes”, lo que muestra que “no se somete a una limpieza y desinfección periódica y eficiente”. Este hecho puede suponer un incumplimiento del artículo 5 d) del real decreto 637/2021, según el documento. Esta normativa indica en dicho punto que las instalaciones y equipos tienen que tener buen estado de conservación y estar sometidos a limpieza y desinfección periódica, como ya informó elDiario.es.

“La disposición de las construcciones, instalaciones, utillaje y equipo posibilitará, en todo momento, la realización de una eficaz limpieza, desinfección, desinsectación y desratización”, añade la normativa. La ley 8/2003, de sanidad animal, señala como infracción grave en el punto 21 del artículo 84 la falta de desinfección y desinsectación, así como todas las medidas sanitarias establecidas en la normativa “para explotaciones y medios de transporte de animales”.

El Govern multa a la empresa por, entre otros motivos, tener cadáveres de gallinas en la nave 24 horas después de su fallecimiento, por no tener un libro de registro -lo cual impide la ‘comprobación del cumplimiento de la normativa sobre sanidad animal’-, y por no someter las instalaciones a una ‘limpieza y desinfección periódica y frecuente’

La inspección también certificó la presencia de ocho cadáveres de ratas en el interior de un conducto de desagüe con comunicación hacia el exterior, de acuerdo a la documentación consultada. Los cadáveres se encontraban en “estado de putrefacción”, lo que evidencia “la inexistencia de medidas de bioseguridad”, como las áreas delimitadas o de aislamiento perimetral. En este caso, puede suponer un incumplimiento del artículo 6.12 b) del real decreto 637/2021.

La Conselleria constató tres irregularidades graves más. La número cinco, debido a la “ineficiencia del aislamiento de la nave frente a la entrada de mamíferos que puedan actuar como vectores de enfermedades”, es decir, se refiere a los ocho cadáveres de ratas en estado putrefacto, hallados en el interior del conducto de desagüe de la nave 7. Esto muestra, según el expediente, que “pueden entrar mamíferos y animales silvestres que transmitan enfermedades” en el interior de la nave.

La inspección detectó la presencia de ocho cadáveres de ratas en ‘estado de putrefacción’. Según el expediente, ‘pueden entrar mamíferos y animales silvestres que transmitan enfermedades’ en el interior de la nave

La número seis, después de observar que había ocho cadáveres de ratas en la nave 7G “en estado putrefacto”, que no se habían retirado y que estaban en contacto con las gallinas. Además, se encontró una rata “agonizando”. Este hecho evidencia “la falta de aplicación de las medidas sanitarias reglamentarias”, como por ejemplo, la desratización.

Y la número siete acredita que los pediluvios de entrada en las naves (dispositivos diseñados para desinfectar el calzado del personal y visitantes) están en un estado higiénico “deficiente”. Además, no se dispone de un protocolo de registro de limpieza y desinfección de los mismos, lo cual evidencia “la ineficacia de las medidas de bioseguridad e higiene”.

Estas tres irregularidades podrían incumplir el artículo 6.12 a), b) y c) del real decreto 637/2021, según figura en el procedimiento sancionador. Ambas deficiencias se clasifican como graves, de acuerdo al artículo 84.21 de la Ley 8/2003. Las tres fijan la misma cuantía de sanción: 28.500 euros, es decir, el rango medio que establece el artículo 88 b) de la ley de sanidad animal.


Las gallinas vivas conviven con cadáveres de su misma especie.

El Govern: “Las decisiones están basadas en informes técnicos”

Tras la polémica generada por las imágenes de la granja de Llucmajor, grabadas por ARDE y Satya Animal, las entidades de protección medioambiental y animal exigieron el “cierre inmediato” de la granja. Unos días después, 90 movimientos vecinales aglutinados en la Asociación Stop Ganadería Industrial solicitaron las mismas medidas. Preguntados por los medios de comunicación acerca de las decisiones tomadas, tanto Joan Simonet (PP), el consejero del ramo, como Fernando Fernández (PP), su director general, defienden que “están basadas en los informes que elaboran los técnicos”.

“Las acciones llevadas a cabo por el director general son correctas y adecuadas”, respondió Simonet después de haber sido interpelado por Marc Pons (portavoz adjunto del PSOE en el Parlament) en la sesión de control al Govern. En ella, Pons criticó las actuaciones de la Conselleria respecto a la macrogranja de Llucmajor. Por eso, entre otras cuestiones, exigió a Simonet cerrar la instalación avícola y cesar a su director general, Fernández. “El director general sigue teniendo el apoyo del sector agrario por su trabajo e implicación. (…) Todas las decisiones tomadas se han realizado en base a actas, informes, acciones y propuestas de resolución que han realizado los funcionarios de la Conselleria”, zanjó Simonet.


Un erizo junto a una gallina en las instalaciones de la macrogranja.

La inspección no encontró cadáveres junto a las gallinas en jaula

En el último reportaje publicado por este diario se describieron las imágenes de las naves 2 y 5, que fueron grabadas los días 22, 23, 25 y 27 de abril por las entidades de protección medioambiental y animal ARDE y Satya Animal. En cuanto a las similitudes que se podían observar respecto a las imágenes difundidas unas semanas antes, sobre las naves camperas, se veía que también presentaban un estado de suciedad extremo.

Las gallinas, que están completamente hacinadas y amontonadas, conviven en un espacio cuya superficie está mayoritariamente cubierta de polvo y telarañas, desde el suelo hasta el techo, pasando por las jaulas. Las aves presentan un aspecto peor que las gallinas de las naves camperas en cuanto al plumaje, las crestas caídas y la palidez. Algunas de ellas están completamente desplumadas, con ácaros encima de su piel.

En una de las imágenes más impactantes, comprobada por este diario, se ve cómo una gallina que está en el suelo, completamente desplumada y sola, tiene a su alrededor una cáscara de huevo rota, así como restos de plumas y de otras gallinas. En otras, se puede observar cómo hay huevos deformados o dañados, lo que, según la veterinaria María González Sola, es “clara sintomatología de afecciones en el aparato reproductor” de algunas aves.

Como en el caso de las naves destinadas a las camperas, las gallinas conviven con otras muertas e incluso con cadáveres en diferentes estados de descomposición y putrefacción. Entre las diferencias con las imágenes publicadas hace unas semanas, en esta ocasión no hay ratas u otros animales, como los erizos. Muchas de ellas están, sin embargo, enfermas o tienen un estado de salud delicado, según el análisis de la veterinaria.

El conseller de Agricultura, Joan Simonet, afirmó que las nuevas imágenes publicadas “son del mismo momento que las anteriores que se publicaron, de modo que forman parte del mismo proceso de inspección que se hizo”. Sin embargo, la inspección del Govern no acreditó, en las naves 2 y 5, la totalidad de las irregularidades que muestran las imágenes grabadas. Fuentes de la Conselleria de Agricultura aseguraron, consultadas por este diario, que solo se encontraron deficiencias graves en la nave 7.

“En el resto de naves no se encontraron cadáveres de gallinas ni de roedores, ni restos que demuestren su presencia”. “La incoación del expediente sancionador, respecto a la infracción de higiene, se aplica a todas las naves”, afirman. Sin embargo, las imágenes publicadas por este diario muestran que las gallinas convivían con cadáveres en diferentes estados de descomposición. Lo que no muestran, como también afirma el Govern, son imágenes de roedores, ni tampoco de sus cadáveres. “En la inspección física del 27 de mayo se detectó que los rasgos que presentan las gallinas en jaula son característicos de gallinas en jaula”, concluyeron las mismas fuentes consultadas.

La jueza abre diligencias por presunto maltrato animal

María González Sola, veterinaria colegiada en Euskadi, describió un ambiente “hostil” para las gallinas en jaula de las naves 2 y 5. En un análisis aportado a este diario, la profesional desgranó diferentes aspectos relacionados con la salud de las aves. Respecto al plumaje —algunas de ellas están desplumadas a diferentes niveles—, afirmó que se puede deber a diferentes razones.

Primero, por el roce contra otras aves, los barrotes y/o el suelo de las jaulas, consecuencia del hacinamiento. Segundo, por el estrés como consecuencia del “ambiente hostil en el que son forzadas a vivir”. Entre las causas de esta ansiedad citó el hacinamiento, el ruido y la luz artificial continua. Tercero, el desplume podría ser consecuencia de un “severo déficit nutricional debido a la puesta incesante, a la posible realización de mudas forzadas”. Una muda forzada, señala González, consiste en privar a las aves de agua, luz y comida durante una semana para “forzar, a quienes sobreviven, a otro periodo de puesta intensiva”.

Por otro lado, la veterinaria hizo un análisis sobre los insectos parásitos (posiblemente ácaros) que se aprecian sobre las gallinas más debilitadas. Estos parásitos, explicó la profesional, “son causantes de anemia, ya que se alimentan de la sangre de éstas, de picazón e irritación de la piel con el consecuente estrés crónico”. Como consecuencia, esto debilita todavía más al animal “causando aún peor estado inmunitario, pérdida de peso y favoreciendo la proliferación y contagio de otras enfermedades víricas”.

Todas estas cuestiones podrían ser compatibles con una situación de maltrato animal. De hecho, el Juzgado de Instrucción número 11 de Palma ha abierto diligencias penales por la presunta comisión de un delito de maltrato animal contra Avícola Son Perot S.A., como informó elDiario.es. En un auto fechado el 3 de junio de 2025, al que tuvo acceso este diario, la jueza solicitaba al Seprona de la Guardia Civil que llevara a cabo las investigaciones necesarias para esclarecer los hechos, así como los informes completos de todas las actuaciones efectuadas en torno a la explotación avícola. La querella por un posible delito de maltrato animal fue interpuesta por una vecina que vive en una urbanización cercana a la macrogranja de Llucmajor.