
La ciencia del geranio: cómo conseguir que eviten plagas, que no se sequen y que aguanten en flor
No se trata de suerte ni de tener “mano” con las plantas. Cuidar bien de tus geranios es cuestión de observar, prevenir y actuar con precisión
Siete plantas de interior (muy fáciles de cuidar) que te ayudarán a purificar el aire de casa
El geranio (Pelargonium) es una de esas plantas que vemos en todas partes y que parecen fáciles, pero que nos lanza retos constantemente. Una semana están rebosantes de flores, y a la siguiente, sus hojas amarillean, sus tallos se ponen negros o aparece ese polvo blanco temido que lo arruina todo. ¿Te suena?
Los errores más comunes con los geranios son más frecuentes de lo que pensamos. Muchas veces, sin saberlo, los colocamos en lugares donde no reciben el sol que tanto necesitan o reciben la visita de un villano que ataca sin avisar.
Entonces, ¿cómo conseguir que tus geranios estén siempre sanos, rebosantes de flores y libres de plagas? Vamos a verlo paso a paso.
Cuidados esenciales para tener geranios perfectos
Aunque solemos llamarlos simplemente “geranios”, en realidad existen muchas variedades dentro del género Pelargonium, como el geranio común o zonal (Pelargonium hortorum), el geranio hiedra (Pelargonium peltatum), de porte colgante, o los geranios perfumados, que desprenden aromas cítricos, a rosa o menta. Cada uno tiene su encanto, pero todos comparten unas necesidades de luz, riego y mantenimiento muy parecidas, lo que hace que su cuidado sea sencillo una vez entendido lo básico.
El geranio ama el sol directo.
No se trata de suerte ni de tener “mano” con las plantas. Cuidar bien de tus geranios es cuestión de observar, prevenir y actuar con precisión.
Sol, mucho sol
El geranio ama el sol directo. Sin él no lucirá todo su potencial y crecerá estirado y sin flores. No lo pongas en un rincón sombrío ni detrás de una ventana con poca luz, ya que necesita al menos 6 horas de sol directo al día para florecer con fuerza. Si lo tienes en sombra, producirá pocas flores y se volverá más vulnerable a hongos.
Lo ideal es una terraza orientada al sur o al oeste, donde reciba sol desde la mañana o primeras horas de la tarde. Evita corrientes de aire muy fuertes porque hará que se desparramen sus bonitas flores, cosa que no es nada agradable.
Riego justo: ni más ni menos
Si el geranio pasa sed, lo notarás enseguida: sus hojas comienzan a doblarse hacia abajo, pierden firmeza y pueden secarse por los bordes. También es frecuente que los tallos se vuelvan más quebradizos y las flores se marchiten rápidamente o no lleguen a abrirse del todo. La planta entra en modo de supervivencia y deja de producir nuevos brotes.
Observa la maceta. Si riegas hoy y en dos días está casi seca, ponte una alarma en el calendario para volver a regar cada 3 o 4 días, sobre todo si hace mucho calor. En otoño e invierno es mucho menos exigente; si está en exterior y llueve, probablemente no necesite riego.
Fertilización correcta
Durante la temporada de crecimiento (primavera y verano), es conveniente darle a tu geranio un plus de energía en forma de fertilizante. Al fin y al cabo se encuentra en su momento álgido y necesitará algo más de ayuda. Arranca en primavera, cuando brotan las primeras hojas, y continúa hasta finales de septiembre. En otoño e invierno, reduce o detén el abonado para permitir que la planta descanse.
La floración del geranio arranca en primavera, cuando brotan las primeras hojas, y continúa hasta finales de septiembre.
Para esto, añade un fertilizante líquido específico para plantas con flor cada 15-25 días. Este tipo de “alimento” es absorbido rápidamente por las raíces y harán que tu planta esté guapa casi todo el tiempo.
¿Y si te pasas? Señales como hojas amarillas con bordes quemados, floración pobre o aparición de costras blancas en la superficie del sustrato son signos de exceso de abono. En ese caso, enjuaga la maceta con abundante agua para eliminar sales acumuladas sacando el exceso por los orificios de drenaje. Si tienes dudas sobre estos fertilizantes líquidos, siempre puedes utilizar abonos de “liberación lenta” (granulados o pellets): se incorporan al sustrato al plantar o trasplantar y nutren varias semanas sin necesidad de añadir frecuentemente
La mariposa del geranio: el enemigo número uno
Ahora a la parte más fea, esa que no podemos controlar, pero que debemos de conocer. Como en casi todas las plantas de jardín, el geranio recibe en la época de calor la visita de plagas tan comunes como pulgones, cochinillas y ácaros, pero hay uno que se lleva el premio al malo del año. Este pequeño insecto es un lepidóptero conocido como mariposa africana del geranio (Cacyreus marshalli) y se ha convertido en una de las mayores amenazas para estas plantas en toda la cuenca mediterránea. Lo preocupante es que su ciclo es rápido y muchas veces pasa desapercibido hasta que el daño es evidente. Además, como se trata de forma distinta a otras plagas comunes de la jardinería doméstica, los productos habituales no siempre son efectivos.
¿Cómo detectarla a tiempo? Comienza por observar si hay agujeros diminutos en tallos o capullos florales, hojas nuevas que se marchitan de repente o si la planta parece “desinflarse” sin razón. A menudo, el primer síntoma es una flor que nunca termina de abrirse, o que lo hace de forma deformada. Si cortas un tallo sospechoso y lo abres, es posible que encuentres dentro una pequeña larva blanquecina: ahí está el problema.
Si detectas una planta muy afectada, poda y elimina las partes dañadas y deséchalas, nunca en el compost.
Si notas agujeros en los tallos, hojas secas que se caen fácilmente o flores que no terminan de abrir, sospecha de esta plaga. Las larvas se introducen en el tallo y lo vacían desde dentro.
Haz podas ligeras a lo largo del verano, eliminando tallos que se alargan demasiado o zonas que se ven desordenadas.
Utiliza un insecticida específico para geranios con acción sistémica (que se absorbe por la planta). Así, cuando las larvas de la mariposa del geranio intentan alimentarse del interior del tallo o las hojas, ingieren el producto y mueren. Esta acción desde dentro es clave porque las larvas se esconden en zonas donde los insecticidas de contacto no llegan
Cómo alargar la floración del geranio
El geranio puede florecer casi todo el año en climas suaves, pero su pico está entre abril y septiembre. Para mantenerlo lleno de flores y alargar al máximo la temporada, hay pequeños gestos que marcan la diferencia.
Corta las flores marchitas cuanto antes. Así la planta no gasta energía en formar semillas y se concentra en producir nuevos botones florales.
Haz podas ligeras a lo largo del verano, eliminando tallos que se alargan demasiado o zonas que se ven desordenadas. Esto estimula el crecimiento de nuevos brotes más floríferos.
Abona con regularidad, pero ajustando la fórmula según el momento: más nitrógeno al inicio de la temporada y más fósforo y potasio en pleno verano para reforzar flor y raíz.
Ubicación luminosa y bien aireada: la floración disminuye drásticamente si hay sombra o corrientes de aire frío. Asegúrate de que reciba al menos 6 horas de sol directo al día.
Rejuvenece la planta cada 2-3 años: con el tiempo, los geranios se agotan. Si ves que florecen menos o se vuelven leñosos, puedes cortar esquejes sanos y empezar con una planta nueva vigorosa.
Con estos cuidados, tu geranio no solo florecerá más, sino que se mantendrá compacto, lleno de vida y siempre listo para lucirse.