
El pequeño pueblo medieval que custodia uno de los legados religiosos más antiguos de España
Hoy en día, aunque parte de su patrimonio ha desaparecido o está en ruinas, Villalpando sigue mostrando huellas visibles de su pasado medieval
El pequeño pueblo medieval que alberga uno de los castillos más antiguos de Guadalajara
Villalpando es una localidad de la provincia de Zamora, en Castilla y León, situada en el corazón de la comarca de Tierra de Campos. Con alrededor de 1.500 habitantes, mantiene una estructura urbana heredada de la Edad Media, con calles estrechas, restos de murallas y una puerta fortificada que todavía conserva su forma original. Su emplazamiento estratégico entre León y Valladolid favoreció su desarrollo como enclave comercial y defensivo durante siglos.
Durante la Edad Media, Villalpando fue un lugar de importancia política y económica. Recibió un fuero en el siglo XII y llegó a contar con un castillo, murallas completas y varias puertas de acceso. Una de ellas, la Puerta de San Andrés, se conserva como uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar medieval en la región. El pueblo fue también centro de actividad durante las guerras entre los reinos de León y Castilla y, más tarde, de las luchas entre nobles en la Baja Edad Media.
Hoy en día, aunque parte de su patrimonio ha desaparecido o está en ruinas, Villalpando sigue mostrando huellas visibles de su pasado medieval. La configuración del casco histórico, los restos arquitectónicos y ciertas tradiciones populares reflejan una continuidad con su historia. Pese a los cambios demográficos y económicos, el pueblo conserva un carácter marcado por su herencia histórica.
Origen, evolución histórica y situación geográfica de Villalpando
Iglesia de Santa María la Antigua
Villalpando se ubica al este de la provincia de Zamora, a unos 690 metros de altitud, en la comarca de Tierra de Campos, y está atravesada por los ríos Valderaduey y Alteraduey. Históricamente, su jurisdicción abarcó varios pueblos vecinos, lo que le otorgó una relevancia regional sostenida durante siglos. Su posición estratégica favoreció tanto el asentamiento humano desde épocas tempranas como su papel en múltiples conflictos a lo largo de la historia.
Los orígenes de Villalpando se remontan a la Edad Antigua, con presencia celta, cartaginesa, romana y visigoda. Los celtas la conocieron como Intercancia, los romanos como Intercacia, y fue escenario de enfrentamientos notables, como los de la Segunda Guerra Púnica. Posteriormente, los visigodos la rebautizaron como Pando, nombre que se transformaría con los siglos. Durante la ocupación musulmana, fue destruida y luego repoblada bajo el nombre de Alpando. Finalmente, en el siglo XIII, el topónimo evolucionó a Villalpando por la fusión de los topónimos ‘Villa’ y ‘Alpando’.
En la Edad Media, Villalpando fue una villa fortificada de gran importancia en Castilla. Con murallas, castillos, hospitales, parroquias y presencia de órdenes militares como los templarios, vivió una etapa de crecimiento institucional y religioso. También fue pionera en el culto a la Inmaculada Concepción, con un voto documentado desde 1466.
En la Edad Moderna, recibió figuras como Carlos V y fue escenario de conflictos como la Guerra de las Comunidades. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, sufrió un progresivo despoblamiento y cambios políticos que culminaron en la pérdida del poder de los Condestables. Ya en la Edad Contemporánea, fue modernizándose con servicios públicos, infraestructuras y un impulso cultural que ha dejado huella en su memoria colectiva.
Arquitectura y patrimonio de Villalpando
Iglesia de San Nicolás de Barí
Este pueblo conserva un notable conjunto patrimonial que refleja su larga y densa historia. Uno de sus elementos más representativos es la Puerta de San Andrés, también conocida como Puerta de la Villa. Se trata de un acceso monumental que formaba parte de la muralla medieval. Su arco apuntado, flanqueado por dos torres cilíndricas almenadas, es uno de los ejemplos mejor conservados de arquitectura defensiva medieval en la provincia de Zamora.
Otro edificio destacado es la Iglesia de Santa María la Antigua, declarada Monumento Nacional en 1935. Es de origen románico-mudéjar, con elementos góticos añadidos en siglos posteriores. Su torre de ladrillo, su ábside poligonal y sus detalles ornamentales muestran una transición arquitectónica propia de Castilla. También sobresale la Iglesia de San Nicolás de Barí, que guarda elementos de distintas épocas y aloja actualmente una de las antiguas campanas históricas de la villa.
El trazado urbano del casco antiguo conserva aún parte del plano medieval, con calles estrechas que conectaban los diferentes arrabales y zonas fortificadas. Existen restos de la antigua muralla, varios torreones defensivos y antiguos portales que marcaban los límites de la villa.
Además del patrimonio arquitectónico religioso y militar, Villalpando conserva también huellas de su función como centro administrativo y comercial. El antiguo Palacio de los Condestables, aunque hoy en ruinas parciales, fue uno de los edificios más importantes de la villa. En su día acogió a Carlos V y a los hijos del rey Francisco I de Francia como prisioneros tras la batalla de Pavía.
El patrimonio de Villalpando no es solo monumental, sino que también se expresa en su tradición oral, su refranero popular y su devoción a la Inmaculada Concepción, cuya manifestación en forma de voto en 1466 está considerada una de las más antiguas de Europa. Esta riqueza inmaterial forma parte de la identidad cultural activa del municipio, que mantiene celebraciones y costumbres centenarias.