Un largo, cálido y horrible verano para el PSOE

Un largo, cálido y horrible verano para el PSOE

‘Política para supervivientes’ es una carta semanal de Iñigo Sáenz de Ugarte exclusiva para socios y socias de elDiario.es con historias sobre política nacional. Si tú también lo quieres leer y recibir cada domingo en tu buzón, hazte socio, hazte socia de elDiario.es

Ferraz como espectáculo televisivo. El PSOE ha regresado a su pesar a la época en que aparecía un coche policial frente a su sede y los cámaras se lanzaban como lobos para cazar una imagen. Parecido a los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente, pero con menos sangre. Este viernes, los agentes de la UCO llegaron a Ferraz para ejecutar una orden del juez instructor, una bastante lógica. Hacerse con todos los emails de Santos Cerdán enviados o recibidos en su correo electrónico del partido como secretario de Organización. En términos de imagen, es un desastre. De entrada, conviene señalar que existe una notable diferencia entre llevarse un registro de los mensajes o el disco duro de un ordenador y entrar en cada despacho de la sede de un partido político y no dejar mesa ni armario por examinar.

Los primeros titulares en televisión y algunos medios tiraron por todo lo alto. La UCO “registra” la sede de Ferraz. Pasó un tiempo hasta que las aguas volvieron a su cauce y se optó por la solución real. La UCO había entrado en Ferraz –ese dato era obvio– para llevarse el contenido de todos esos emails. Sólo había que leerse el largo resumen de la decisión del juez publicado en la web del poder judicial. Los diputados del PP prefirieron la primera versión y, como era de esperar, no borraron después los tuits incorrectos. Había que hacer fiesta y estaban encantados.

Ocurrió algo similar el día anterior. En OK Diario contaron como gran exclusiva que estaban cargando cajas en un camión ante la sede de Ferraz. Allá se lanzó el Partido Popular para denunciar que lo más probable es que estuvieran deshaciéndose de pruebas incómodas. A plena luz del día. “¿Destrucción de pruebas en Ferraz?”, escribió la presidenta de OK Diario. El PP se unió a la batalla: “No os esforcéis: en destruir pruebas. Vuestro final es inevitable”, dijo avisando a la Guardia Civil con su nombre en Twitter. El PSOE contó luego que era “merchandising del Orgullo 2025”. Desde luego, nadie borró los tuits ni rectificó las acusaciones. Ya lo decía Steve Bannon. No hay táctica más efectiva que llenar de mierda el escenario.

Ahí sí que no podemos negarlo. Hay mierda para aburrir. Los mensajes de Koldo García y Santos Cerdán. Las ofertas de Koldo a Ábalos sobre las chicas a las que quería conocer. Las comisiones que se llevaron varias empresas a las que apadrinaban altos cargos del PSOE, o de las que incluso eran copropietarios. El anuncio de que es inminente la imputación de una expresidenta de ADIF, Isabel Pardo de Vera, y un ex director general de Carreteras. Y también la forma en que el PP y algunos medios de derecha están inundando la platea. 

The Objective, ese medio que llora porque le acusan de contar bulos –cosa que hizo por ejemplo cuando decidió que una subvención concedida a una tal Begoña Gómez sólo podía pertenecer a la esposa de Sánchez–, contribuyó a cimentar su fama sensacionalista con el titular: “La UCO registra Ferraz un día después de que el PSOE sacase cajas en un camión”. Para qué buscar noticias cuando gozas de tanta creatividad.  

Algunos creen que nada mejor que extender un bulo para contrarrestar otro bulo. Me refiero al que sostiene que Koldo García dijo a alguien que se había reunido con el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado. Es posible que la conversación exista, pero es de un momento en que García sabía que le estaban investigando y que era probable que le hubieran pinchado el teléfono. Esparcir tinta de calamar es un recurso habitual en personas investigadas por corrupción, incluso cuando declaran en un juzgado.

Feijóo está indignado. Lo está casi todos los días. “España no merece vivir en una redada permanente y televisada”, dijo el viernes. “Esto no lo habíamos visto jamás en 50 años”, continuó en pleno éxtasis. Hagamos cuentas. 2025 menos 50 hacen 1975. Ajá, no se ha visto nada parecido desde la vuelta de la democracia. Nada como que un ministro del Interior y su secretario de Estado fueran condenados por algunos de los crímenes de los GAL. O que Felipe González viera cómo el gobernador del Banco de España y el director de la Guardia Civil acababan en prisión. O cuando la justicia condenó al PP por tener una millonaria caja B con la que reformó su sede central.

Si hablamos de registros de sedes de partidos, no es posible olvidar el que tuvo lugar en la del PP en la calle Génova en 2013, no sólo para recoger los emails de un sospechoso. Duró catorce horas. ¿Cuál fue la reacción de Mariano Rajoy? “No se ha ordenado un registro, sino colaboración”. A veces, ni Mariano podía salvar la situación con su gusto por la comedia.


Técnicos de Telefónica entran en la sede del PP para colaborar con la policía en el registro de 2013.

Rajoy no dimitió por ese registro y es normal. Llevaba dos años en el poder. La nota que citaba del poder judicial especificaba claramente que se autorizaba a los agentes de la UCO a “investigar cuentas, inmuebles y el correo electrónico corporativo de Santos Cerdán en el PSOE y José Luis Ábalos en el Ministerio de Fomento”. Los agentes estuvieron unas dos horas en la sede. En el Ministerio y AIDF, se pidieron seis y cinco expedientes con un plazo de 15 días para entregarlos, según precisó Óscar Puente. 

Minucias para el PP. Después de lo visto con Ábalos y Cerdán, exigen la dimisión de Sánchez cada día de la semana. Ahora hasta tienen la ayuda de los obispos, que han decidido meterse en política, aunque ellos no lo llaman así. “Yo creo que decir que hablen los ciudadanos es un principio básico de una democracia”, dijo el portavoz de la Conferencia Episcopal. Ya se sabe que la Iglesia siempre ha ejercido con pasión la democracia en España.

Más allá de complacer los deseos de la derecha y la Iglesia, lo que hay que plantearse es si Sánchez puede seguir como presidente en mitad de esta tormenta y con la actual correlación de fuerzas en el Congreso. Casi todas las semanas se aprueban leyes y se ratifican decretos, pero en estos momentos está en duda que pueda gobernar con todas las consecuencias y dificultades. Si antes era importante, ahora es esencial que el Gobierno pueda aprobar los presupuestos en el Parlamento a la vuelta de las vacaciones. 

Es ahí donde entra en juego la debilidad de Sánchez. Su ronda de contactos con los socios no fue lo que se dice un éxito. Los interlocutores no vieron perspectivas de nuevos proyectos con los que quieren que el Gobierno recupere la iniciativa. La opinión de Gabriel Rufián, que dijo ver al presidente “muy tocado”, se impuso sobre cualquier otro punto de vista. 

Lo mismo se podría decir del PSOE. El partido está en una situación en que nadie se fía de nadie. Nadie sabe quién aparecerá en la próxima grabación hecha por Koldo que salga en los medios o en un sumario judicial. El pronóstico que hizo Sánchez en una rueda de prensa –“lo que han fallado han sido dos personas”– fue un dique que se vino abajo de inmediato.

Esta semana, Sánchez ha utilizado el comodín de la OTAN, ese que hacía que sus socios le miraran con sospechas. Lo ha hecho para comunicar a Mark Rutte que se olvide del aumento del gasto militar hasta un 5% del PIB que reclama Trump. La próxima semana, se celebra la cumbre de la OTAN y le permitirá presentarse como el único que se atreve a decir en voz alta que ese incremento astronómico es irreal e inaceptable.

Pero, por mucho que su posición agrade al votante de izquierda, los problemas de casa seguirán estando en el mismo sitio. Sánchez continúa siendo la persona que entregó toda su confianza a Ábalos y luego a Cerdán. Esa clase de errores deja por los suelos la confianza que los demás tengan en ti. 

Feijóo y el salario mínimo


Feijóo en el foro Santander Women Now el 19 de junio.

Más allá de bajar los impuestos, en el Partido Popular no tienen muchas ganas de hablar de economía o de plantear sus propias propuestas. La situación económica es buena para el Gobierno y al mismo tiempo permite al PP no estar obligado a concretar demasiado. Por ejemplo, a explicar cómo podrás seguir bajando el déficit y la deuda mientras reduces los ingresos fiscales, más allá del recurso propio del realismo mágico de afirmar que ingresarás aun más con menos impuestos. 

Feijóo dio un discurso en un congreso de la empresa familiar y quiso masajear los oídos del público asistente: “El incremento indiscriminado del Salario Mínimo Interprofesional lo único que conlleva es esfuerzo salarial de las empresas, esfuerzo impositivo de los trabajadores y recaudación para el Gobierno”. No todas las noticias son malas para el PSOE. Ya tiene una bandera para la próxima campaña electoral. Porque de la misma forma que un Gobierno puede subir el salario mínimo también puede bajarlo.

Todo lo que cambió con ‘Tiburón’


El tiburón saluda a Roy Scheider.

No se necesita ninguna razón especial para volver a ver ‘Tiburón’, de Steven Spielberg. Ahora tienes una. Se cumplen 50 años de su estreno en 1975. Fue la película que cambió la industria cinematográfica en EEUU. El inicio de la era de los ‘blockbusters’, esas pelis espectaculares, con una alta dosis de efectos especiales y estrenadas en general en verano, que hacía que la gente fuera a los cines y agotara las existencias de palomitas. Más o menos como ahora.

‘Tiburón’ es una de esas pelis legendarias que tuvieron un rodaje abrupto y caótico del que no podía salir nada bueno y que terminaron ofreciendo una experiencia fantástica. No le hizo ningún daño estar basada en una novela que había sido un éxito de ventas. Incluso algunos desastres técnicos terminaron favoreciéndola. Fabricaron tres modelos mecánicos distintos de tiburón y al principio todos acababan hundiéndose. La idea inicial era que se le viera bien en los primeros minutos. Por todos esos problemas, no aparece hasta más de una hora y veinte minutos de metraje. Y es una gran escena (“vas a necesitar un barco más grande”). Tocaba esconderlo, jugar con la insinuación de su amenaza, hacer que otros hablaran del escualo mucho antes de que surgiera a la vista de todos.

“Empecé haciendo una película de Hitchcock en vez de una película de Godzilla”, dijo Spielberg años después. 

Tenía un presupuesto inicial de cuatro millones de dólares para 65 días de rodaje. Terminaron siendo nueve millones y 157 días. Los directores suelen decir que rodar en el mar es una pesadilla. No importó. Recaudó 470 millones en todo el mundo y fue la primera peli que ingresó 100 millones por entradas en EEUU.

Javier Zurro cuenta aquí unas cuantas historias relacionadas con ‘Tiburón’. En The New York Times, analizan su estructura temática y explican que se ha repetido en infinidad de películas posteriores, sobre todo si cuentan con un monstruo en la trama. En este hilo interminable en Twitter, están varias de sus mejores escenas. 

Por último, los tiburones no son una amenaza para el ser humano, ni siquiera en las playas, aunque existe en EEUU un cierto nivel de paranoia desde 1916 que fue agravado por la película. Es al revés. Nosotros lo somos. Por dar unos consejos de servicio público citados por los expertos. Si ves a una foca nadar cerca, aléjate. Ellas forman parte del menú habitual de un tiburón. Si ves a un tiburón en el agua, aléjate pero sin nadar haciendo mucho ruido, porque le atraerá. Si te muerde, lucha. Golpéale en las branquias, los ojos o la nariz, que está debajo del hocico. A las focas, les funciona. A veces.