Feijóo y el delirio de la conspiración

Feijóo y el delirio de la conspiración

Con su denuncia sobre el fraude electoral, el presidente del PP se abona a otro mandamiento de la ultraderecha y se sitúa entre esa mitad de la población que confiesa haber creído al menos en una conjura porque, según la psicología, tienen una escasa formación o ciertos rasgos paranoicos. Está a dos entrevistas de decir que la tierra es plana o que las vacunas matan

Feijóo se suma a Aznar y alienta la teoría del amaño de las elecciones: “El sistema no está completamente blindado”

Hay declaraciones desafortunadas. Hay mentiras. Hay exabruptos. Hay insultos. Y hay barbaridades difíciles de superar. Uno escucha la conversación pública y cada día tiende a pensar que será el último de la escalada y que ya no se puede ir más allá. Pues no. Siempre hay alguien dispuesto a echar más gasolina al fuego. Un día se dice que “el Tribunal Constitucional es el cáncer del Estado de Derecho” (González Pons dixit). Otro, que Sánchez es un dictador (Ayuso). Al siguiente, que el presidente del Gobierno carece de legitimidad para alcanzar un acuerdo sobre el gasto en Defensa (Feijóo). Y en la misma jornada, el presidente del PP añade alegremente que Pedro Sánchez es capaz de “alterar unas elecciones generales”. Ahí es nada: un partido que ha gobernado España, que aspira a volver a hacerlo y que habiendo obtenido dos mayorías absolutas en democracia, duda del sistema electoral.

¡Fuera caretas! Feijóo es lo que escuchan. Un jefe de la oposición sin más proyecto para España que el antisanchismo y dispuesto a arrasar con lo que haga falta con tal de alcanzar el poder: el Parlamento, el garante de la Constitución y hasta el sistema electoral. Entre Vox, Ayuso, Aznar y Feijóo no hay diferencias y ya ni siquiera matices.

Hace tiempo que al gallego se le cayó el disfraz que le cosieron para que pareciera lo que no era. ¿Recuerdan? Un político moderado, dialogante, que venía a Madrid a hacer política para adultos, sin insultos y sin estridencias. “Ha quedado acreditado que al presidente del Gobierno le gusta el fraude. ”Si uno ha robado una joyería, ¿por qué no puede robar un banco?“. Lo ha dicho tal cual. Con todas las letras. Y para seguir la senda que este domingo le marcaba Aznar en las páginas de un diario conservador y que también siguió, con algo más de sutileza, Mariano Rajoy.

“Si uno es capaz de adulterar unas elecciones internas en su partido ¿por qué no va a alterar unas generales?”, sostuvo Aznar en alusión a unos audios del informe de la UCO del caso Koldo sobre las primarias del PSOE en 2014 en el que se escucha a Santos Cerdán y Koldo García hablar de meter “dos papeletas” en las urnas internas del partido.

Feijóo se sube a la ola reaccionaria de deslegitimar primero al presidente del Gobierno y después, al sistema electoral, uno de los más robustos de Europa. Una estrategia, por cierto, que ya inauguró Vox cuando irrumpió en 2019 en el panorama político español, pese a conquistar la tercera fuerza política. Los de Abascal no tardaron entonces en lanzar infundadas conspiraciones de fraude electoral para tachar al Gobierno elegido democráticamente como “ilegítimo”. Un clásico entre los clásicos de los entusiastas de Trump.

Ahora es Feijóo quien se suma al relato conspiranoico y reclama a la Junta Electoral Central (JEC) un estudio sobre los momentos “más frágiles” en la custodia del voto por correo para “extremar al máximo” las garantías en un sistema que puede tener “algunas lagunas”. Carencias que, por supuesto, jamás detectó cuando fue presidente de Correos ni en ninguna de las convocatorias electorales que ha habido en democracia.

Si Íker Jiménez triunfa en la televisión a base de difundir conspiraciones y bulos, por qué no va a hacerlo Feijóo ante los micrófonos de los amigos con los que se desahoga una vez por semana. Al fin y a la postre, pertenece a esa mitad de la población que confiesa haber creído al menos en una teoría de conspiración y que algunos estudios relacionan con una escasa formación, una ideología de derechas o con rasgos muy concretos de una personalidad paranoica.

Por algo dice la psicología que los creyentes de las conjuras sienten la necesidad de ser únicos y carecen de un pensamiento analítico en tiempos de agitación social. Los expertos tienen teorizado que este tipo de creencias se interiorizan cuando uno cree que su vida está fuera de control. Y la de Feijóo, ciertamente, parece estarlo cada día más. Está a dos entrevistas de sostener que las vacunas matan o que la tierra es plana desde que Sánchez habita en La Moncloa. Tiempo al tiempo.