
Verano de alta presión en el Pirineo aragonés: turismo al límite entre la sostenibilidad y la masificación
La comunidad autónoma se prepara para unos meses a la espera de un nuevo récord de visitantes y, a la vez, con un modelo turístico cada vez más cuestionado en el que el peso recae a menudo sobre pequeñas localidades
El mapa de viviendas turísticas en Aragón: los pueblos de Huesca lideran el ranking inmersos en el debate sobre su limitación
Aragón afronta el verano a la espera de un nuevo récord de visitantes y con un modelo turístico cada vez más cuestionado. El crecimiento de los últimos años ha desbordado a muchas pequeñas localidades, sobre todo en el Pirineo. Zonas antes casi desconocidas como el Salto de Bierge, en la Sierra de Guara (Huesca), se han convertido en puntos calientes en los que se aplican fórmulas para evitar la masificación. En los últimos veranos, han llegado a alcanzarse más de 21.000 accesos en temporada alta.
Desde 2016 está prohibido saltar desde la presa. Aun así, la afluencia no ha dejado de crecer. Los autobuses desde Cataluña o el boca a boca en redes sociales han convertido este paraje en un parque de atracciones improvisado. Para evitar el colapso, el Ayuntamiento de Bierge aplica un cupo de 250 personas al día. Se cobra una tasa de tres euros y es obligatorio reservar plaza online para evitar casos extremos como los de 2.000 personas apiñadas y decenas de autocares de bañistas.
Las medidas que comenzaron a aplicarse en 2017 han ofrecido frutos. César Sánchez, alcalde de Bierge, sostiene que “desde entonces no se nota el aumento de gente y se han respetado los aforos, con lo que se evitan situaciones insostenibles como en otros tiempos”. Las masificaciones en algunas badinas y pozas provocan “efectos que son más perjudiciales que beneficiosos”, y recuerda que no se extraen beneficios económicos del salto, sino que el consistorio los reinvierte en “mejoras en el entorno”, como las acometidas este verano con la reposición del labio superior de la presa.
El caso de Bierge no es único. Las pozas de Belsué, las cascadas de Orós Bajo o el entorno del río Bellós en Puértolas también soportan una fuerte presión. Las consecuencias se repiten: basura, ruido, estacionamientos ilegales y deterioro ambiental. Sus vecinos temen por la biodiversidad, la seguridad y la convivencia.
En Aguaviva, en Teruel, se han tomado medidas similares. Este verano, el acceso al río Bergantes estará restringido a vehículos. La idea es “evitar la saturación en las pozas y reducir el impacto humano en zonas frágiles”, señalan desde el consistorio. Muchos visitantes llegan solo para bañarse. No pernoctan. No consumen. Apenas dejan ingresos. Pero sí costes.
Según el Instituto Nacional de Estadística, el Pirineo aragonés registró 527.000 pernoctaciones en hoteles durante julio y agosto de 2021. Fue una cifra récord tras la pandemia. En 2023, sin embargo, los datos se estancaron. En junio hubo menos pernoctaciones que el año anterior. Se detectan picos los fines de semana y zonas con mucha presión, mientras otras quedan vacías.
Plan Pirineos
Frente a esta situación, el Gobierno de Aragón ha puesto en marcha el Plan Pirineos. Se trata de una inversión de 195 millones de euros entre 2024 y 2027. Solo en Sobrarbe se destinarán 29 millones. Uno de los pilares del plan es la vivienda. El programa ‘Más vivienda, mejor turismo’ prevé levantar 488 viviendas en 43 municipios. Serán de alquiler asequible. Estarán reservadas para trabajadores del sector turístico, personal sanitario o docente. En Aínsa se construirán 56.
El desequilibrio del mercado inmobiliario es otro de los efectos del turismo masivo. En Jaca ya se exige permiso de la comunidad de vecinos para abrir un piso turístico. En Aínsa se ha limitado su número a 60. Canfranc estudia aplicar medidas similares. En Benasque, sin embargo, no hay restricciones. Allí el 72% de las viviendas son segundas residencias. Cada vez es más difícil alquilar para vivir todo el año.
Además del problema de la vivienda, preocupa la seguridad. El número de rescates en montaña ha crecido. Muchos turistas desconocen el terreno. Se lanzan a caminar o bañarse sin preparación. El Observatorio de la Montaña de Aragón refuerza este verano la campaña Montaña Segura. Hay presencia en 85 oficinas de turismo. También se ofrece asesoramiento por WhatsApp. Se intenta prevenir antes que lamentar.
Otra vía de actuación es la mejora de infraestructuras. Está prevista una nueva telecabina entre Benasque y Cerler. Tendrá capacidad para 2.400 personas por hora. El objetivo es reducir el tráfico rodado. El proyecto costará entre 17 y 19 millones de euros. También se modernizará la pista entre Chía y Plan y permitirá ahorrar 45 minutos de trayecto.
En el Sobrarbe se invertirán 13 millones en proyectos turísticos. Se crearán nuevas rutas, como la vía verde Dos Ríos. Se mejorarán los accesos a Ordesa. En Aínsa se va a construir un centro de turismo deportivo. La idea es diversificar la oferta. Ir más allá del verano y de los mismos lugares de siempre.
Aramón también quiere ampliar su actividad estival. Este año prepara la apertura del primer tobogán de montaña en Panticosa. Su coste rondará siete millones de euros. En Cerler y Panticosa ya se ofrecen remontes, senderismo guiado y gastronomía. El objetivo es alargar la temporada más allá del invierno.
El Plan Estratégico de Turismo Deportivo de Aragón refuerza esta apuesta. Con un presupuesto de 10,6 millones hasta 2030, prevé crear un sello de calidad y nuevos productos turísticos. Se fomentará el deporte al aire libre y se apoyarán eventos como la llegada de la Vuelta Ciclista a España a Cerler. También se promoverán las Fallas del Pirineo, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
A la vez, los ayuntamientos piden más apoyo. En Boltaña se han colocado carteles para promover comportamientos responsables. Chunta Aragonesista propone campañas de educación ambiental, más vigilancia y una mejor señalización. También reclaman competencias para regular el turismo en zonas no protegidas. Allí la normativa es difusa y los recursos, limitados.
La presión ciudadana también crece. La plataforma Salvemos Canal Roya ha reactivado su actividad. Reclaman un modelo más sostenible. Exigen que el turismo no comprometa el futuro del territorio. Que los beneficios no lleguen solo a unos pocos. El reto del turismo en el Pirineo es complejo. Se busca un equilibrio entre la conservación del entorno y la actividad económica. Entre el derecho a disfrutar de la naturaleza y la necesidad de protegerla. Las inversiones llegan. Las campañas se activan. Pero el verano será una dura prueba.