La Generalitat de Catalunya quiere desprenderse de sus ludotecas e indigna a trabajadores y familias

La Generalitat de Catalunya quiere desprenderse de sus ludotecas e indigna a trabajadores y familias

Usuarios y educadores de los seis centros piden mantener el modelo actual mientras Drets Socials plantea traspasarlo a los Ayuntamientos o convertirlo en un servicio externalizado

Qué diferencia hay entre una escuela infantil y una guardería, y qué es una ludoteca

Seis ludotecas temen por su futuro en Catalunya. Son las que gestiona directamente la Generalitat, que en los últimos meses les ha trasladado que busca un cambio de modelo que pasa por traspasarlas a los ayuntamientos o convertirlas en un programa externalizado de actividades infantiles. La decisión ha despertado la indignación de empleados y usuarios.

Actualmente, la mayoría de las 37 ludotecas públicas en funcionamiento en Catalunya son de gestión municipal, pero seis permanecen en manos del Departamento de Derechos Sociales de la Generalitat. Son estas las que ahora han recibido la noticia por parte de la Administración catalana de que esta dejará de hacerse cargo del servicio a partir del 1 de enero de 2026.

Dos de ellas están en Barcelona, las de la calle Ample y la Casa Bloc. Las otras cuatro son Les Bernardes, de Salt; Sant Miquel, de Igualada; Arenys del Segre, de Lleida, y Sant Pere Nord, de Terrassa. Algunas de ellas, como la de Salt, llevan más de 40 años ofreciendo a su comunidad infantil este servicio a la vez lúdico y educativo.

Por ahora, los consistorios no están por la labor de asumir este servicio, no al menos si el traspaso no va acompañado de financiación. Ayuntamientos como los de Salt o Igualada ya se han posicionado recientemente en sus respectivos plenos a favor de que se mantenga el modelo tal como está. Esta misma semana el alcalde de Salt, Jordi Viñas, lamentó haberse enterado de la voluntad de traspaso por parte de la dirección de la ludoteca y no por la Generalitat, de quien criticó también que no se haya planteado la aportación de recursos económicos para hacerlo posible.

La preocupación es también de carácter laboral, puesto que en estas seis ludotecas trabajan 17 educadores sociales que han perdido la posibilidad de estabilizar sus plazas –la mayoría eran interinos– en los respectivos centros. En este sentido, el Colegio de Educadores Sociales de Catalunya ha acusado a Derechos Sociales de querer “desmantelar” estas ludotecas para extinguir las plazas laborales y destinar los recursos a otros ámbitos.

Los sindicatos también se han movilizado. CCOO, CATAC e Intersindical han se oponen a los planes de Derechos Sociales. Y critican especialmente que la Administración catalana quiera externalizar el servicio si los consistorios no lo asumen.

El temor a la externalización por parte de los trabajadores tiene un precedente: el de una ludoteca La Cuca de Tremp (Lleida). La oferta lúdica y educativa la asume el programa de la Generalitat Jugar y descubrir, un servicio que se presta a través de algunos centros cívicos (Casals Cívics) subcontratado con entidades sociales. En este caso, la Fundació Pere Tarrés.

Para los trabajadores, esto supone dar un paso atrás. No es lo mismo una ludoteca que un programa de actividades infantiles organizado por monitores, defienden. “El miedo es que se externalice y se privatice, primero porque empeora las condiciones laborales, y segundo porque no garantiza que el proyecto esté en manos de educadores sociales, cuyo papel comunitario es fundamental en entornos con altos índices de inmigración y familias vulnerables”, expresa Cati Hernández, educadora y extrabajadora de Les Bernardes de Salt.

La Generalitat ha tenido que salir al paso de las quejas para defender que el servicio no se va a perder. “Estamos en fase de consultas con los ayuntamientos, los trabajadores y los sindicatos para explicar el cambio”, expresan fuentes de Derechos Sociales. Y citan las dos opciones que barajan: que los consistorios asuman el servicio o que este se convierta en el programa Jugar y descubrir. “En ningún caso se habla de cerrar ludotecas”, niegan.

Aun así, no aclaran si están dispuestos a financiar parte del servicio si se lo quedan los Ayuntamientos. Y tampoco niegan que la alternativa vaya a ser el servicio externalizado que critican los profesionales actuales, a pesar de que prometen que todos los puestos de trabajo se van a conservar.

“Va en dirección contraria a lo que necesita Salt”

Roger es usuario de la ludoteca de Salt con sus tres hijos desde hace diez años. Estos días no esconde su enfado ante la pérdida que puede suponer para el municipio el fin de Les Bernardes tal como es hoy. En una localidad con una elevada tasa de inmigración, este es un espacio en el que conviven “las distintas realidades familiares que de otro modo no se juntarían”, argumenta. “Además, está dinamizado por educadores que educan en valores, así que fomenta la cohesión social y hace que el pueblo crezca”, expresa este usuario.

“El cierre de un espacio así va en la dirección contraria de lo que necesita Salt, que son más servicios de este tipo”, se queja Roger. Y recuerda hace más de diez años el desmantelamiento de otro programa familiar, un servicio de canguros gratuito, Minuts Menuts, que no se recuperó hasta 2022.

Un servicio emblemático de Les Bernardes es también el préstamo gratuito de juguetes y juegos de mesa. “Esto permite que en casa los niños y niñas puedan jugar con sus progenitores y con sus hermanos, es una forma de democratizar el acceso al juego para aquellas familias que no se pueden permitir determinados gastos”, señala la extrabajadora Cati Hernández.

A día de hoy, el equipamiento de Salt lo usan 250 niños y niñas de entre 0 y 14 años, además de 90 familias y 2.450 alumnos dentro del programa de visitas de escuelas. Entre sus actividades están el espacio de juego libre, el familiar, el préstamo de juegos, el asesoramiento, y actividades intergeneracionales y comunitarias.