La muerte infantil que desató el temor a las caídas de árboles en Madrid y cierra sus parques cuando se unen viento y calor

La muerte infantil que desató el temor a las caídas de árboles en Madrid y cierra sus parques cuando se unen viento y calor

En 2018 un tronco aplastó a un menor de cuatro años mientras paseaba con su padre por el Retiro. Carmena intensificó los protocolos por climatología adversa un año después y el Gobierno de Almeida los mantuvo. Ahora se abre a cambiarlos, pero nadie quiere dar un paso en falso

Cierre de parques este miércoles en Madrid por temperaturas de hasta 38ºC y fuertes vientos

Puede que, en los últimos días, se le haya venido esta pregunta a la cabeza: ¿tan peligrosos son los árboles de Madrid como para tener que cerrar parques cuando hay alerta por vendaval o calor? Durante la Feria del Libro, entre el 30 de mayo y el 15 de junio, hubo que desalojar varias veces el Retiro por unas fuertes rachas de viento. La primera tuvo lugar el mismo día de la inauguración, pero no sería la única. Tiempo después, la alerta continuó: el miércoles pasado, día 18, volvían a clausurar esta y otras ocho zonas verdes a partir de las 18.00 horas ante un aviso de la Agencia Estatal de Meteorología. Mientras tanto, las quejas por el calor se acumulan y la alerta amarilla de esta semana, con tormentas en la ciudad o el norte de la región, no allana el camino a reabrir los parques en busca de sombra. Estos lugares son un refugio climático durante las altas temperaturas, pero a veces suponen un peligro para los viandantes. ¿Existe el término medio?

Por el momento, es una duda que lleva años en el debate público madrileño. Vuelve con fuerza cada verano, cuando se sienten el calor y las ráfagas de viento. El martes, sorprendió en las inmediaciones del Retiro la caída de un árbol que terminó impactando contra un coche estacionado en la acera, fuera de los límites del propio parque. Un día más tarde el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, se refirió durante la presentación de los Veranos de la Villa a las tormentas e intensos vendavales que provocaron daños materiales en varios puntos de la ciudad y un hombre herido grave en Cuatro Vientos. En total, los bomberos efectuaron más de 240 intervenciones por la climatología adversa.

Cómo funciona el sistema de alertas en los parques de Madrid

El protocolo actual establece distintos niveles de alerta que, al activarse, afectan al estado de los parques. Cuando se superan los 35 grados y la velocidad del viento oscile entre 40 y 50 kilómetros por hora se habla de alerta amarilla: en estos casos, cierran los Jardines de Cecilio Rodríguez y el Retiro restringe el acceso a zonas infantiles, deportivas o de mayores para balizar las partes afectadas. Estar un nivel por encima, en alerta naranja, significará que a esa misma temperatura (más de 35 ºC) el vendaval rebasa los 50 km/h y puede llegar hasta los 65 km/h.

Si se da esa circunstancia se limitarán las mismas áreas clave que en la alerta amarilla (infantiles, deportivas y de mayores) en el Retiro, donde también se anularán eventos al aire libre o se prohibirá entrar a determinadas zonas. Pero también afectará a otros parques, como ocurrió este martes. El Ayuntamiento de Madrid anunció una alerta naranja entre las tres y las seis de la tarde. Almeida condicionó el acceso al de Juan Carlos I y Juan Pablo II o a las quintas de Torre Arias, los Molinos o Fuente del Berro, además de la rosaleda del Parque del Oeste. Lo hizo para controlar el aforo mientras balizaban las partes más afectadas por el temporal, cerrando a la vez los Jardines de Sabatini, frente al Palacio Real, o los de El Capricho, en Alameda de Osuna.

El nivel de máximo riesgo es la alerta roja, que no llegó a alcanzarse en los primeros días de la semana. Se activa cuando al calor se suma un viento que corre a más de 65 kilómetros por hora. En casos extremos como este, el Ayuntamiento clausura todas las áreas de recreo que puedan cerrarse materialmente (es decir, con puertas o muros) y aquellas de libre acceso, para las que aplica el mismo tipo de alerta. Además del Retiro, cierran otros ocho parques históricos de la capital.

Casi todos ya han sido mencionados: el del Jardín del Capricho, en la Alameda de Osuna; el Parque Juan Carlos I; el de Juan Pablo II; la Quinta Torre Arias, la de los Molinos y la de Fuente del Berro; la rosaleda del Parque del Oeste y el Lineal del Manzanares. Pero no es la única medida en práctica. La normativa vigente restringe el acceso a ciertas zonas de Madrid Río o Casa de Campo y suspende eventos al aire libre en el Parque del Oeste o la Dehesa de la Villa. Las repercusiones que este marco de seguridad tiene, sobre todo en meses estivales, para quienes utilizan estos espacios para resguardarse del calor han provocado y aún provocan numerosas quejas entre los vecinos.

Sin embargo, y pese a la poca popularidad que otorga el cierre de parques en verano, las administraciones municipales temen flexibilizar la norma y cargar con el peso de otro accidente mortal. El debate es peliagudo, más aún desde que se inclinó la balanza hacia el cierre generalizado en 2018. Por aquel entonces, un niño de cuatro años murió aplastado por un árbol del Retiro, justo cuando el lugar estaba siendo evacuado debido al mal tiempo. Ocurrió con su padre delante y después de que la noche previa cayeran otros dos árboles de gran porte, así que fue un duro golpe para el Gobierno de Más Madrid con Manuela Carmena.

De Carmena y la muerte de un niño a la última Mesa del Árbol

“Lo lamento profundamente”, se expresó la entonces alcaldesa en su cuenta de Twitter. Acababa de recibir la noticia. El Ayuntamiento contactó con la familia del menor para ofrecer asistencia e inició una senda más restrictiva en la apertura de parques con climas complicados. Este incidente mortal marcó un nuevo punto de inflexión, por lo que el consistorio de Carmena replanteó el protocolo de cierres e instauró más límites de seguridad en zonas verdes donde podía haber árboles o ramas. Sobre todo, en los parques con árboles antiguos y de gran porte, generalmente los más históricos de la ciudad. Se aprobó un año más tarde y es el que sigue vigente. Aunque al principio se mostraba reacio por la peligrosidad del asunto, ahora el equipo de Almeida afirma abrirse a ciertas modificaciones.

Su delegado de Medio Ambiente, Urbanismo y Movilidad, Borja Carabante, también apuntó en su día a datos de 2020 para señalar que, de todo lo que cayó ese año, 75 ramas y diez árboles lo hicieron cuando los parques estaban cerrados. Era un argumento para defender la medida pero, después los últimos acontecimientos y las reuniones con otros grupos, su postura parece más flexible. Aunque de haber cambios, no se aplicarán este verano. Hace una semana, Carabante se reunió con los tres partidos de la oposición (Más Madrid, PSOE y Vox). Lo hizo en el marco de un encuentro de la Mesa del Árbol, un órgano municipal creado en 2020 para coordinar y valorar las políticas o actuaciones en materia de arbolado. La mayoría salió de la cita con satisfacción a medias.

Hacía una semana desde que vieron para hablar del mismo asunto. Carabante emplazó al resto de partidos a elaborar sus propuestas y traerlas para este encuentro. Parece que será el último, o al menos en el corto plazo: a su salida, el delegado comentó que no habría más reuniones próximamente. Aunque la espera no será indefinida. De entre los pocos acuerdos firmes alcanzados, uno es el compromiso de revisar cada año el protocolo de cierres por mal clima. Y, si es el caso, adaptarlo según las necesidades que surjan. Ahora, se abre la puerta a detallar especificidades en los protocolos, por ejemplo, según la zona: no es lo mismo el Retiro, por su extensión o la antigüedad del arbolado, que otros espacios verdes como el de Juan Carlos I.

Es decir, no se descarta que en lugar de un cierre en cadena cuando haya alerta –la clausura del Retiro y otros parques históricos de golpe– se prohíba el acceso solo a los que más peligro supongan. “Si hay que hacerlo, partiremos sin prejuicios. No es una decisión política sino técnica, especialmente en verano”, afirmaba Carabante ante los medios después de reunirse el miércoles la Mesa del Árbol. Hace dos años, el propio Almeida se mostró predispuesto a alterar el reglamento para disponer de las zonas verdes en horas de calor. Pero el temor a dar un paso en falso sigue latente.

Los avisos que establecen el cierre parcial o total de los parques se incluyen en el Protocolo de actuación ante la previsión de situaciones meteorológicas excepcionalmente adversas y de gestión de incidencias causadas por el arbolado. Ahí se definen los cuatro niveles: verde, amarillo, naranja y rojo, que se determina por un boletín diario que elabora un día antes la AEMET y que recoge las rachas máximas de viento, la temperatura, el agua disponible en el suelo y la presencia de tormentas.

Según los datos que maneja el Ayuntamiento, el 70% de las ramas que caen en el Retiro se desprenden durante una alerta naranja o roja. Solo en agosto del año pasado se desligaron 66 ramas del Retiro, siendo este el mes de más riesgo en todo el verano. La hoja de ruta fija que, con altas temperaturas y rachas de viento fuertes o moderadas –así como una excesiva sequedad del ambiente– se clausuran físicamente los parques históricos de Madrid citados anteriormente y se prohíbe el paso a otros dos espacios verdes sin vallar de la ciudad (Dehesa de la Villa y Parque del Oeste).

Más propuestas: mapa de riesgos, protocolo singular y abrir zonas

“No nos oponemos al cierre por tormentas en invierno o verano, pero en este último caso no entendemos que haya cierres preventivos cuando hace calor en los parques, porque cumplen una función social y de salud”, reivindica el vicepresidente de la Asociación Vecinal Retiro Norte, que aúna a los residentes de una de las áreas más próximas al gran parque de Madrid. Se llama Félix Sánchez y es vecino “de tercera generación”, como él lo llama: sus padres y antes, sus abuelos, habían vivido en el mismo barrio.

Aunque dice comprender la dificultad moral del asunto, afirma que la situación del arbolado en el momento en que Carmena aumentó las limitaciones no es la misma que en 2025. “Hubo dos momentos que marcaron grandes cambios. El primero fue con el coronavirus, cuando el parque [del Retiro] permaneció meses cerrado y eso dio tiempo a que se analizara o asegurara el estado de los árboles”, indica, situando el segundo hito en la irrupción de la borrasca Filomena en el invierno de 2021: “Se llevó por delante muchas de las ramas o troncos más dañadas”.

A su modo de ver, visto el panorama actual, hay asuntos urgentes que pulir. “Hemos tenido tiempo y no se ha asegurado lo suficiente el estado de los árboles, cuando eso es algo que puede hacerse desde el Ayuntamiento. Pero mientras ocurre, algunas zonas más cerradas del parque son seguras como para abrir”, reflexiona, apuntando por ejemplo a los Jardines de Cecilio Rodríguez, que tiene acceso directo desde la calle; o a la biblioteca pública Eugenio Trías, la única municipal por la zona y que corta su actividad cada vez que clausuran el parque.


Imagen del árbol que este martes cayó sobre un coche aparcado junto al Retiro

En el Palacio de Cibeles, los portavoces en la Mesa del Árbol del resto de partidos valoraron el último encuentro con Carabante. El PSOE, representado por la concejala Emilia Martínez, agradeció al delegado que accediera a proporcionarles información de los servicios técnicos y consideró que, una vez analizados los documentos, habría que usarlos para desgranar mapas de riesgos “lo más minuciosos posible” que indiquen qué áreas del arbolado son más peligrosas durante las alertas roja o naranja, en base a cómo se produjeran otras incidencias anteriores.

Más Madrid y Vox, por otro lado, esbozaron sus propuestas aunque se mostraron relativamente satisfechos. José Luis Nieto, el edil de Rita Maestre que acudió a la reunión, recordó que la aspiración de su grupo pasa por abrir los parques (Retiro inclusive) aunque sea por zonas. “Se han comprometido a aplicar protocolos de cierre individualizados por parques, aunque dudo que lleguemos a este verano”, sugiere, haciendo hincapié en que la propuesta de la clausura por zonas fue compartida por los tres partidos de la oposición. El delegado, no obstante, emplazó al próximo invierno, como pronto, la fecha para tener un protocolo actualizado.

Desde Vox, por quienes habló el concejal Ignacio Ansaldo, se insistió en la “falta de información” proporcionada por el Ayuntamiento, incidiendo en que hasta ese día “no se habían enterado de que era en agosto cuando más ramas caían”. Ansaldo aseguró haber pedido al equipo de gobierno una tabla de incidencias generales, por un lado, para valorar si todas estas caídas son por viento y efectos del calor o saber si otros fenómenos también interfieren. Además, consideró que el límite de 35 grados es muy bajo como para cambiar el nivel de alerta si se supera esta temperatura. “¿Tenemos datos que avalen que deba ser así”, cuestionaba el edil de Vox. El debate sobre el cierre de los parques en horas de calor resurge un verano más en el que, al menos según las previsiones, no habrá tiempo de alterar oficialmente el protocolo. Queda esperar.