«Dijo que iba al servicio y lo encontraron muerto en el suelo»: se investigan tres fallecimientos de trabajadores por calor

«Dijo que iba al servicio y lo encontraron muerto en el suelo»: se investigan tres fallecimientos de trabajadores por calor

A unos días de la primera ola de calor del año, el inicio del verano ha dejado un resultado fatal de tres presuntas víctimas por las altas temperaturas, un riesgo para la salud que exige medidas preventivas

¿Se prohíbe trabajar a 39 grados en la calle? Claves sobre la prevención ante el calor extremo

Santos, de 58 años, en Córdoba. José, de 63 años, en Valdemoro (Madrid). Y un temporero migrante del que no ha trascendido su identidad aún, en Fraga (Huesca), que según las primeras indagaciones no tenía papeles. Son los tres trabajadores que han perdido la vida en la semana de entrada del verano por, presuntamente, las altas temperaturas mientras desempeñaban su jornada laboral. A unos días de la primera ola de calor del año, cuando los accidentes de trabajo se disparan un 17%, sindicatos y especialistas recuerdan las medidas preventivas frente al estrés térmico, que las empresas están obligadas a implementar para proteger a sus empleados.

El calor, además de ser un riesgo para la salud que empeora muchas patologías, puede llegar a matar de manera súbita. El peor recordatorio de este peligro lo vemos cada año en las muertes por golpes de calor, que muchas veces afectan a trabajadores durante el desempeño de sus tareas, expuestos a elevadas temperaturas al aire libre o en espacios cerrados. Por ejemplo, en fábricas y naves industriales que se convierten en “hornos” en verano, con un reto todavía muy importante en la climatización en muchas empresas.

La semana de entrada del verano ha sido trágica, con al menos tres trabajadores fallecidos cuyas muertes se investigan por posibles golpes de calor. La de Santos, de 58 años en Córdoba, es de momento la única oficial por este motivo, como ha informado la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía. Con patologías previas, falleció el sábado 21 en el hospital, tras haber estado trabajando el día anterior a la intemperie colocando un cartel luminoso en la calle y encontrarse mal. Ese viernes, se alcanzaron en Córdoba casi los 42 grados de máxima, por encima del umbral de calor extremo en la ciudad que, sin embargo, no había previsto la Aemet, informan desde Cordópolis.

“José había dicho que pasaban mucho calor en la nave”

José, de 63 años y natural de Manzanares del Real (Ciudad Real), trabajaba en una nave industrial de la multinacional Cobra, vendida por ACS al grupo Vinci en 2021, cuando el jueves 19 empezó a encontrarse mal durante la jornada. “Dijo que le dolía la cabeza y que iba al servicio”, explican en CCOO, según el testimonio de un compañero de la nave situada en la localidad madrileña de Valdemoro, también de elevada edad, 70 años. Pero José no volvió.

La nave tiene techo de chapa, no tiene aire acondicionado y se concentra mucho el calor. José nos había dicho que pasaban mucho calor en verano y frío en invierno, y lo habíamos denunciado

“Cuando fueron a buscarle estaba tendido en el suelo, intentaron reanimarle, pero había fallecido”, añaden en el sindicato, donde han denunciado que el fallecimiento puede deberse a las altas temperaturas y las condiciones “totalmente inaceptables” de la nave industrial, “sin aire acondicionado, ni ventilación”. “La nave tiene tejado de chapa, no está dividida y no tiene aire acondicionado, por lo que se concentra mucho el calor. José nos había dicho que pasaban mucho calor en verano y frío en invierno, y lo habíamos denunciado a la empresa”, dicen en CCOO. elDiario.es ha tratado de recabar la versión de Cobra sobre el fallecimiento de José, con “45 años de antigüedad en la empresa”, indican en CCOO, pero la multinacional no ha respondido a este medio.

La Inspección de Trabajo requirió hace un mes a Cobra que cumpla con la Ley de prevención de riesgos laborales, tras no acreditar que informa a los delegados de prevención de los daños a la salud de los trabajadores, ni les entrega documentación en materia preventiva, entre otras irregularidades detectadas. En CCOO advierten de que han pedido a Cobra un protocolo frente al calor, sin éxito hasta la fecha. “La empresa dice que lo tiene, pero no nos consta”, responden en el sindicato, que alertan de la falta de prevención en la multinacional ante muchos otros riesgos, como el que afecta al personal que se cuelga en altura para trabajar en los tendidos eléctricos.

“Hace tres meses, el 2 de abril, murió otro compañero, trabajador de Cobra, electrocutado en Soria”, sostienen en CCOO. Tenía 42 años. El sindicato cifra en “al menos diez personas han perdido la vida en centros gestionados por Cobra” en la última década.

La última muerte conocida por presunto golpe de calor, aún en investigación, ha sido la de un trabajador migrante en Fraga (Huesca), el pasado viernes 20 de junio. Ese día, en la zona se alcanzaron temperaturas de hasta 39 grados. Según las primeras pesquisas, en manos de la Guardia Civil y la Inspección de Trabajo, el trabajador no tenía papeles y se cree que estaba trabajando en alguna explotación frutícola de la zona, en situación irregular. Varios trabajadores migrantes llegaron con el afectado en una furgoneta hasta el centro de salud de Fraga, localidad de unos 15.000 habitantes, donde se certificó su muerte. El trabajador, del que elDiario.es no ha logrado conocer su nombre ni edad, era de origen pakistaní, según el medio local Segre.

Medidas que salvan vidas

A las puertas de varias jornadas con temperaturas extremas, con una ola de calor que la Aemet ha situado del sábado al martes, los sindicatos CCOO y UGT y las autoridades han pedido extremar las precauciones y las medidas preventivas frente al estrés térmico. “Las empresas no pueden evitar las altas temperaturas, pero sí prevenir a los trabajadores sobre su exposición. Es un riesgo previsible y, por tanto, evitable. Ninguna persona debería tener un accidente o morir durante su jornada laboral por haber estado expuesta a altas temperaturas”, sostiene Patricia Ruiz, secretaria de Salud Laboral de UGT.

La evidencia científica nos dice que “la adaptación es capaz de reducir los impactos en la salud y salvar vidas”, destaca el Ministerio de Sanidad en su guía sobre salud y calor de este 2025. Hay múltiples medidas para reducir los riesgos vinculados a las altas temperaturas. Desde modificar horarios y días de trabajo para evitar las horas o jornadas más cálidas, cambiar tareas de los trabajadores menos físicas o que eviten los exteriores, facilitar agua fresca, ropa adecuada y transpirable, puntos de descanso a la sombra y aumentar el reposo durante la jornada. Al valorar los riesgos, las empresas tienen que tener en cuenta también las características personales y biológicas de los trabajadores, con algunas personas más vulnerables a los riesgos del calor, como aquellas con patologías previas, edad elevada y mujeres embarazadas, entre otras. Si el riesgo por las altas temperaturas no es evitable, la empresa debe suspender el trabajo.

Las medidas preventivas son obligatorias en todas las empresas, ya que la protección de la vida y la salud de los trabajadores es responsabilidad de los empresarios. De hecho, no tomar medidas frente al calor extremo puede acarrear multas de hasta un millón de euros en los casos más graves. El Ministerio de Trabajo, que este año ha vuelto a lanzar una campaña preventiva frente al calor, ha advertido de que en los últimos años han aumentado los controles de la Inspección, así como las multas. El año pasado, hubo infracciones por un total de 1.4 millones de euros.

“Se están haciendo más cosas para prevenir, pero todavía hay muchos sitios donde estas medidas no están llegando”, explica Sergio Salas, investigador de la Fundación Primero de Mayo de CCOO y del grupo POWAH (Psicosocial Organizational Work and Health) de la Universidad Autónoma de Barcelona. La Fundación ha realizado un reciente estudio sobre el impacto del estrés térmico entre los trabajadores, con un 40% de los encuestados que afirma que el calor es “muy molesto” en su trabajo y un 25% que señala que es “molesto”. Sin embargo, solo un 27% de las personas trabajadoras percibe que su empleador proporciona medidas adecuadas para protegerse del calor. Casi la mitad, un 45%, dice que su empresa tiene “ninguna o pocas” medidas de protección frente al calor.

Por desgracia, las muertes por golpe de calor son solo “la punta del iceberg” del daño a la salud que ocasionan las altas temperaturas, sostiene Sergio Salas. “También hay efectos crónicos sobre la salud por la exposición continuada al calor. Patologías que tienen un desarrollo más lento, pero que tienen efectos graves en la salud, cardiovasculares, renales, neurológicos… Es más difícil establecer la causalidad, pero hay muchos estudios que lo demuestran”, explica el investigador de CCOO, que añade otro “tercer tipo de efecto negativo sobre la salud, indirecto, que tiene que ver con la pérdida de reflejos, también de concentración, y que puede provocar lesiones o la muerte por un atropello, una caída en altura u otro tipo de accidentes”.

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), recuerdan que unas 1.300 personas mueren cada año en España por causas atribuibles al calor, según un estudio realizado por el Instituto de Salud Carlos III. “Nuestro objetivo es que, incluso en condiciones adversas, el trabajo sea seguro y no dañe la salud”, subraya Aitana Garí Pérez, directora del INSST, que ha lanzado una campaña con recomendaciones frente al calor extremo y la radiación ultravioleta.

A José no le quedaba mucho tiempo para jubilarse y ya no podrá hacerlo. “Era muy buena gente”, dicen en CCOO. Santos fue colaborador durante mucho tiempo de Paradigma Radio, donde le dedicaron unas palabras de recuerdo hace unos días, en las que destacaron que era “un hombre bueno, buenísimo, un hombre generoso, amable, cariñoso, implicado”. También colaboró en los Premios Andaluces de Periodismo Social Alberto Almansa, como artífice material de los trofeos que se entregan cada año a las personas premiadas. La vida del hombre fallecido en Fraga junto con muchas historias de migración irregular quedan invisibles para la sociedad de los países donde trabajan y viven cada día, pero sus familias y amigos también les lloran.