
El poder inspirador de una siesta: la neurociencia intenta probar que el sueño produce ‘momentos eureka’
Un equipo de investigadores realiza un ingenioso experimento para comprobar si un breve periodo de sueño ayuda al cerebro a ver con claridad la solución de un problema, un viejo debate entre los neurocientíficos
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El poder del sueño para facilitar ideas inspiradoras o la solución de problemas es un viejo debate en neurociencia e incluso ha adquirido un halo místico entre los investigadores. El famoso genetista George Church, por ejemplo, asegura que las mejores ideas y soluciones se le ocurren en las minisiestas que se echa por culpa de su narcolepsia, y son famosos casos históricos como el del químico alemán August Kekulé, que dijo haber concebido la estructura del benceno en sueños, o del ruso Dmitri Mendeleev, que presumía de haber concebido la tabla periódica mientras dormía.
Las pruebas sobre esta capacidad del cerebro para resolver problemas mientras trabaja en segundo plano, ya sea cuando dormimos o cuando dejamos de poner el foco en el asunto que nos obsesiona, son escasas y controvertidas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Hamburgo, en Alemania, ha querido arrojar luz al asunto realizando una serie de experimentos mediante electroencefalografía (EEG) que se publican este jueves en la revista PLOS Biology y tras los que aseguran haber identificado el papel de una fase del sueño ligero para llegar a ingeniosas soluciones.
En busca del momento ‘¡Ajá!’
Para el estudio, los autores reclutaron a 90 voluntarios a los que asignaron la tarea de rastrear una serie de puntos en una pantalla. Los participantes recibieron instrucciones sobre una tarea aparentemente simple, pero se les ocultó un truco que podía facilitarla. Después de cuatro series de ensayos, los sujetos fueron puestos a dormir una siesta de 20 minutos, conectados a un electroencefalograma para monitorizar su actividad cerebral durante el sueño.
Lo que vieron los investigadores fue que todos los grupos mejoraron después de la siesta, pero los resultados variaron en función de la fase de sueño alcanzada. Hasta un 85,7% de quienes llegaron a la fase N2, un estado de sueño ligero en el que disminuyen tanto los ritmos cardíaco y respiratorio, alcanzó la solución. En contraste, solo llegaron a la solución el 63,6% de los que se quedaron en la fase N1, y un 55,5% de los que permanecieron despiertos.
Es realmente fascinante que un breve periodo de sueño pueda ayudar a los humanos a establecer conexiones que antes no percibían
Los datos del EEG llevan a los autores a concluir que el sueño ligero aumenta la probabilidad de comprensión (insight) durante una siesta. “Es realmente fascinante que un breve periodo de sueño pueda ayudar a los humanos a establecer conexiones que antes no percibían”, asegura Nicolas Schuck, coautor del estudio. “La siguiente gran pregunta es por qué sucede esto”.
“Creo que muchos hemos tenido la experiencia subjetiva de descubrir cosas importantes tras una breve siesta”, añade Anika Löwe, también coautora. “Es realmente gratificante, no solo tener datos al respecto, sino también una primera pista de los procesos que subyacen a este fenómeno”.
Resultados no concluyentes
Los expertos consultados por elDiario.es coinciden en el interés del artículo, pero creen que no aporta suficientes datos como para zanjar la cuestión.
Luis de Lecea, catedrático de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y especialista en el estudio del sueño, cree que el electroencefalograma es una técnica con una resolución espacial muy pobre como para sacar conclusiones válidas, aunque reconoce el mérito de haber diseñado este experimento. “Decir que la resolución de problemas está facilitada por el sueño es lo mismo que decir que está facilitada por la falta de distracciones, todavía no sabemos qué mecanismos están implicados”, asegura.
Pablo Barrecheguren, neurocientífico experto en sueño, cree que el estudio tiene un grave problema: todos los sujetos realizaron la prueba control habiendo sido sometidos a una falta de sueño del 30% la noche anterior, no en condiciones normales. “Además, al realizar solo siestas muy cortas, el trabajo tampoco da información sobre cuál es el efecto de dejar a los sujetos dormir siestas más largas hasta alcanzar los estados más profundos del sueño”, apunta.
No está para nada claro si esa facilitación de la creatividad está relacionada con alguna característica concreta de la actividad neuronal durante N2, como defienden los autores
Xurxo Mariño cree que a partir de un experimento sencillo e interesante, los autores sacan conclusiones más allá de los datos que han obtenido en las pruebas. “Ese momento ajá parece favorecido por una relajación mental, por una cierta desconexión y ellos relacionan esa desconexión con alcanzar la fase N2, lo que se conoce como sueño ligero”, explica el neurocientífico. “Pero no está para nada claro si esa facilitación de la creatividad está relacionada con alguna característica concreta de la actividad neuronal durante N2, como defienden los autores, o de si simplemente se debe a que durante esa fase la actividad mental deja de estar centrada en un problema concreto”.
El neurocientífico Mariano Sigman, recuerda que esta es una idea muy antigua y muy tentadora, en la que nos gusta creer, a pesar de que los resultados son insuficientes o contradictorios. Como ejemplo, cita la famosa anécdota del químico Kekulé y su descubrimiento en sueños de la estructura del Benceno. “Hay autores que sostienen que la invocación del sueño fue parte de la estrategia de Kekulé para ocultar que había robado la idea a otro”, señala.
Sobre este tema, recuerda Sigman, el experimento más importante lo realizó el equipo de Jan Born en 2004, con una prueba en la que el cambio de perspectiva era fundamental y en el que algunos sujetos durmieron y otros descansaron. “El resultado fue que, después de dormir, la solución creativa aparecía con muchísima mayor probabilidad”, indica. “El problema es que ese paper ha tenido una pequeña crisis de replicación, como otros tantos en neurociencia y psicología”.
Desenfocar para enfocar
¿Existe entonces alguna prueba sólida de que el sueño contribuye a los momentos eureka? Sigman está seguro de que se produce ese fenómeno por el cual, cuando dejamos de pensar en algo, nos viene la solución. “La pregunta difícil de responder, para mí, es cuál es el rol del tiempo y la distracción y cuál es el rol específico del sueño y de qué fase del sueño”, argumenta. “Porque también ocurre mientras vas caminando, en la ducha, o mientras vas conduciendo un coche, cuando de repente dejas de pensar en eso y recuerdas. Es una idea que parece tener mucho asidero, pero el rol específico de algún estado cerebral de vigilia, sueño, dentro de las fases del sueño, es un poco más polémico”.
No sorprende para nada que haya una actividad en segundo, tercer o cuarto plano y puede que el sueño ayude a conectar puntos que cuando estamos despiertos están inconexos
“El problema es que el momento ajá es muy difícil de medir”, asegura Luis de Lecea. En su opinión, hay demasiados procesos que ocurren en muchas escalas de tiempo. Es verdad que el sueño contribuye a la consolidación de los recuerdos, admite, pero en el momento eureka hay muchas zonas y estadios cerebrales que interaccionan, se conectan y desconectan, también durante el sueño. “No sorprende para nada que haya una actividad en segundo, tercer o cuarto plano y puede que el sueño ayude a conectar puntos que cuando estamos despiertos están inconexos”, comenta.
Sobre estos procesos nos falta todavía mucha información para sacar conclusiones, reconoce Barrecheguren. “Sabemos que el sueño es importante en los procesos cognitivos y que, si hay falta de sueño, echar una cabezada puede ayudar a revertir parte de ese efecto negativo a corto plazo”, señala. “Yo me inclinaría más a pensar que en estos momentos eureka lo que hay es efecto del descanso, aunque es un tema bajo estudio”.
Las investigaciones sobre los mecanismos neurofisiológicos de la creatividad, indica Xurxo Mariño, otorgan un papel muy importante a una disminución de actividad en la corteza prefrontal, que da lugar a una atención poco fijada y a un procesamiento más global que probablemente favorezca el establecimiento de interacciones novedosas entre circuitos neuronales.
De este modo, igual que sucede con algunas sustancias psicotrópicas, quizá el sueño favorece la creatividad al permitir establecer conexiones que no haríamos estando despiertos. “Ese es el papel que los autores atribuyen a la fase N2, pero esta parte es más especulación que otra cosa y no se puede deducir de sus datos”, concluye Mariño. “La propuesta tiene sentido, pero es una conclusión a la que llegan después de jugar y de estirar muchísimo la estadística”.