
Reír es beneficioso: así nos ayuda a aliviar el estrés, calmar el dolor o mejorar nuestra salud cardiovascular
Más allá de la función emocional, hay estudios que demuestran sus efectos positivos en la salud. ¿Qué beneficios se esconden detrás de la risa?
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La risa forma parte de nuestro lenguaje no verbal y constituye un gesto innato de emociones básicas que todos reconocemos. Pese a que no se le da mucha importancia, la risa posee un gran potencial para nuestra salud mental y física. Nos lo recuerda el dicho “la risa es la mejor medicina”, que seguramente habremos oído decir en alguna ocasión. ¿Puede ser esto cierto?
Parece que las investigaciones realizadas hasta el momento demuestran que sí lo es y que merece la pena dedicarle un poco más de atención y buscar más momentos para reírnos. Hablamos sobre todo de la risa de verdad, la sincera y espontánea, la que sale sin imposturas ni falsedad.
Qué pasa cuando nos reímos
Reconocer los numerosos beneficios de la risa para la salud nos ayuda también a comprender cómo es de importante añadir más humor a nuestro día a día. Y, aunque pueda parecer un acto simple y sencillo, detrás de la risa hay una compleja maquinaria que se activa y que se basaría en tres etapas.
Lo explica la Sociedad Española de Neurología (SEN) en una nota de prensa, donde reconoce que la risa implica varias regiones encefálicas: la prefrontal dorsolateral y la unión temporoparietal del hemisferio dominante; la activación del circuito de la recompensa y liberación de dopamina; y el cese de la desinhibición frontal no dominante.
¿Qué significa todo esto? Pues que cuando nuestro cerebro detecta una situación “extraña” o distinta, libera dopamina, el neurotransmisor que nos aporta esa sensación placentera, y esto explicaría también por qué se puede decir que el humor está relacionado estrechamente con el sistema de la recompensa, igual que ocurre con la comida.
Los beneficios de la risa
Que la risa puede ser una buena medicina es algo que concluyen varias investigaciones, como una revisión elaborada sobre trece estudios y publicada en Australian and New Journal of Public Health. En ella, los expertos se han basado en estrategias basadas en el humor para tratar temas de salud, y concluyen que la risa podría ser la mejor medicina para conseguir llevar una vida saludable. En concreto, los expertos concluyen que el humor puede favorecer una atención más sostenida, influir en las actitudes, las intenciones y en la adopción de hábitos saludables.
La risa no solo mejora nuestro estado psicológico, también nos ayuda a prevenir otras enfermedades. Cuando reímos, no solo se ejercita el cerebro, también lo hace el corazón, los pulmones e, incluso, el sistema inmunitario. ¿De qué manera nos ayuda todo esto?
Alivia el estrés
La risa desencadena una respuesta de relajación en nuestro cuerpo, lo que significa que reduce las hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina. Esto nos proporciona una mayor calma y tranquilidad. Pero es que, además, se ha demostrado que la risa es un excelente calmante del estrés. Un estudio elaborado por el Centro Médico de la Universidad de Maryland demuestra que la risa puede aumentar la frecuencia cardíaca y el flujo sanguíneo, lo que ayuda a relajar los músculos y reducir los niveles de estrés.
Calma el dolor
Ya hemos visto que a risa se asocia con mayor bienestar en general, que se explica por la liberación de endorfinas. De acuerdo con este otro estudio de la Royal Society, tras realizar seis estudios experimentales, los umbrales del dolor son significativamente más altos después de la risa. Y esto lo explican por un efecto mediado por endorfinas.
La risa no necesariamente reduce el dolor en sí. Los expertos creen que simplemente podría aumentar la tolerancia y la percepción del dolor. Esto se explicaría porque la liberación de endorfinas actuaría como analgésico natural e influirían en la percepción del dolor.
Favorece la salud cardiovascular
Cuando nos reímos se activa también el sistema respiratorio, ya hemos visto que el neurológico y también el cardiovascular. En este sentido, y según la Fundación Española del Corazón (FEC), el efecto que tiene la risa es vasodilatador, crea sustancias hormonales, como las endorfinas que, además de aportar un beneficio psicológico, también nos ayuda a proteger el aparato cardiovascular. En concreto, al reír, se relaja el endotelio, la capa interior de los vasos sanguíneos, mejora así la circulación de la sangre y disminuye la presión arterial.
Aún va más allá cuando afirma que reír también ayuda a mantener el colesterol bueno y a potenciar la actividad de los linfocitos, que ayudan a nuestro sistema inmunológico ante la presencia de células tumorales.
De acuerdo con este estudio de la Unidad de Cardiología Preventiva del Centro Médico de la Universidad de Maryland, las personas que han tenido un infarto agudo de miocardio ríen hasta un 40% menos que las que no han sufrido ningún tipo de enfermedad cardiovascular.
Pero hay más. Según este estudio publicado en European Hearth Journal, un ensayo sobre los efectos de la risa en las personas con enfermedad coronaria, aquellas que veían de forma regular programas de comedia tenían beneficios para su corazón y sistema circulatorio en comparación con quienes veían documentales serios.
Mejora nuestra función pulmonar
Al reír, el diafragma, el pecho y los músculos abdominales se contraen. Esto hace que los pulmones tengan que trabajar más, expulsando el aire y permitiendo que el aire fresco entre más profundamente. Por este motivo, la risa puede hacer que las exhalaciones sean más efectivas. La risa, además, ayuda a expandir los alvéolos, los diminutos sacos de aire de los pulmones. Una carcajada espontánea activa el diafragma, fortalece los pulmones y aumenta la oxigenación.
Mejora la salud mental
Reír también puede ayudarnos a reducir la ansiedad y la depresión, según varios estudios, e incluso mejorar la memoria y la función cognitiva. Pero es que, además, también se ha demostrado que reír mejora la satisfacción personal y las relaciones sociales. Reír con otras personas puede generar confianza y fomentar relaciones más profundas porque, cuando reímos, es más fácil sentirnos conectados con los demás.