
Los partidos de la izquierda andaluza empiezan a negociar las listas electorales de una candidatura única sin Podemos
Las fuerzas de Por Andalucía confían en llegar a un acuerdo para las listas en septiembre, sin necesidad de tener que ir a primarias. Los planes pasan por lanzar la candidatura en un acto a finales de otoño
Los partidos de la izquierda andaluza fijan junio como horizonte para cerrar un primer acuerdo de coalición
Los partidos a la izquierda del PSOE en Andalucía han pactado este martes los siguientes pasos para renovar la candidatura de unidad en las próximas elecciones autonómicas, previstas para la primavera de 2026.
Las fuerzas que integran Por Andalucía se habían fijado finales de junio como plazo límite para sellar un primer acuerdo en el que cada una confirmase su voluntad de seguir dentro de la coalición. A día de hoy, la foto fija es de tres partidos dentro y otros tres fuera.
A la reunión convocada este 1 de julio, punto de inflexión en los pactos para la confluencia, ha acudido Izquierda Unida, Movimiento Sumar e Iniciativa del Pueblo Andaluz. Pero se ha ausentado Verdes Equo -que aún sopesa si permanece en la alianza o concurre en solitario- y, como era previsible, tampoco han participado Podemos ni Alianza Verde, que ni siquiera han respondido a la llamada de sus socios, lo cual pone muy cuesta arriba repetir una candidatura unitaria para las andaluzas.
Las tres formaciones reunidas en una mesa de partidos, convocada de forma telemática, se han visto apenas un día después de que venciera el plazo marcado en el calendario interno, y han acordado empezar a construir la candidatura sin esperar al resto, pero dejando la puerta abierta para futuras incorporaciones. Todos son conscientes de que el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, puede adelantar las elecciones tras el verano, y ellos son el único grupo que aún no ha anunciado quién será su cartel electoral.
Entre otros puntos, IU, Movimiento Sumar e Iniciativa del Pueblo Andaluz han acordado iniciar la elaboración de las listas, impulsar el despliegue territorial de la coalición, desarrollar una estructura comunicativa propia, aprobar de forma urgente un calendario de trabajo y organizar un “gran acto central en el mes de septiembre”.
La idea, tal y como han comunicado después de la reunión y detallan varias fuentes presentes en ese encuentro, es que ese gran acto sirva como lanzamiento de la campaña propia de la coalición y carta de presentación de una candidatura que tienen previsto que ya esté decidida para entonces.
Para ello, los partidos van a intentar tener cerrado un acuerdo de coalición en septiembre. El objetivo es tratar de cerrar un reparto de listas entre los partidos que se sienten a la mesa y si las negociaciones se tuercen, activar un mecanismo de primarias que ya está acordado. “Nos comprometemos a resolver cualquier discrepancia mediante métodos democráticos, respetando el principio de una persona, un voto”, refleja el manifiesto que han firmado todas las fuerzas presentes en la reunión.
En el encuentro, han ratificado además un documento político para orientar estratégicamente la campaña de los próximos meses, con el título “Por Andalucía: una alternativa transformadora para el futuro de nuestra tierra». “Este texto recoge las bases ideológicas y organizativas de la coalición, con cinco pilares clave: ser un proyecto republicano, andalucista, socialista, ecologista y feminista; integrador y participativo; profundamente democrático; y orientado a una transformación estructural de la realidad andaluza”, trasladan fuentes de la coalición.
Podemos y Alianza Verde, pese a las continuas llamadas del resto de formaciones políticas, se han ausentado de la reunión, de modo que el resto de partidos se han puesto manos a la obra para sentar las bases de su alianza, consensuar las prioridades políticas, elegir al candidato a la presidencia de la Junta y pactar los puestos de salida en las listas electorales de las ocho provincias.
Los que se quedan dentro de la alianza también son los mismos que pilotaban la negociación fallida de hace cuatro años. Equo, en cambio, tiene una posición más vacilante. Su intención es seguir dentro de la coalición Por Andalucía, pero este martes decidió descolgarse de “una reunión en la que se iba a hablar de futuro”, para dar un mensaje de “malestar por el perfil bajo” que les han reservado sus colegas en la confluencia.
El cornetín de esta alianza lo lleva IU, como ya ocurrió en 2022, aunque hoy el equilibrio de poderes entre las distintas fuerzas de izquierdas es diferente: los comunistas tienen un peso específico mayor que hace tres años, cuando Podemos no les reconocía como interlocutores y recurría a intermediarios para negociar directamente con el Sumar de Yolanda Díaz.
El objetivo ahora es tener todo cerrado a final de julio y lanzar el cartel electoral en septiembre, aunque algunas fuentes de los partidos que están integrados en el proceso creen que los plazos deben ser laxos para ayudar al acuerdo. Aunque Podemos no entre ahora en el acuerdo, el resto de fuerzas no cierra la puerta a que puedan incorporarse más tarde.
Eso sí, tendrán que hacerlo con los trabajos ya avanzados y asumir las decisiones que ya se han tomado. “Es posible que llegue un momento en el que peguen a la puerta y, en función de la propuesta que traigan, se cerrará con acuerdo si todos los partidos entienden que hay buena voluntad. Pero también puede pasar que lleguen con un relato que haga las cosas imposibles”, razona un dirigente de la coalición. “Lo que nos importa es poner en el escenario que hay una papeleta que se llama Por Andalucía”, defiende otro.
Podemos ya ha dejado muy claras sus condiciones para una futura alianza electoral. “Quien tiene que tomar una decisión no es Podemos, son las fuerzas que forman parte del gobierno de la guerra y empujan un régimen de guerra”, dijo la secretaria general del partido, Ione Belarra. La posición no ha cambiado. Fuentes del partido no se cierran a una alianza en Andalucía de cara a esas elecciones, pero creen que IU tiene antes que tomar una decisión sobre su apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez, mucho más aún después del caso de corrupción que salpica al PSOE, con su ex secretario de Organización, Santos Cerdán, en prisión provisional.
En el partido de Belarra ven difícil ir a una campaña junto a un partido que mantiene su apoyo al Gobierno de Sánchez, con una de sus dirigentes, Sira Rego, como ministra de Juventud e Infancia. “Por un lado, no nos gusta un proceso donde una organización por su cuenta impone plazos y ultimatums, pero además ahora mismo para nosotros es esencial alejarse de las políticas del rearme, de la OTAN y de la corrupción”, razonan por su parte desde Alianza Verde, el partido de Juantxo López de Uralde, muy alineado con la estrategia de Podemos. “Entiendo que ellos vayan a unas generales con esas premisas, pero esta campaña va de luchar contra la mayoría absoluta de Moreno Bonilla”, responde un importante dirigente de Por Andalucía.
La ausencia de esos dos partidos en esta primera reunión ha provocado que Izquierda Unida haya aparcado la idea de unas primarias, el plan alternativo por si no hay una candidatura de consenso. Principalmente porque sin Podemos en la mesa de negociación “no tienen sentido, de momento”. La idea que planea en las reuniones de los partidos es que con los integrantes actuales será mucho más sencillo alcanzar un acuerdo sin necesidad de ir a un proceso electoral interno.
El reglamento de esas primarias, abiertas y con un censo único para todas las fuerzas, nace de Izquierda Unida, y ya ha recibido las aportaciones y el visto bueno del resto de fuerzas, de Movimiento Sumar e Iniciativa del Pueblo Andaluz. De modo que siempre pueden reactivar esa fórmula si a lo largo de julio no logran ponerse de acuerdo en el candidato o en las listas provinciales. O, más improbable, si Podemos decide meterse en la coalición y discute alguno de los acuerdos que previamente hayan negociado el resto de formaciones.
En octubre de 2024, el Partido Comunista de Andalucía (PCA) presentó la primera oferta en firme para renovar la coalición de izquierdas y concurrir bajo una candidatura única. Se trataba de una propuesta abierta a los seis partidos que ahora integran Por Andalucía, pero el principal remitente era Podemos, el más reacio a confluir en 2022, que vuelve a plantear los mismos recelos en 2025.
Consciente de las dificultades para avanzar en la negociación con los morados, que hace cuatro años descarriló en la construcción accidentada de Por Andalucía, el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, quiso cerrar un plazo temporal para terminar pronto con este debate interno: si el último día de junio no había consenso con Podemos para reeditar su alianza y elegir un candidato a la presidencia de la Junta (y las listas electorales en las ocho provincias), IU empezaría a construir su alianza con los partidos disponibles, y dejaría la opción de unas primarias en septiembre como ‘plan B’.
Pero Podemos no se sintió concernido por el calendario de IU. Vencido el plazo del 30 de junio, no hay candidatura única de los seis partidos de izquierdas que hoy integran Por Andalucía, el grupo parlamentario con cinco escaños, de los que tres están ocupados por diputados de Podemos (aunque figuran como independientes porque el partido de Ione Belarra apuró hasta el último minuto y se quedó fuera del registro de la coalición ante la Junta Electoral).
Los morados no han dado un portazo definitivo, pero su indiferencia respecto a los plazos y los procedimientos internos diseñados por IU para consumar la coalición abocan a otro choque de trenes entre fuerzas progresistas, barruntan algunos dirigentes consultados en la órbita de Por Andalucía.
El posicionamiento de Podemos lo marca la dirección estatal, no la andaluza, que carece de autonomía política y organizativa para firmar una alianza electoral con otras fuerzas. Aunque sean fuerzas con las que ya tiene una alianza y con las que comparte grupo parlamentario. Esos recelos de la ejecutiva de Belarra, en Madrid, están generando tensiones internas entre los diputados de Podemos en Andalucía, que insisten en trasladar a sus jefes que “aquí no se discute si vamos en alianza, porque ya lo estamos, sino si desbaratamos todo el trabajo que hemos hecho los últimos tres años en la oposición al Gobierno de Moreno”.
Con el PSOE en estado de combustión tras el encarcelamiento de Cerdán, el escenario a la izquierda de los socialistas andaluces es casi un calco del que protagonizaron en 2022 a las puertas de las últimas elecciones autonómicas: todos hablando de unidad, mientras se lanzan ultimátums que no se consuman, y dardos y críticas por la “falta de perspectiva histórica” en un momento político de avance de las fuerzas conservadoras y de ultraderecha, que “amenazan las medidas” del Gobierno PSOE-Sumar para “la mayoría social”.