
Miguel Tellado, el guardaespaldas de Feijóo que coqueteó con el nacionalismo escala a número dos del PP
El ferrolano repetirá en Génova el papel que ejerció durante seis años en Galicia para encargarse del control orgánico del partido y prepararlo para el asalto a Moncloa
Feijóo anuncia que Miguel Tellado será secretario general del PP y Ester Muñoz portavoz en el Congreso
Del Alberto Núñez Feijóo que llegó a Madrid presumiendo de fiabilidad y “trazabilidad” ya no queda demasiado: aquel perfil de moderado y estadista que tanto se había esforzado en construir desde la presidencia de la Xunta se desmoronó tan pronto abandonó el parapeto que le proporcionaba el ecosistema mediático gallego. Sin embargo, hay algo en lo que no ha cambiado: su confianza limitada a un número muy reducido de personas, todas las que se llevó con él a Génova sin importarle para eso descabezar tanto el Gobierno autonómico como el propio PPdeG —los dos, por cierto, se han reinventado sin él—. Y en esa guardia pretoriana, aunque no fue de los primeros en llegar, siempre estuvo Miguel Tellado, a quien Feijóo pide ahora en Madrid que repita lo que ya hizo para él en Galicia: atar en corto al partido y prepararlo para ganar unas elecciones como nuevo secretario general.
Pocos perfiles desempeñaron tan bien los papeles de poli bueno y poli malo como lo hicieron en Galicia Tellado y Pedro Puy. El eterno portavoz del PP en la Cámara autonómica está desaparecido de la primera línea desde su marcha a Madrid. Es probable que Feijóo, que ya se veía presidente, quisiera repetir en la Villa y Corte la misma estrategia. Desde Moncloa, el talante dialogante de Puy le permitiría tender puentes con los grupos del Congreso y dar a su política un talante institucional mientras, en Génova, Tellado se encargaba de bajar al barro. Pero no gobernó —porque no quiso— y eso cedió todo el protagonismo al futuro número dos. En tiempos donde se impone una exacerbada estrategia de acoso y derribo, su perfil se adaptaba como un guante a lo que necesitaba su jefe, pionero en el uso de la guerra sucia para derrocar gobiernos.
Tellado (Ferrol, 1974) vio la caída del bipartito y el ascenso de Feijóo a la Xunta desde la distancia. En 2009, aquel joven “rubito y lindísimo” que escribía desde su ciudad natal para medios digitales nacionalistas y al que ubicaban en una familia muy vinculada al socialismo y la UGT, ya cobraba del PP. Atrás quedaban sus tiempos en el activismo universitario, cuando fue uno de los fundadores del MEU (Movemento Estudiantil Universitario), fugaz escisión de los CAF, los Comités Abertos de Facultade vinculados a la línea oficial del BNG. En aquel grupo estaba también quien acabaría siendo uno de los asesores de cabecera de Yolanda Díaz, Xaime Subiela.
Sus primeros pasos profesionales todavía no apuntaban un giro ideológico: pasó por la emisora municipal Radio Fene —en el que era un bastión del Bloque—, escribió para revistas de Manuel Torreiglesias o para Vieiros, el desaparecido medio digital pionero en gallego. Juan Juncal, el nuevo presidente del PP en Ferrol necesitaba un jefe de prensa y Tellado necesitaba un trabajo. Parecía difícil predecir que de aquella simbiosis, más fruto de la necesidad que de otra cosa, acabase surgiendo uno de los principales pilares del partido. Juncal ganó la alcaldía y entre 2003 y 2007 Tellado se encargó de la comunicación del ayuntamiento. Después pasó un bienio al frente de la de la Deputación de A Coruña antes de ingresar en la Xunta como jefe de gabinete de la conselleira de Traballo e Benestar Social, Beatriz Mato.
El siguiente escalón en la carrera de Tellado fue el Parlamento. Elegido diputado en 2012, no tarda ni dos años en hacerse con la portavocía en la Cámara. El partido llevaba más de 100 días en silencio porque la entonces portavoz, Paula Prado –hoy, número dos del PPdeG—, guardaba silencio por su imputación en la Operación Pokémon, de la que acabaría saliendo judicialmente indemne, aunque la grabación en la que hablaba de los “regalos de la hostia” que ofrecían las empresas concesionarias sigue persiguiéndola.
Dos años más y Tellado alcanza la mayor responsabilidad posible, siempre por debajo de Feijóo: la secretaría de Organización del PPdeG, un puesto equivalente al que, a partir del congreso popular, desempeñará en el ámbito estatal. En Galicia lo ejerció con firmeza durante seis años, hasta su traslado a Madrid. Tan pronto aterrizó, el presidente del PP lo nombró vicesecretario de Organización, un cargo desde el que trabajó en afianzar el apoyo territorial al nuevo líder mientras diseñaba la campaña de las generales, convencido —como toda la expedición gallega— de que la siguiente estación era la Moncloa.
Pero no fue así, y tras apenas siete meses en el puesto, Feijóo lo colocaba como portavoz en el Congreso, ese cargo que seguramente nunca hubiese ejercido si los populares hubiesen gobernado y que le ha permitido mostrar su faceta más hooligan, la misma que le hizo ganar puntos en el Parlamento gallego. Si toca bronca, ahí Tellado está en su elemento y cuando saca la artillería —¿cuándo no?— deja como meros aficionados a reputados halcones como Rafael Hernando o Cayetana Álvarez de Toledo.
Desde su nombramiento, las polémicas en las que se ha sumergido son incontables. Como es imposible nombrarlas todas, nos quedamos con dos botones: cuando mostró desde el escaño las fotos de una docena de socialistas asesinados por ETA o cuando negó la agresión sufrida a bordo de un tren por el después ministro Óscar Puente. Y todo con maneras más propias de un central leñero que de quien fue presentado por Feijóo en 2016 como “el Iniesta del PP”. No convencía ni a los suyos. “¡A morder!”, escribía incluso la prensa afín cuando lo nombraron portavoz.
Su último servicio al frente del grupo parlamentario acabó en un nuevo chasco. La ronda de reuniones con el resto de partidos, para sondear una posible moción de censura tras la entrada en la cárcel de Santos Cerdán, se desinfló casi antes de empezar. Era difícil encontrar entre ellos uno solo al que Tellado no hubiese agraviado a lo largo de los dos últimos años. Tras el congreso del PP, Tellado recogerá los bártulos y cederá la portavocía a Ester Muñoz. Vuelve a Génova a tratar de preparar una victoria electoral para la que, de momento, sigue sin haber ni siquiera convocatoria.