
Los Comuns rubrican su ruptura con el PSC en Barcelona y llaman construir un «frente de izquierdas amplio» para 2027
La líder de la formación en la capital catalana, Janet Sanz, ha asegurado que el la alcaldía de Jaume Collboni supone “una alfombra roja para los especuladores”
Collboni se queda solo con el PP y no logra aprobar las pistolas eléctricas para la Guàrdia Urbana de Barcelona
Barcelona en Comú celebra este fin de semana su primer congreso, justo cuando se cumplen 11 años desde que se presentó públicamente como partido y quince desde que se empezó a idear la formación. Años después y habiendo dejado atrás la época en la que gobernaban el Ayuntamiento y el liderazgo de Ada Colau, se han propuesto refundar su ponencia política.
Una de las decisiones de los Comuns ha sido dar carpetazo a su relación con el PSC y este fin de semana han rubricado la ruptura con el partido con el que gobernaron durante casi dos legislaturas completas. “El funcionamiento de los grandes lobbies económicos en Barcelona encuentran en el gobierno municipal del PSC un perfecto aliado”.
Esta declaración forma parte de una ponencia política que ha presentado la líder de los Comuns en la ciudad, Janet Sanz durante el congreso y que ha sido aprobada por 142 votos a favor, 0 en contra y 2 en blanco.
La formación se ha planteado este primer congreso como “un cruce estratégico” para que “el despacho de la alcaldía no siga siendo una alfombra roja para los especuladores”. Por ello, apuestan por construir un “frente de izquierdas amplio”, sin dar nombres de ninguna formación, pero excluyendo explícitamente a los socialistas.
De esta manera, los Comuns destierran al PSC del “pacto de gobierno progresista” que habían intentado conseguir también con los republicanos desde las elecciones. Este gesto es el colofón de meses de reproches cruzados entre ambas formaciones.
Es una declaración de intenciones que sigue la línea del últimatum que lanzó el partido a Collboni después del intento de desalojo de dos edificios ocupados en Vallcarca, en los que viven 40 personas, 13 de las cuales menores. “Si no se para el macrodesahucio, no hablaremos de la modificación de crédito, ni de las ordenanzas fiscales ni de los presupuestos, como tampoco de planes urbanísticos”, aseguró Janet Sanz, pocas horas después de que el desalojo fuera suspendido y de que el consistorio comunicara que pediría una orden judicial para vaciar las fincas.
Los Comuns, pues, pretenden afianzar así una dinámica del ‘no a todo’ en esta legislatura que, en su primera mitad, ha estado caracterizada por enfrentamientos entre ambas formaciones, pero también por pactos significativos. Los Comuns facilitaron la aprobación de las ordenanzas fiscales -no así de los presupuestos, que están prorrogados-, pacto que se tradujo en un acuerdo en el Parlament para modificar, entre otras cosas, la tasa turística. También acordaron reducir dos terminales de cruceros -para enmendar la ampliación de dos terminales que se firmó bajo el último gobierno de Colau- y una regulación del alquiler de temporada en la ciudad a través del planteamiento urbanístico.
De hecho, fue la negociación de los presupuestos la que hizo saltar todo por los aires y lo que acabó de dinamitar cualquier posibilidad de entendimiento. Desde entonces, todo han sido reproches. Sobre todo, centrados en las políticas de vivienda y de control del turismo del consistorio barcelonés.
La voluntad de Collboni de reformar el 30% –una de las normas que, aunque no llegó a funcionar nunca del todo fue insignia del gobierno de Colau- o lo que los comuns describen como “excesiva permisividad y complicidad” con Airbnb son los dos principales campos de batalla entre ambos.
“Es una política que, ante una grave crisis de inflación y vivienda regala el centro de la ciudad a la Formula 1, que perdona sanciones a Airbnb y quiere ampliar el aeropuerto en plena emergencia climática”, ha sentenciado Sanz. “Llevamos dos años perdidos para la gente, pero muy útiles para los lobbies”.
Igual de contundentes se han mostrado los Comuns con el PSOE, partido con quien mantienen un pacto de gobierno a través de Sumar. “Los casos de corrupción que les salpican vuelven a poner en evidencia la corrupción estructural del bipartidismo”, ha afirmado Sanz. “La corrupción es una subversión del sistema democrático, que pone intereses privados por encima del interés general y permite a los poderosos perpetuar el statu quo y los sistemas de impunidad”, ha remachado.
Estas afirmaciones se dan apenas tres días después de la reunión que mantuvieron Sumar y el PSOE tras el estallido del escándalo del ex secretario de organización socialista Santos Cerdán. A pesar de que los de Yolanda Díaz aseguraron que no se habían producido avances, también mostraron la voluntad de no romper la coalición y conseguir que la legislatura llegara a su fin, en 2027.