Roma afeó al Opus Dei que se aireara el principio solución sobre Torreciudad antes de cerrar un acuerdo

Roma afeó al Opus Dei que se aireara el principio solución sobre Torreciudad antes de cerrar un acuerdo

León XIV estudia desde hace semanas la última propuesta del obispo de Barbastro de renunciar al complejo a cambio de que la Obra no lo gestione y que llegó al conocerse oficiosamente los términos del arreglo diseñado por el emisario papal

El obispo de Barbastro pide al Vaticano que tome el control definitivo de Torreciudad y excluya al Opus Dei

Las maniobras y estrategias en torno al complejo de Torreciudad –un polo de atracción masiva de peregrinos y, por lo tanto, de un flujo millonario de dinero– han irritado al Vaticano. Y más el hecho de que se aireara un principio de acuerdo ideado por el emisario papal, Alejandro Arellano, que salvaba la cara al Opus Dei y pintaba al obispo de Barbastro, Ángel Pérez Pueyo, como virtual perdedor de la disputa por el santuario.

Tras circular ese supuesto arreglo, llegó la última propuesta de la diócesis de Barbastro-Monzón sobre el futuro de Torreciudad que el entorno de Pérez Pueyo no considera una bravata del obispo, ni un golpe de efecto desesperado ante la inminente resolución de Roma, sino –afirman– un intento de encontrar la mejor solución para un lugar de peregrinación “que debe ser de todos y para todos”. Pérez Pueyo ha optado estos días por el silencio frente a quienes le acusan de querer interferir en una decisión que desde ámbitos cercanos al Opus Dei consideraban ya tomada, y que distintas filtraciones podrían haber echado por tierra.

De hecho, tal y como ha podido saber elDiario.es, el principio de acuerdo sobre el que trabajaba el comisario plenipotenciario para el complejo de Torreciudad, y que había discutido con el propio León XIV durante un encuentro celebrado el pasado 6 de junio, llegó a algunos medios que lo airearon como una rotunda derrota del obispo frente al Opus Dei.

Una propuesta que apuntaba a que Torreciudad se convertiría en santuario diocesano, y que el obispo podría nombrar al rector, pero entre una terna propuesta por la prelatura, a la que se cedía la gestión de Torreciudad. A cambio, el Opus incrementaría sustancialmente la aportación que anualmente ofrece a la diócesis, mientras que la talla original de la Virgen, venerada desde hace mil años en la zona, peregrinaría dos veces al año hasta la ermita original.

La filtración disgustó, y mucho, tanto a Barbastro-Monzón como al Vaticano. De hecho, la Santa Sede ha hecho llegar su malestar por la misma, que en círculos romanos se vincula a entornos cercanos al Opus Dei. A lo largo del pasado mes de junio, el comisario pontificio, Alejandro Arellano, se reunió tanto con el Papa como con las partes (Opus y diócesis, por separado) para un último diálogo en torno a las visiones encontradas respecto a Torreciudad.

Fue en uno de esos encuentros, celebrado el 23 de junio, en los que la diócesis presentó su última propuesta, muy parecida a la que todos buscan, excepto en una cuestión: que sea la Santa Sede, y no el Opus, quien se haga cargo de todo lo referente a la gestión, incluida la patrimonial, del complejo. Algo que, pese a que la tesis oficial sea la de aceptar la resolución que venga del comisario pontificio, no está dispuesto a aceptar la Obra.

Pérez Pueyo llegó a aceptar que la diócesis se desprendiera de parte de su territorio diocesano para convertirlo en santuario internacional, bajo la tutela de Roma, renunciando a cualquier contraprestación económica. Una cuestión que, por parte de la diócesis, nunca ha estado sobre el papel: Barbastro jamás ha pedido dinero por Torreciudad, sino, insisten desde la diócesis, una solución justa y que defendiera los derechos históricos, jurídicos y pastorales del territorio diocesano. Algo que, como el tiempo ha demostrado, no está blindado con la situación actual.

La propuesta, enviada por conducto oficial, lleva ya tiempo en las manos del papa León, que será quien finalmente tome la decisión, que ha estado marcada por las presiones para que se zanjara el conflicto a lo largo de esta semana, coincidiendo con los 50 años de Torreciudad. Ahora, todo depende de Prevost.

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