
El PSOE tiene claro que debe resistir pero aún no sabe cómo
‘Política para supervivientes’ es una carta semanal de Iñigo Sáenz de Ugarte exclusiva para socios y socias de elDiario.es con historias sobre política nacional. Si tú también lo quieres leer y recibir cada domingo en tu buzón, hazte socio, hazte socia de elDiario.es
Básicamente, la política consiste en dos cosas. Me refiero a la política entendida como competición entre partidos, las estrategias más utilizadas, las prioridades de los líderes (no la política entendida como instrumento para mejorar la vida de la gente). Se trata de aprovechar las olas favorables intentando que te lleven lo más lejos posible o de aguantar la tormenta como sea cuando todo se tuerce y esperar a que se dispersen las nubes.
Este fin de semana, el PSOE y el PP simbolizan las dos tendencias opuestas. Los socialistas han celebrado un Comité Federal con el que intentar tapar el agujero que ha abierto Santos Cerdán. ¿Agujero? Más bien, la Fosa de las Marianas. Ha habido muchos cambios en la Ejecutiva, de esos que dejan bastante frío al votante medio, que ni siquiera conocerá los nombres de los relevados y de los nuevos. Se ha impuesto el mensaje de que hay que resistir a toda costa y no dejarse llevar por el desaliento. Más que nada porque es difícil hacer grandes anuncios políticos cuando no tienes mayoría en el Congreso para aprobar unos presupuestos.
En el Partido Popular, cierran este domingo su congreso diseñado para que sea el prólogo de la campaña electoral. Todo a mayor gloria del líder con el fin de que no se repita la decepción de las elecciones de 2023, cuando creían tenerlo todo hecho. Lo que han decidido es pisar el acelerador y aprovechar el descrédito que supone para Pedro Sánchez todo lo que rodea al caso Cerdán. Guerra sin cuartel y dos huevos duros. Donde antes había un Miguel Tellado en el Congreso dejando un reguero de cadáveres a su paso, ahora habrá dos con el ascenso de Ester Muñoz a la portavocía del grupo parlamentario. En realidad, todos los dirigentes del PP van a salir a la calle disparando a todo lo que se mueva.
“Soy plenamente consciente de que estos días son difíciles para todos”, empezó diciendo Pedro Sánchez en su discurso del sábado en el Comité Federal. El día comenzó con otro golpe en toda la cara del partido con la información de este diario sobre las acusaciones de “conducta inapropiada” y “obscena” de varias mujeres a Paco Salazar, que iba a ser uno de los tres adjuntos de la nueva secretaria de Organización, Rebeca Torró, en la Ejecutiva.
Salazar ha sido uno de los hombres con más poder en Ferraz durante los mandatos de Sánchez y era también secretario general de Coordinación Institucional en La Moncloa. Ha renunciado a seguir en la Ejecutiva y en Presidencia del Gobierno.
Las conversaciones de José Luis Ábalos y Koldo García sobre las mujeres han supuesto un bajón increíble para las militantes y las votantes socialistas. Hablar de decepción es quedarse muy corto. Las políticas feministas siguen estando ahí, pero pierden credibilidad si se descubre que dirigentes del partido continúan tratando a las mujeres como objetos sexuales. Lo ocurrido con Salazar incide en el mismo problema. Sánchez animó a “las compañeras víctimas de estos acosos a que utilicen estos canales” de denuncia interna en el partido, “porque las vamos a proteger”.
A nadie le escapa que la conducta de Salazar ha sido conocida por la noticia publicada por elDiario.es, no por esos canales internos existentes en el PSOE.
Más allá de ponerse la armadura para que reboten las flechas, el PSOE aún no sabe cómo va a salir de esta. Esther Palomera ha contado que Sánchez envió el martes un mensaje en el chat donde están los miembros de la Ejecutiva. Era “un mensaje de clarísima resistencia”. La respuesta de los demás: “Las respuestas han sido corazones ❤️ y palmas 👏. Nadie se ha atrevido a poner a la gitanilla 💃”. Tampoco el emoji de la cara con el monóculo, añado yo. 🧐
La pregunta obvia es: ¿resistir cómo? Los cambios en la Ejecutiva sirven para desterrar al núcleo duro de los que acompañaban a Cerdán. Fuera de Valencia, nadie conoce a la nueva secretaria de Organización. Le han puesto dos adjuntos (antes eran tres con Salazar). Parece que se pretende que nadie acapare tanto poder como el que tenía Cerdán. No es un error, pero tampoco servirá por sí solo para reflotar la imagen del partido.
“El capitán no se desentiende cuando viene mala mar”, dijo Sánchez en el discurso. “Se queda a recuperar el rumbo”. Juro por lo más sagrado (las películas de Scorsese, por ejemplo) que el comienzo del artículo lo tenía escrito antes de su intervención. Lo que importa es que da igual cómo empiece un periodista su artículo. No es lo mismo si un político recurre a las habituales y gastadas metáforas marineras para sostener que los capitanes de los barcos no se tiran al mar en mitad de una travesía complicada. En todo caso, no habrá rumbo ni barco que dirigir si no hay presupuestos después del verano, y eso no depende sólo de Sánchez.
Feijóo saluda al personal del congreso del PP.
He estado este fin de semana en el congreso del PP. Cubrir congresos de partidos suele ser aburridísimo. Todo está planificado para que no haya ninguna noticia. Nada que no tengan previsto los organizadores del congreso. Es el típico momento en que los políticos no quieren ninguna sorpresa.
La ansiedad del PP por creer que está cerca de regresar al poder ha provocado el inevitable cierre de filas. Tanto que se hablaba de que habría un debate ideológico sobre los principios del partido y se ha quedado en nada. La ponencia política es la que Feijóo quería y se ha armado ignorando cualquier asunto que pueda revelar discrepancias internas. Las habría habido si se hubiera debatido sobre aborto y eutanasia, así que lo mejor era olvidarse del tema.
La ola favorable a Alberto Núñez Feijóo y a su apuesta por la confrontación total, que es una continuación de lo que hizo en Galicia para llegar al poder, ha pasado por encima de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña quería dar la batalla por mantener las primarias en el proceso de elección del líder del partido. Renunció, porque sabía que iba a ser derrotada. El partido se ha puesto en manos de Feijóo también para todo lo que tenga que ver con el momento en que no esté Feijóo.
El día anterior, Aznar nos devolvió a los tiempos del aznarismo más crudo. Ya no es que el PP se identifique a sí mismo con España. Con el discurso del expresidente, sin el PP no habrá democracia ni Constitución ni ley. El PP, que veía a distancia a Trump en su primer mandato, ahora ha adoptado por completo su discurso. El rival político es el mal absoluto.
Rajoy estuvo menos dramático, pero con la misma falta de honestidad que se le supone. Dijo que nunca se había visto nada parecido en España en términos de corrupción. Lo dice el mismo Rajoy cuyo ministro de Interior va a juicio en 2026 por la operación Kitchen. El presidente cuya cúpula policial investigaba de forma ilegal a los dirigentes de Podemos, como si fuera la policía política de un régimen autoritario. El Rajoy que disfrutó de la sede de Génova rehabilitada con dinero negro.
Aquí hay que tener cuidado. No se puede caer en el cinismo que consiste en afirmar que da igual lo que hayan hecho los colaboradores más estrechos de Sánchez porque el PP hizo cosas peores. Sin sufrir un ataque de apoplejía aznarista, es necesario defender que esa actitud destruye la democracia. Acaba con la confianza de los ciudadanos en las instituciones y les hace creer que no importa quién gobierne, ya que todos roban igual. Porque debemos tener clara una cosa. No será la izquierda la que se beneficie en las urnas de ese estado de opinión.