
Un equipo científico documenta intentos de comunicación entre ballenas jorobadas y personas mediante burbujas
Contacto voluntario – Los 39 anillos observados fueron generados por ejemplares solitarios que se aproximaron con calma a personas o pequeñas embarcaciones, sin signos de alimentación ni interacciones con otros cetáceos
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Ni uno solo. En las casi 5.000 grabaciones aéreas revisadas por investigadores en zonas clave de avistamiento, como Alaska, Hawái o la Antártida, no se registró ningún anillo de burbujas en ausencia de personas. Las cámaras documentaron interacciones entre ballenas y el entorno sin que aparecieran esos círculos acuáticos cuando no había presencia humana. Todo cambió cuando se acercaron nadadores o embarcaciones. En ese punto, los anillos surgieron con frecuencia.
Ese fue el detonante de un estudio conjunto entre el SETI Institute y la Universidad de California en Davis, publicado en Marine Mammal Science, que documentó con detalle cómo algunos ejemplares de ballena jorobada generan estos anillos, no para alimentarse, sino como posible forma de interacción con humanos.
Las ballenas podrían estar haciendo algo más que nadar a nuestro alrededor
El comportamiento observado se aleja del método tradicional de caza por burbujeo en grupo. Aquí los anillos son simétricos, creados por ejemplares solitarios en momentos sin actividad predatoria. En total, se analizaron doce episodios con 39 anillos distintos producidos por once ballenas. En la mayoría de los casos, los animales se acercaron voluntariamente a personas en el agua o a pequeñas embarcaciones antes de generar estos patrones circulares.
Los científicos del proyecto WhaleSETI buscan patrones comparables a señales inteligentes y ven en estos anillos un posible sistema de comunicación no sonoro entre ballenas y humanos
Las imágenes muestran movimientos suaves, acercamientos pausados y giros controlados alrededor de los observadores. A veces se asomaban a la superficie con el llamado spyhopping, como si quisieran comprobar qué hacían los humanos. En paralelo, la ausencia de anillos en contextos sin personas reforzó la idea de que estas burbujas no tienen una función alimenticia, ni forman parte de interacciones entre individuos de la misma especie.
El equipo del proyecto WhaleSETI, formado por expertos del Instituto SETI que investigan formas de inteligencia no humana, puso en marcha este trabajo para estudiar sistemas de comunicación no verbales. La idea es probar filtros que puedan aplicarse tanto al lenguaje animal como a posibles señales cósmicas.
Algunas jorobadas parecen querer establecer contacto de forma voluntaria
Fred Sharpe, investigador asociado en UC Davis y uno de los responsables del estudio, explicó que el hallazgo encaja con patrones complejos que se buscan en otras especies: “Las ballenas jorobadas viven en sociedades estructuradas, emiten vocalizaciones variadas, utilizan el aire como herramienta y cooperan con otros animales que están siendo acosados por depredadores”.
Una de las principales conclusiones del estudio apunta a que estos anillos podrían tener un propósito relacionado con la comunicación o la observación intencionada del comportamiento humano. En palabras de Jodi Frediani, fotógrafa especializada en fauna marina y coautora del artículo, que ha trabajado durante años con poblaciones de jorobadas en distintos océanos: “Hemos localizado una docena de ejemplares de diferentes partes del mundo que se acercaron de forma voluntaria a personas o embarcaciones y soplaron anillos de burbujas durante comportamientos curiosos”.
No hay certeza sobre el significado de los anillos
Ese interés por la interacción interespécies llevó al grupo a profundizar en otros trabajos previos. En 2021, los mismos investigadores reprodujeron cantos grabados a través de altavoces submarinos cerca de una ballena solitaria. El animal, llamado Twain, respondió con vocalizaciones similares, en lo que los científicos calificaron como un posible intercambio acústico.
Aunque aquellos experimentos estaban provocados por humanos, el comportamiento actual parece completamente espontáneo. De ahí que la creación de anillos fuera interpretada como un posible gesto intencionado. Además, los patrones de burbujeo individuales no aparecen nunca en registros sin humanos presentes, lo que refuerza su carácter diferenciado.
En la fase final del estudio, los autores plantearon la hipótesis de que los anillos podrían estar ligados a una forma de comunicación ajena al lenguaje sonoro. Según Laurance Doyle, científico del SETI Institute y también firmante del estudio, eso encajaría con una idea interesante que guía sus investigaciones: “Una de las suposiciones del estudio de inteligencia extraterrestre es que una civilización avanzada querría contactar con nosotros y nos enviaría señales específicas. Esta suposición se ve reforzada por la evolución independiente de comportamientos curiosos en ballenas jorobadas”.
Por ahora, no se conoce con certeza qué quieren decir los anillos ni qué función exacta tienen. Sin embargo, el hecho de que los animales los generen en entornos pacíficos y sin intención de alimentarse sugiere un vínculo social o exploratorio. La observación constante, tanto por parte de científicos como de personas en el mar, podría aportar pistas adicionales sobre la frecuencia y el propósito de este fenómeno.