De la Torre de Hércules a Punta Orchilla: once faros españoles que brillan por algo más que su luz

De la Torre de Hércules a Punta Orchilla: once faros españoles que brillan por algo más que su luz

No son solo torres que alumbran el mar y marcan el rumbo de los barcos, los faros son también historia, arquitectura y paisajes que merece la pena conocer; aquí una ruta por los faros españoles que destacan

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Durante siglos, los faros han servido como señales para la navegación, marcando costas peligrosas, cabos y entradas a puertos. ¿Te suena el famoso Faro de Alejandría, que es una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo? Pues se encontraba en la isla de Pharos, y de ahí viene el nombre de las torres que avisan a los marineros de los peligros desde entonces.

Desde aquellos tiempos han evolucionado mucho, pasando del fuego al aceite, de las lámparas de carburo a las lentes Fresnel, y finalmente a la electricidad y la automatización. En un país como España, rodeado de mar por casi todos sus costados, los faros han sido una pieza clave para la navegación. Entre península y archipiélagos sumamos miles de kilómetros de costa, y a lo largo de este litoral se reparten decenas de faros, algunos pequeños y funcionales, y otros imponentes y cargados de historia.

Pero qué tendrán los faros, que a veces van más allá de ser simples luces que giran. También son miradores, museos, referencias geográficas o incluso lugares donde ir a disfrutar de una bonita puesta de sol. En esta ruta hemos reunido once faros que no solo brillan por su luz, sino también por su historia, su ubicación o algún récord que los hace especiales.

Torre de Hércules (A Coruña)

La Torre de Hércules se encuentra en la costa de A Coruña, en Galicia, y es el faro romano más antiguo en funcionamiento del mundo. Fue construida en el siglo I d.C. y reformada en el siglo XVIII por el ingeniero Eustaquio Giannini, quien recubrió la estructura romana original con sillares de granito, dándole el aspecto que conserva hoy.


La Torre de Hercules, en Coruña.

La torre tiene 55 metros de altura y su luz alcanza las 24 millas náuticas. Está declarada Patrimonio de la Humanidad desde 2009 y, además de servir como señal marítima, se puede visitar por dentro y subir sus rampas y escaleras hasta la linterna, desde donde se obtienen amplias vistas sobre el litoral coruñés y el Atlántico.

Faro de Chipiona (Cádiz)

El faro de Chipiona impresiona solo con mirarlo. Es el más alto de España y uno de los más altos de Europa, con sus 62 metros de torre y 69 metros de altura en total. Levantado en el siglo XIX con piedra ostionera sobre terrenos donde ya hubo señales romanas, marca la entrada del Guadalquivir y es clave para guiar barcos hacia Sevilla o Cádiz.


Faro de Chipiona, en Cádiz.

Tiene 344 escalones que llevan hasta la linterna. Desde allí arriba, la vista es infinita: el Atlántico a tus pies, las playas interminables, la desembocadura del Guadalquivir junto a la cercana Sanlúcar de Barrameda… Su luz alcanza casi 40 kilómetros y destaca como uno de los grandes colosos del litoral andaluz. Se puede visitar reservando previamente en la Oficina de Turismo de Chipiona.

Faro de Estaca de Bares (A Coruña)

Aquí, en Estaca de Bares, se acaba el Cantábrico y empieza el Atlántico. Y viceversa. Es el punto más septentrional de la península, y se nota. El viento sopla casi siempre, las olas rompen con fuerza y el paisaje lo domina el mar. El faro es de mediados del XIX, aunque la zona tuvo señales marítimas mucho antes.


Faro de Estaca de Bares, en Coruña.

Además del faro, aquí hubo una estación radiofónica americana y una base meteorológica. Su luz se ve a 30 millas y su linterna, blanca, se alza a 101 metros sobre el nivel del mar. Es un punto de referencia no solo para los marineros, sino también para los visitantes que quieren conocer en profundidad la costa gallega.

Faro de Tarifa (Cádiz)

Si quieres plantarte en el punto más al sur de Europa, tienes que ir al faro de Tarifa. Está sobre la Isla de las Palomas, unida al continente por un istmo. El edificio actual de 1829 se asienta sobre una torre almenara del siglo XVI, que servía para avisar de piratas berberiscos.


Faro de Tarifa, en Cádiz.

Hoy, el faro de Tarifa es moderno, con una óptica montada sobre cuba de mercurio que gira suavemente para enviar destellos. Es también un lugar estratégico: aquí se juntan Atlántico y Mediterráneo. Y aunque la isla es zona militar, se han abierto visitas guiadas que permiten pisar uno de los lugares más simbólicos del Estrecho.

Faro de Punta Orchilla (El Hierro, Canarias)

En El Hierro, casi en ‘el fin del mundo’, se alza Punta Orchilla. Este lugar marcó el Meridiano Cero en los mapas antiguos, antes de que Greenwich le robara el protagonismo. El faro empezó a construirse en 1924 y se encendió en 1930. Su silueta de piedra volcánica se recorta sobre un mar inmenso, en un entorno en el que no hay absolutamente nada.


Faro de Punta Orchilla, en El Hierro.

Está completamente aislado, lejos de núcleos urbanos. Las noches aquí son puro espectáculo: cielos llenos de estrellas y silencio absoluto. Punta Orchilla no es un faro más, es todo un hito en un paisaje que parece sacado de otro planeta y en el que realmente uno se siente en el borde del mundo. Es, de hecho, el faro más occidental de España.

Faro de Cabo Vilán (A Coruña)

El faro de Cabo Vilán se encuentra en la Costa da Morte, en la provincia de A Coruña. El faro original fue construido en 1854, pero tras el naufragio del HMS Serpent en 1890 se decidió edificar uno nuevo, que se inauguró en 1896. Fue el primer faro eléctrico de España.


Faro de Cabo Vilán, en Coruña.

Tiene una torre octogonal de 24 metros de altura, situada sobre un promontorio rocoso. Su luz alcanza 28 millas náuticas. Junto al faro se encuentra un edificio que alberga un pequeño centro de interpretación dedicado a los naufragios y a la historia de la navegación en la zona.

Faro del Cap de Creus (Girona)

El faro del Cap de Creus está situado en el cabo homónimo, en la provincia de Girona, y marca el punto más oriental de la península ibérica. Fue inaugurado en 1853 y está construido a una altitud de 87 metros sobre el nivel del mar.


Faro de Cap de Creus, en Girona.

Su torre mide 11 metros y su luz alcanza 22 millas náuticas. El faro se encuentra en el Parque Natural del Cap de Creus, una zona protegida con formaciones geológicas singulares y calas cercanas, lo que lo convierte en un lugar privilegiado y, en consecuencia, muy visitado.

Faro de Cabo Touriñán (A Coruña)

Cabo Touriñán es el lugar donde, durante unos días en primavera y otoño, se pone el último sol de Europa continental. Es el punto más occidental de la España peninsular, más aún que Fisterra, aunque menos famoso. Aquí hay dos faros: el viejo de 1898 y uno moderno de 1981.


Faro de Cabo Touriñán, en Coruña.

El lugar es pura soledad. El viento suele soplar fuerte, las olas baten sin descanso y el mar se pierde en el horizonte. Subir al cabo al atardecer es toda una experiencia: la luz dorada cae sobre las rocas y el océano parece infinito. Touriñán es el faro de los románticos que buscan atardeceres sin multitudes.

Faro de Punta Nati (Menorca)

El entorno de Punta Nati, en Menorca, es árido, pedregoso y casi lunar. Se construyó tras el naufragio del vapor francés Général Chanzy, en 1910, para evitar más desgracias en esa costa traicionera. El faro es sencillo, de piedra y líneas austeras, perfectamente integrado en el paisaje.


Punta Nati, en Menorca.

Pero lo que lo ha convertido en lugar de peregrinación son sus espectaculares atardeceres. Cada tarde, decenas de personas se acercan hasta allí para ver cómo el sol se hunde en el mar. En verano, incluso restringen el acceso para evitar aglomeraciones. Es uno de esos rincones que dejan huella y fotos para el recuerdo.

Faro de Cabo Peñas (Asturias)

El faro de Cabo Peñas no es solo un faro: es un balcón al Cantábrico. Está sobre acantilados altísimos y marca el punto más septentrional de Asturias. Fue inaugurado en 1852 y es el faro español con mayor alcance luminoso, hasta 35 millas náuticas, unos 65 kilómetros mar adentro.


Faro de Cabo Peñas, en Asturias.

Hoy alberga un centro de interpretación sobre el mundo marítimo. Y aunque ya está automatizado, fue uno de los últimos faros de España en dejar de tener farero. Desde sus alrededores, el mar Cantábrico se ve tan salvaje que uno entiende por qué aquí siempre hay historias de naufragios.

Faro de Punta de la Polacra (Almería)

En el Parque Natural de Cabo de Gata, sobre un cerro rojizo, se alza el faro de Punta de la Polacra. No es especialmente alto como torre, pero está a 281 metros sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en el faro a mayor altitud del Mediterráneo y de España. Su base está en el lugar donde antes estuvo la Torre de los Lobos, de época nazarí.

El paisaje es volcánico, árido y casi marciano. Llegar hasta el faro no es fácil: la pista es de tierra y el viento suele soplar con fuerza. Pero desde allí, las vistas son espectaculares. Mar, roca y silencio. Es uno de esos faros para aventureros que buscan rincones poco frecuentados.